Llega fin de año y ya nos asaltan las entidades financieras con ofertas y regalos para aportaciones a planes de pensiones o traspasos desde otra entidad. Vayamos al meollo del producto: se instrumentó en su día como un ahorro finalista en el que se premiaba la constancia, la inmovilización, el ahorro, etc…, pero con los cambios de legislación que ha habido la situación actual es la siguiente.
Según la edad del partícipe puede hacer aportaciones hasta un tope y estas aportaciones reducirlas de su base imponible en la próxima declaración de renta, con lo que su cuota del IRPF será menor, pero… es un dinero inmovilizado que no se puede tocar salvo los supuestos que contempla la Ley: muerte, invalidez y jubilación.
Además, se establecieron dos supuestos más para poder disponer de ese dinero: parados de larga duración (2 años, con certificado del INEM), o enfermedad de larga duración (2 años, con certificado del organismo competente en cada comunidad autónoma), pero las consecuencias son las mismas. Cuando se puede disponer del dinero hay que declararlo como rendimientos del trabajo. Si se dispone del capital todo a la vez, el estacazo de Hacienda puede ser de aúpa.
Si se dispone del dinero en forma de renta mensual no supone tanto pero también incrementa los rendimientos del trabajo. Si una persona, digamos ha estado aportando cantidades desde los 35 años y no le pasa nada desgraciado, debe esperar a los 65 años para recuperar su capital, por lo que durante 30 años habrá tenido menos base imponible y menos cuota a pagar en el IRPF, pero habrá estado pagando 30 años una comisión a la gestora que administra el Plan de Pensiones de alrededor del 1%, y esto es así vaya bien el plan o no.
Si rescata en su jubilación el plan en forma de capital y dependiendo de las aportaciones que haya hecho, puede soportar una carga fiscal superior al 40%. Si lo recupera en forma de renta mensual, se acumulará lo percibido en un año a sus rendimientos del trabajo, incrementando la base y por tanto la cuota. Lo dicho, pan para hoy y hambre para mañana.
3 diciembre 2008 10:22
Bueno, ya me queda claro que esto no es la opción más inteligente. Entonces ¿qué nos sugieres a los ciudadanos «normales» sin conocimientos de economía para tener ahorros en el futuro?
3 diciembre 2008 22:10
Los PIAS: Planes individuales de ahorro sistemático tienen las misma ventajas fiscales en las aportaciones que los planes de pensiones, pero no tienen el inconveniente de la falta de liquidez. En cualquier momento se pueden rescatar pasando, eso sí por caja de hacienda, por lo que se vuelve a la misma situación. Sí lo que queremos es ahorrar de cara al futuro, lo menos malo son los depósitos a plazo, renovando y/o ampliando a su vencimiento. Hay también infinidad de ofertas en banca electrónica con el dinero disponible, aspecto a tener en cuenta en épocas como ésta. La inversión en fondos, planes de ahorro en seguros y otras formas de inversión colectiva tiene el inconveniente de, que vayan bien, regular o mal, o aunque tengan una rentabilidad mínima garantizada, soportar una comisión de gestión, que siempre va en menoscabo de la rentabilidad total. En suma, productos líquidos y sin riesgo, es la mejor forma de hacer como la hormiga.
4 junio 2009 10:06
Pienso que lo mejor es comprarse un huertecico (ahora son más baratos).
Planta comida ecológica.
Ahorro de dinero ahora y después.
Ahorro en salud ahora y después.
Y cuando te jubiles, ya tienes una ocupación que no te acartone (compara la salud de los campesinos de 75 años y los abuelos de ciudad).
21 julio 2017 03:47
Lo del huertecito está genial… yo agregaría invertir en el aprendizaje de un oficio moderno, como reparar celulares o recuperar p.c. , mejor dicho, sacar tiempo para cultivarse a si mismo… incluso cultivar una comunidad.