Han tenido que pasar 45 largos años pero finalmente el sueño de igualdad de Martin Luther King se ha cumplido de la mano de Barack Obama y rodeado de un espíritu de esperanza, de fuerza y de ilusión.
El discurso de Martin Luther King leído en las gradas del Lincoln Memorial durante la Marcha sobre Washington en 1963 y titulado «Hoy tengo un sueño» es un hito en la historia, pero no en la historia de la oratoria vacía y manipuladora, sino en la historia de las palabras que alimentan el Alma, de los ideales y de la lucha por un mundo mejor.
Es un discurso brillante que en los días que corren nos lanza un mensaje claro: quedan muchas causas por las que soñar y más tarde o más temprano todas se cumplirán. No hay ninguna duda de ello.
YES WE CAN.
Esto es un extracto del discurso y el vídeo del mismo (5′):
Hace 100 años, un gran estadounidense cuya sombra nos cobija hoy (se refiere a Abraham Lincoln), firmó la Proclama de la Emancipación. Este trascendental decreto significó un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio.
Pero 100 años después, el negro aún no es libre; 100 años después, la vida del negro es aún tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; 100 años después el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado de su propia tierra.
Por eso, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En cierto sentido, hemos venido a la capital de nuestro país, a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de los Derechos de Independencia, firmaron un pagaré del que todo estadounidense habría de ser heredero. Este documento era la promesa de que a todos los hombres les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Es obvio hoy en día que Estados Unidos ha incumplido ese pagaré en lo que concierne a sus ciudadanos negros.
No habrá descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que a los negros se les garanticen sus derechos de ciudadanía. Nunca podremos quedar satisfechos mientras nuestros cuerpos, fatigados de tanto viajar, no puedan alojarse en los moteles de las ciudades. No podremos quedar satisfechos, mientras los negros solo podamos trasladarnos de un gueto mas pequeño a un gueto más grande. Nunca podremos quedar satisfechos, mientras un negro de Mississipi no pueda votar y un negro de Nueva York considere que no hay por qué votar. No, no; no estamos satisfechos hasta que “la justicia ruede como el agua y la rectitud como una poderosa corriente”.
Hoy les digo a ustedes, amigos mios, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño americano. Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: “Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales”.
Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se pueden sentar juntos a la mesa de la hermandad. Sueño que un día, incluso el estado de Mississipi, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia. Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.
¡Hoy tengo un sueño!.
Sueño que un día, el Estado de Alabama, cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas y anulación de los negros, se convierta en un sitio donde los niños y niñas negras puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano.
Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual regreso al Sur. Con esta fe podremos esculpir de la montaña de la deseperanza una piedra de esperanza. Con esta fe podremos transformar el sonido discordante de nuestra nación, en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea, en cada caserío, en cada Estado, en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: “¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente, ¡somos libres al fin!.
Más información: El País
14 noviembre 2008 04:17
Ya me perdonareis, pero aunque me parece preferible Obama a McCain…me temo que lo de menos es quien gobierna incluso a Estados Unidos…creo que el verdadero juego no sale en los telediarios, Bancos Mundiales, Reserva Federal…en fin…me temo que la revolución nunca vendrá de un politico.
Saludos.
14 noviembre 2008 12:05
Totalmente de acuerdo. Si esperamos q un Mesias nos arregle el mundo lo llevamos claro. Por eso hemos hecho este blog y hemos elegido la frase de Margaret Mead.
Pero no vamos a negarle a Luther King q su sueño de igualdad se ha cumplido (al menos en teoría) y a Obama que su carisma ha resucitado la confianza y esperanza de la gente en el cambio.
De los «amos del mundo» hablaremos mucho en este blog a través de documentales que los analizan muy bien.
Las revoluciones se gestan abajo pero ojalá tb llegue la conciencia a todas las esferas de poder.
Yo creo q será así, llamame optimista o abducida por los valores del 2012. Lo reconozco.
15 noviembre 2008 00:37
Hola María, es un placer leer un articulo tan interesante como el tuyo. Precisamente el día de las elecciones de los Estados Unidos estuve meditando en el discurso de Martin Luther King y pensaba en como éste había tenido resonancia con el paso de los años. En ocasiones, creemos que es inutil luchar contra tanta inujusticia que existe en el mundo, cuando no nos damos cuenta que quiza solo seremos los iniciadores de un efecto domino, me parece que a muchos de nosotros solo nos tocara sentar las bases que haran que generaciones posteriores logren y vivan el verdadero cambio, sin embargo la lucha sigue y uno debe vivir con la esperanza de que algun dia el cambio llegara tal y como lo vimos de manera tangible 45 años despues de haberse pronunciado ese memorable discurso. Como dices, hay muchos sueños por los cuales todavia soñar, asi como tú me uno a la voz de: yes, we can… saludos desde Yucatán, México.