HORARIOS 1/2: «Estar más horas en el trabajo no significa trabajar más». Opiniones del experto Ignacio Buqueras y entrevista

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tiempo al tiempo - HORARIOS 1/2: "Estar más horas en el trabajo no significa trabajar más". Opiniones del experto Ignacio Buqueras y entrevista

«La jornada de trabajo tiene la culpa de que los españoles durmamos
53 horas menos que la media europea y tengamos la mayor
siniestralidad laboral. Y, lo que es más importante, que
LOS NIÑOS ESTÉN ABANDONADOS y por eso se dé el
mayor fracaso escolar del continente»

«Trabajamos 200 horas más que en Europa
y somos los menos productivos»

«No es posible que la gente salga de sus casas a
las siete de la mañana y vuelva a las nueve de la noche.
Además, no siempre hemos tenido estos horarios»

«Las mujeres son las grandes víctimas de estos horarios junto a los
niños. Esta es una revolución silenciosa y estamos invitando a las
mujeres a que empiecen a decir BASTA A LOS HORARIOS MACHISTAS»

«Si los ministerios cerrasen a las seis de la tarde, como ocurre
en otros países, se ahorraría mucho dinero en coste energético»
Ignacio Buqueras

Ignacio Buqueras y Bach es presidente de ARHOE, Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, autor de «Tiempo al tiempo» y un hombre con un discurso incómodo para políticos, empresarios y sociedad en general porque aunque estemos orgullosos de que “Spain is different”, la realidad es que los irracionales horarios de este país deterioran nuestra calidad de vida y, además, merman la productividad.

Los españoles dormimos menos que el resto de los europeos porque nos levantamos a la misma hora pero nos acostamos más tarde, trabajamos de media unas 230 horas más, somos menos productivos y con mayor índice de siniestralidad laboral.

Obviamente, estos hábitos nacionales tiene consecuencias económicas, sociales y sanitarias evidenciando que “different”, pero peor en muchos aspectos, no es ningún motivo de orgullo.

Aunque muchos creen que este ritmo de vida es intrínseco a la genética española, la Comisión asegura que hasta los años 30 del siglo XX compartíamos horarios con el resto de Europa: se almorzaba al mediodía y se cenaba a las ocho. El cambio se produjo por la necesidad de pluriempleo y porque en la posguerra, los almuerzos largos eran símbolo de riqueza frente al hambre de la época anterior.

Los objetivos de la Comisión son que la ecuación de calidad de vida 8 x 8 x 8 sea una realidad: 8 horas para el trabajo, 8 para dormir y 8 para la vida personal o familiar y los culpables de que esto no se cumpla son los siguientes:

1. Presentismo laboral
Consideran que la cultura española de “calentar la silla” en el trabajo es tercermundista y hay que sustituirlo por una cultura de la eficiencia.

2. Política empresarial autoritaria

«Recomendamos a los empresarios que renueven su modelo de mando, haciéndolo menos autoritario y más dialogante; que se esfuercen por lograr un equipo de personas comprometidas y entusiasmadas con su trabajo; que atiendan en lo posible a sus requerimientos personales y familiares. Tiene que haber en las empresas un ambiente menos coercitivo, más relajado; ambiente que, sin duda, será más productivo»

3. Largos almuerzos
Abogan por descansos al mediodía de máximo 1 hora y llegar así antes a casa o dedicarse a otras tareas personales.

«El mundo actual está globalizado y es muy competitivo. Con aquellos países que interrumpen a mediodía su trabajo para almorzar, entre las doce y la una, perdemos el contacto hasta las cuatro o las cinco de la tarde, que es nuestra hora de vuelta tras la comida. Así pues, durante cuatro horas perdemos todo contacto ¿Nos lo podemos permitir?»

4. Reuniones demasiado largas

5. Horarios partidos y poca flexibilidad
Ellos proponen unos horarios que comenzasen entre las 7:30 y las 9:00 de la mañana y que terminasen entre las 16:30 y las 18:00.

«Cada vez más empresas se apuntan a la jornada continua, y no son las menos productivas. IBM, presidida por una mujer, ya tiene flexibilidad de horarios, jornada continua y procura no convocar una reunión después de las cuatro. Además, los jóvenes empiezan a primar el tiempo sobre el dinero»

Y coherentemente con estos planteamientos de trabajar menos pero mejor y vivir más, juzgan como un retroceso la jornada de 65 horas semanales que sugirió la Unión Europea y critican que se utilice la crisis como excusa para ampliar los horarios laborales.

