Nuestras creencias y actitudes ante la vida se asientan en la infancia como vimos en el relato del elefante encadenado, aunque afortunadamente también podemos modificarlas de adulto, si tenemos suerte…
¿Qué ocurre si analizamos lo que aprendemos de niños sobre los animales a través de los cuentos, libros de texto, medios de comunicación, familia y sociedad, y que ahora como padres reproducimos en nuestros hijos?
Lo que ocurre es que descubrimos que vivimos en un mundo totalmente ESPECISTA que nos adoctrina desde pequeños que somos los amos del mundo con todos los derechos sobre los seres vivos, que los animales son objetos para nuestro disfrute y comida, que son felices en su esclavitud y que su hábitat natural es estar encerrados.
Y todo esto sólo se sustenta desde la mentira. Nos lo muestran con estampas idílicas, sol brillando, y amplias sonrisas porque así se digiere mucho mejor. Pero llega un día en que los niños descubren que es fantasía, que los animales sienten dolor y que deberían vivir en libertad, y ese día sufren.
No hay ni un solo niño capaz de comerse su querido conejito con el que ha jugado los últimos meses, y mucho menos que pueda resistir la escena de matarlo y despellejarlo.
Y es un hecho que si fuésemos de «excursión pedagógica» a un matadero o una granja industrial pocos, adultos o niños, querrían seguir comiendo carne. Y si nos mostrasen cómo viven los terneros de verdad: sin ver nunca la luz del sol y separados al nacer de sus madres para que nosotros nos bebamos el alimento de su especie, tampoco podríamos beber su leche.
Esto no es terapia de choque, sino la realidad, simplemente querer ver el Matrix animal.
Los adultos somos resistentes a los cambios y nos cuesta perder «privilegios» sobre los animales , pero la actual generación de niños (índigos, cristal, …) es muuucho más sensible, consciente de la Unidad en la vida y sabios que nosotros, y ellos “saben” que el especismo no es una relación natural ni sana con los animales como lo sería esta: sin jaulas ni barbacoa…
Cuadro de Donald Zolan
En cualquier caso, todos los padres, omnívoros o vegetarianos, deberíamos estar atentos a los mensajes que llegan a nuestros hijos sobre los animales e ir trabajando otros conceptos y valores como respeto, compasión y libertad.
Si la crianza determina el tipo de mundo en que vivimos y la paz social, también puede cambiar nuestra visión y trato a los animales.
Y así, dentro de unas décadas, el que lea este post pensará que estos comportamientos son fruto de una pasada época oscura…
Fotos y más información: Think Vegan
En El Blog Alternativo: Liberación animal
3 junio 2010 04:45
yo soy vegana y tengo un hijo de un año y medio. Decidí que él iba a ser ovolacto vegetariano, no por un asunto nutricional, porque sabemos que ninguna otra especie toma leche después de la lactancia ni mucho menos come huevos de otra especie. Tuve que decidir eso porque no quiero que traten a mi hijo de freak en el colegio, no quiero que un compañero lo invite a merendar, la madre le ofrezca chocolatada y pan con manteca y cuando él diga que no, la mujer lo mire como si fuera un fenómeno. Me encantaría que ser un niño vegano sea mucho más fácil de sobrellevar de lo que es. Pero ¿habrá un colegio vegano? ¿habrá un colegio que muestre la verdad alguna vez? ¿o siempre los niños van a tener que ir a cumpleaños donde comen basura? ¿siempre los van a llevar de excursion al zoologico o a una granja de cartón? Cuando era chiquita me llevaron a una de esas granjas, nos mostraron una nutria y nos preguntaron: «¿alguien sabe como matan a las nutrias para obtener su piel?» respondimos «con una escopeta» -«no las electrocutamos porque sino se les hace un agujerito»
3 junio 2010 10:45
Hola Martina
Nadie más que tu puede decidir cómo alimentas y crías a tu hijo. Te aconsejo que te leas el cuento del sapo y que tengas en cuenta que cada vez más niños son celiacos y tienen intolerancia o alergias a la leche, es decir, la sociedad entiende cada vez más que hay personas con alimentación diferente por enfermedad o decisión.
En los cumples, los niños veganos pueden llevar su mini brick de leche vegetal, etc. o ser flexibles por un día. Y en muchos colegios sí elaboran dietas especiales.
Hay muchos caminos antes de dejar de hacer algo que consideramos beneficioso para nuestros hijos y por otro lado, el resto de las madres tampoco consideran que ofrecen «basura» a sus hijos.
Una postura respetuosa, explicar nuestros motivos cuando nos preguntan, con claridad y tolerancia, y dar ejemplo de otro tipo de alimentación rica, sana y ética es un buen camino.
Saludos
5 mayo 2011 15:30
martina, creo que tus miedos son muy fundados, pero, como experiencia personal… yo sufrí de bully toda mi primaria siendo omnivora… imagino que tu hijo no tendría mas problemas de los que tiene hoy en día un niñito de rasgos asiáticos, obeso, de color o de una religión minoritaria…
el comentario seria muy triste salvo porque es allí cuando el verdadero temple de tu hijo estará a prueba y con algo de suerte se hará de amigos inseparables que lo protegerán del maltrato…
una escuela Vegana me parece una pésima idea, porque seria reafirmar que no son como el resto de nosotros… ademas que se perdería la variedad cultural, que los niños oigan las dos campanas para poder tomar su decisión de adultos…
se que eres una mama fuerte y que tomaras esto a modo de comentario y no le darás mayor relevancia de la que tiene… una amiga vegetariana te envía un beso gigante
5 mayo 2011 15:51
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