Vivimos malos tiempos para la ostentación obscena de lujos y superficialidades, y no solo porque en esta ocasión no se lo pueda permitir la mayor parte de la población de los países “desarrollados”, que prefieren actuar como hormigas sensatas y no como cigarras cegadas del consumismo salvaje de las últimas décadas, sino porque el decrecimiento también es interno.
La época del ritmo de vértigo, los brillos, los excesos, el egocentrismo y el sentimiento de superioridad va a dar paso a otra más austera, slow, humana y cooperante, en la que se valora «los pequeños placeres» de la vida diaria y en la que predominará la oxitocina sobre la adrenalina.
Vuelve el pan de verdad, las nanas, el trueque, los paseos cogidos de la mano y volver a charlar con los amigos con calma.
Jordi Labanda lo borda en esta viñeta: es la hora de la NEOMODESTIA, pero con sinceridad.
Vía chiste: La Vanguardia
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