¿Qué explicación les podemos dar a nuestros hijos el día que nos pregunten si existen o no Los Reyes Magos?.
Algunas veces me lo he planteado y siempre he llegado al mismo callejón sin salida: tanto si lo descubren ellos mismos como si te lo preguntan a ti directamente, la conclusión es que han estado creyendo en algo que no existe, al menos en el sentido que ellos pueden esperar, pues ni ningún rey entra en casa cada año para dejar regalos ni las cartas de deseos dadas a los mensajeros reales llegan a ninguna parte.
Pues bien, recientemente me ha llegado por mail un maravilloso cuento en el que un padre intenta explicarle a su hija este asunto cuando ella le suelta tan delicada pregunta. Me ha gustado y sorprendido tanto, que os lo presento para compartirlo con vosotros:
Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escuchar como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con miedo, le dijo:
– ¿Papa?
– Sí, hija, cuéntame– Oye, quiero… que me digas la verdad
– Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido– Es que… -titubeó Blanca
– Dime, hija, dime.– Papá, ¿existen los Reyes Magos?
El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.– Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?
La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo:– ¿Y tú qué crees, hija?
– Yo no sé, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso…– Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero…
– ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado!– No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca.
– Entonces no lo entiendo, papá.
– Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:
– Cuando el Niño Jesus nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
-¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
– ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:– Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero algo así sería tan bonito…
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:
– Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
– ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas.
Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.– No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
– ¡Sería fantástico!. Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
– Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños?, – preguntó Dios.
– Sí, claro, eso es fundamental, – asistieron los tres Reyes.
– Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
– Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron los tres cada vez más entusiasmados.
– Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:
– Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño, y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.
Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:
– Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.
Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:
– No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.
Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.
PD: no sé si este cuento es anónimo o no, si alguien conoce su autor por favor ¡decídmelo!
5 enero 2009 21:35
POR Q TENEMOS Q ENGAÑAR A LOS NIÑOS ELLOS SE SENTIRAN PEOR MEJOR DESDE UN PRINCIPIO NO LES HUBIERAMOS COMPRADO NADA ELLOS SUFREN
6 enero 2009 18:32
Bueno, pero para los que sí queremos mantener esa magia de la Navidad este cuento nos ofrece una solución muy salomónica.
Yo no sufrí nada con el descubrimiento de la no existencia de los Reyes y sí recuerdo muchos años de ilusión.
Pero por supuesto, esto es una opción muy personal de cada familia.
5 abril 2009 05:42
Muy lejos de la Navidad llega mi comentario, ¡pero es que me ha encantado el cuento! Y me ha dado la solución a la tan temida pregunta, cuando llegue.
Un beso. Me encanta vuestro blog colectivo.
26 noviembre 2009 23:46
NO fueron tres, ni se saben sus nombres. así que me parece que no hay necesidad de engañar a nadie para demostrar nuestro amor. Creo que incluir a Dios en una historia distorsionada lo ofende .Lea Mateo2:1-11.Y la magia o la astrología?
5 enero 2010 21:38
es san nicolas no es papa noel
6 enero 2010 04:30
Es muy malo engañar a un niño, no es el plan de Dios q nosotros engañemos, esta en los mandamientos de la Ley de Dios NO MENTIRAS, y además cuanto niño q en su familia no existen recursos para los regalos se levanta el 6 y descubre que no llegó nada.
Yo opino q es mucho mejor vivir en la verdad. La verdad nos hará libres.
6 julio 2010 16:15
muuuaaaa!!!!!q tengo 8 años noo existen muaaaaaaaa mi corazon se a roto muaaa!!!!
26 octubre 2011 18:34
que no entienden la magia de la navidad! es precioso contemplar la inocencia de los niños de como disfrutan y como se sorprenden al ver la leche y las galletas vacias
y todo el comedor lleno de regalos.
Que hay de las cartas para los reyes?
o el ratonzito perez! cuando un niño ya lo sabe ya no hacebnada de eso…
solo acompaña a sus padres de compras… y adios a la magia….
a un niño pequeño nunca le digan que no existen pero con 9 años hay que decirselo.
28 noviembre 2011 01:21
bonita historia ji ji
24 diciembre 2012 00:12
Mira me pareen ffatal los comentarios de: Elizabeth y Alan mira yo tengo 13 años y todaia cada dia de Navidad y cada dia de Reyes me sigo levantado con mucha ilusion como si volviera a tener 6 años otra vez aunk ya lo se desde hace 2 años. Mirad yo me entere por na profesora y al salir del cole se lo pregunte a mi madre llorando y mi madre con todo el dolor del mundo me lo explico, yo llore mucho pero todo eso fue verdad lo de los reye y san nicolas asi que… os animo a que sigais con esta tradicion con vuestros hijos;)
2 enero 2013 22:38
Estoy de acuerdo con tigo tengo 12 años y me levanto con muchisima ilusion!!! ademas si no se hiciera la tra
2 enero 2013 22:30
A mi me lo contó una amiga de clase. Pasados unos días les pregunté a mis padres y me dijeron que como los reyes magos no podían repartir regalos a todos los niños del mundo colocaron a los que mas quieren en el mundo a los niños los padres y que hacen de mensajeros de los reyes. Yo me enteré con 10 años y desde entonces lo intentamos hacer mas divertido con bromas a la hora de repartir los regalos. Un poco de tristeza a mi me dio pero no enseguida si no al año siguiente aunque ahora como siempre lo organizo yo es mas divertido pensar que broma le voy a poner a cada uno de mi familia.
12 diciembre 2013 00:20
Este cuento de la verdadera historia de los Reyes Magos fue escrito por mí en en 1987 para un concurso literario del colegio de mi hija. Tengo pruebas de ello y conservo el original. Se distribuyó entre amigos y familiares y con el paso del tiempo en algún momento aprovechando la existencia de las redes sociales ha llegado a ser distribuido por diferentes webs y blogs.
6 enero 2015 21:50
Gracias Pedro es muy bonito
13 noviembre 2015 20:35
Pues mira yo tengo 8 años y hasta hace dos días no me he enterado. Yo se lo bonito que es levantarte por la mañana con esa alegría y esa magia cuando te encuentras con los regalos, eso hay que vivirlo todas las personas. Yo me entere por mi amiga y cuando se lo pregunte a mama y me lo conto llore mucho porque a mi me han escrito cartas. VIVE ESA MAGIA.