Aquello sobre lo que hables es donde estás poniendo tu atención.
No hace falta ser muy listo para dejar de decir tonterías.
Ser sabio tampoco es emitir juicios espléndidos sobre la vida y los demás.
La sabiduría conjuga la palabra y el silencio preciso en cada momento,
porque sólo escucha la voluntad del corazón
y no atiende a las buenas intenciones de la mente.
Vía: Pensamientos desde el Umbral
En El Blog Alternativo: Perlas de sabiduría