El ser humano gasta un mínimo de 2.400 Kcal. al día sólo por existir. A esta cantidad se la conoce como el equivalente de energía y representa la mínima cantidad de energía que requiere nuestro organismo para mantenerse vivo y realizar unas cuantas funciones elementales, como cazar para alimentarse o recolectar. Desde el punto de vista energético, un ser humano puede equipararse a una bombilla de 100 W, permanentemente encendida.
Hace unas 65.000 generaciones el hombre comenzó a incrementar esta cantidad de energía necesaria por cápita ya que añadió el gasto provocado por el uso de ciertas tecnologías como por ejemplo el fuego; así pudo cocinar sus alimentos y calentarse. Más adelante aprendió a utilizar la energía del viento y del agua para mejorar aún más su forma de vivir, pudiendo navegar, moler granos de cereal para fabricar harina y con eso preparar pan y alimentos.
Éste aumento continuo del gasto energético ha crecido de forma espectacular durante las últimas 8 generaciones hasta llegar a la cifra actual: El gasto energético per cápita en un país desarrollado está sobre los 56 equivalentes de energía y alrededor de los 6 en los países en vías de desarrollo.
La tierra es un sistema finito. Si el continuo crecimiento de la demanda de energía no sufre una corrección podemos prever una situación de colapso en un futuro no muy lejano. El incremento indiscriminado del gasto energético no sólo tiene consecuencias en el hecho de que agotamos los recursos naturales sino que es el responsable directo de efectos tan negativos para el medio ambiente como el calentamiento global o la lluvia ácida.
Los ecologistas utilizan una ecuación que modela el impacto de una población sobre el medio ambiente, la fórmula “IPAT”:
I = P• A• T
Impacto = Población • Abundancia económica • Tecnología
Significa que el impacto (I) que genera una población en el medio ambiente es función directa de su medida (P), de su nivel económico (A) y del papel de la tecnología (T).
Según los últimos informes de la ONU, la población mundial se cifra en unos 6.800 millones de personas. Las previsiones son que supere los 7.000 millones en tres años y que alcance los 9.000 millones en el año 2050. Por tanto no es de esperar que el factor P haga mucho por reducir su impacto.
Si queremos reducir o estabilizar el impacto, nos queda la opción de incidir sobre los otros factores: el nivel económico y la tecnología.
Por lo tanto, debemos promover el desarrollo y uso de tecnologías más eficientes y respetuosas con el medio ambiente para reducir el impacto de nuestra sociedad en el entorno sin renunciar al nivel de bienestar alcanzado.
Claro está que ante el concepto de mantener el bienestar económico de nuestra sociedad se abre un complejo debate en el cual deberíamos plantear de antemano qué entendemos (o malentendemos) por bienestar y sobre todo analizar cuidadosamente de que manera está distribuido, temas creo para profundizar en posteriores posts.
Asumamos que en la presente reflexión se entiende bienestar económico como el acceso a la alimentación, vivienda, sistema sanitario, educación, etc…y no el consumo desmesurado de bienes de necesidad más que discutible.
Para resumir y como todo se entiende mejor con un ejemplo: las bombillas de bajo consumo iluminan con la misma eficacia que las bombillas convencionales pero reducen enormemente el gasto energético. Es una clara muestra de cómo una mejora tecnológica permite un significativo ahorro energético sin renunciar a realizar las mismas actividades.
No podemos por otra parte delegar todo el trabajo en la tecnología. No obtendremos ninguna mejora significativa si los avances tecnológicos no van acompañados de actitudes respetuosas y racionales por parte de los usuarios. Siguiendo con el ejemplo, debemos educar y combatir enérgicamente contra actitudes del estilo “como la bombilla gasta mucho menos que la anterior, la puedo dejar encendida todo el día”
Más información: BBC News
Más información: Red científica
Más información: Simplicidad Radical – Autor: Jim Merkel – Editorial: Francesc Ferrer i Guàrdia
4 mayo 2009 19:27
Artículo muy interesante. Tarde o temprano tendremos que elegir un camino. O ser egoísta o compartir, o ser autoritario o tolerante, o la venganza o el perdón. Creo que personas como Gemma pueden liderar los cambios de consciencia que necesitamos.
11 junio 2009 00:38
Este sitio web tiene mucha informacion yo les requiero a todos que lo puedan leer , ya que aqui se aprende mucho.
Que no se les olvide .Bye………..