Ylenia vuelve a El Lector Alternativo Opina con una reflexión intimista sobre el ritmo en todos los aspectos de la Vida, en lo musical, en la Naturaleza, en las relaciones humanas, …
Admiración, agradecimiento pero también quejas e incomprensión es lo que el ritmo evoca a Ylenia:
El ritmo. Curioso. ¿Cómo hablo de ti?
Resulta fácil encontrarte como acompañante de canciones, tatareando melodías, incluso las que nunca escuché y para las que siempre hay una primera vez. Es el modo más cotidiano de pasar un rato juntos. Pero si te escribo no es porque me acompañes en canciones.
Intento darte un pedacito de escritura porque mereces explicarte más allá de tu primera definición de diccionario. No solo de la música eres el dueño.
Tu formar parte de la vida va mucho más allá. Te percibo expectante, atento a cómo transcurren los días, los encuentros, las miradas, los silencios y las decisiones más o menos acertadas.
Encaminas objetivos, deseos y realidades. Esto lo haces casi del todo bien. Pero tengo que decirte que también he observado que vas dejando a quién te busca en soledad. Basta que alguien confíe en que algo sigue su ritmo, para que tu, a golpe de azar, te aventures a cambiar el rumbo de los hechos.
Me gustaría saber porqué lo haces, si es una orden de tu superior, el señor Destino, o simplemente, eliges a tus colegas o no en función de algún desconocido prejuicio. Esto no es todo.
Ahora hablemos de una situación embarazosa, de la menos esperada. Aquí te encuentro también. Estás en medio. Entre aquellos que callan queriendo gritar y los que gritan queriendo no ser escuchados. ¿Por qué no compensas éstas situaciones? Equilibras emociones, sí, pero al susceptible le dejas para el final y al incomprendido le enseñas como solución la ira.
Tengo que decirte que cuando el corazón es el protagonista no espero tu llegada. No confío en tú disciplina. Sé que te gustan los encuentros irónicos y prometidos de eternos soñadores y que das esperanza a los sueños de aquellos que aburrieron pensar.
¡Qué más decirte! Empiezo a reconocerte cuando formo parte en las conversaciones. Entre las palabras indecisas que no se atreven y la espera de quién te escucha dibujando una respuesta en su mirada. ¿Y en los días? También tienen tu sello.
La rutina es rítmica. Aquí te coordinas muy bien para parecer siempre idéntico al día anterior. Acabas tu compás del martes para iniciar el mismo el miércoles.
¿Qué haces cuando te rompemos la rutina? ¿Cuándo te arrebatamos las riendas queriendo componer una nueva canción? ¿Nos acompañas en la percusión, en la guitarra, o tal vez maracas? Yo quiero componer de nuevo. ¿Te adaptarás a mi partitura? ¿Te sentarás a mi lado para componer un pedacito de estrofa? Ven, quiero que oigas algo…
Ilustración: Damien Frost
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