No sé si Darwin era amigo de los toros o no, pero, según esta viñeta de Forges, está llorando al contemplar a dónde hemos llegado.
La evolución de la especie en un camino ascendente de inteligencia, humanidad y conciencia no es compatible con la fiesta nacional en la que un animal hervíboro, grande pero pacífico, es sometido a diferentes crueldades, antes y durante la corrida, para disfrute de «animales de dos patas» con la sensibilidad y la piedad en horas bajas.
Ni arte, ni valentía, ni cultura: INVOLUCIÓN
Más información: La tortura
En El dedo en la llaga: Animales y humanos ¿cómo les tratamos? Consecuencias y soluciones (capítulo 9)