En la ciudad belga de Riemst recordaran el día 25 de diciembre del 2008 durante muchos años porque ese día uno de sus vecinos usurpó el papel de Papá Noel. De hecho, el diario flamenco ‘Het Laatse Niews’ titulaba su edición navideña así: «Papá Noel vive en Riemst«.
La persona ganadora del último sorteo de lotería del Euromillón donó 3,75 millones de euros (la mitad exacta de su premio) a las familias necesitadas de su localidad a través del Centro de Ayuda local.
Y ¿quién es este bienhechor? ¿Acaso es un rico acomodado al que le sobran los billetes o un filántropo?.
No, se trata de un hombre completamente «normal»: soltero, de 50 años, padre de 2 hijos y que sabe perfectamente lo que es tener necesidades económicas.
Pero ninguna de estas características explica su generosidad. Otros cogerían el dinero, comprarían productos ostentosos (coches, joyas, …) y no donarían ni migajas.
La clave está en el nivel de conciencia de las personas, algo que no se puede comprar sino que viene incorporado como semillita cuando nacemos y que vamos alimentando o secando a lo largo de la Vida.
Este señor lo tenía, seguro que ha ido abonándolo con sus posibilidades en su pasado de escasez y cuando ha tenido la oportunidad, lo ha hecho florecer.
Su primer gesto ha sido extender cheques por valor de 1.000 litros de gasolina entre las 100 familias más necesitadas.
Desde aquí mi admiración más sincera a esta persona (yo no creo que sería tan altruista en esta situación) y mis felicidades a toda la ciudad. Ojala pequeños milagros como esté se multipliquen y los medios de comunicación nos lo hagan llegar y no sólo las historias de avariciosos sin fin como el estafador Madoff.
Y recordamos que esta solidaridad también funciona a la inversa, como el caso de una comunidad entera que pagó el costo de la operación en EEUU de un niño de Zaragoza.
Todos tenemos estas semillas y seguro que el 2009 y los cambios que se avecinan son un buen abono para que germinen.
Vía: El Mundo