«Es erróneo pensar que porque estemos en crisis haya que trabajar más horas. Es cierto que hay que hacer un esfuerzo, pero éste no está en relación al tiempo que pasemos en la oficina, se trata de optimizar la jornada laboral para ser más eficientes»

Las consecuencias principales del suspenso español en conciliciación laboral-personal es la ausencia de ambos padres del hogar y la soledad de los hijos con todo lo que esto representa:

«Si mañana las abuelas y los abuelos hicieran una huelga de brazos caídos, este país se paralizaría. Indudablemente esto es un abuso. Luego está el problema de los «niños-llave»: llegan a casa a las cinco de la tarde y no tienen quién les atienda, sólo tienen la televisión e internet como compañía: estamos creando de juventud insatisfecha. Otro uso típico en los padres es apuntar a los niños a clases extraescolares para que no interfieran en su extensa jornada laboral. Para eso, no traigamos niños al mundo»

Por todos estos motivos, ARHOE realiza continuamente campañas como este vídeo, «Tiempo para todos«, y llamamientos a los políticos y a la sociedad para concienciarnos de la problemática y recordarnos que podemos mejorar mucho con un poco de voluntad por parte de todos los agentes sociales.

En esta entrevista de El País Negocios el 15-3-2009 titulada «Defendemos la cultura de la eficiencia, no la fidelidad perruna«, el Sr. Buqueras explica los avances conseguidos, las medidas solicitadas y las empresas que ya están cambiando y recuerda que el sistema laboral actual es absolutamente machista.

Desde luego, nos sumamos a la cruzada de la Comisión y de Ignacio Buqueras y esperamos que los próximos años sean testigos de una España menos «different» y más equilibrada.

¿Qué han conseguido en estos cinco años?
Después de celebrar 42 plenos, el último en el Senado, hemos conseguido estar presentes en los medios de comunicación, que saliera adelante el Plan Concilia y la publicación del Libro Blanco de los horarios en España. También que, tras nombrarse una subcomisión en el Congreso de los Diputados para estudiar el tema de los horarios, ahora hemos promovido otra comisión para seguir profundizando, avanzando, y que el Gobierno tome medidas. Indudablemente, hemos avanzado, pero no a la velocidad que querríamos.

¿Qué tipo de medidas le están pidiendo al Gobierno?
El reto que hemos puesto sobre la mesa del Gobierno, ya que durante el primer semestre de 2010 le corresponde la presidencia europea, es que en los nueve meses que restan para ella dé pasos importantes para normalizar nuestros horarios y ponerlos a la altura de otros países europeos. Tiene que tomar decisiones y ser un referente en este cambio de cultura. Para ello tiene en sus manos el Plan Concilia, que tendrían que cumplir el presidente, los vicepresidentes, todos los ministros y altos funcionarios… Si los ministerios cerrasen a las seis de la tarde, como ocurre en otros países, se ahorraría mucho dinero en coste energético.

¿No cree que la crisis económica pone en juego el objetivo al exigir las empresas a los trabajadores que estén más horas para superarla?
Está equivocado el empresario que crea que alargar los horarios de sus empleados es una forma de salir de la crisis. Hay que cambiar la cultura del presentismo, que hace que no salga nadie del trabajo hasta que se van los jefes. Nosotros defendemos la cultura de la eficiencia, no de la fidelidad perruna, que es la que nos ha llevado a trabajar 200 horas más que la media europea mientras tenemos la productividad más baja de la UE. Lo que intentamos es abrir los ojos a la sociedad para cambiar esa cultura.

¿Cómo se puede acabar con la idiosincrasia española?
Tomando medidas. Como apagar las luces en las empresas a una determinada hora. Iberdrola ha cambiado los horarios de 11.000 de sus empleados y ha logrado mucho más de lo que imaginaba. Ha aumentado la productividad, ha disminuido de forma importante su gasto energético y la gente está mucho más contenta desde que sale antes. Fundosa, el grupo de empresas de la ONCE, también apaga la red eléctrica para empujar a sus empleados a que salgan del despacho.

¿Las empresas que forman parte de la comisión están tomando este tipo de medidas?
Entre nuestros patrocinadores, Iberdrola, IBM, Banesto, Mapfre, Repsol o Telefónica, no les daría un sobresaliente, pero sí un suficiente porque avanzan en el camino.

¿Qué puede hacer el trabajador para luchar contra esta idiosincrasia?
Las mujeres tienen que decir basta a un reparto de papeles que ya no sirve y que viene de tiempos en que no se había incorporado al mundo laboral, cuando estaba en casa y el hombre fuera. Al empezar a trabajar ha continuado el horario impuesto por los hombres hace 40 años y así se ha conseguido que no haya nadie en casa con los niños. Pero las mujeres quieren distribuir el tiempo de otra manera. Tener más desayunos y menos almuerzos de trabajo, menos reuniones, y todas ellas con hora de salida. Ése es el camino.

Vía entrevista: El País Negocios
Sitio oficial: ARHOE
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En El Blog Alternativo: Vídeo: TIEMPO PARA TODOS: sobre los horarios españoles y sus consecuencias
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28 Responses

  1. Alberto

    20 septiembre 2009 15:48

    Comparto con el autor que necesitamos un nuevo método de organización del tiempo de trabajo, especialmente en España.

    Pero no comparto como modelo a seguir la ecuación 8 x 8 x 8 (8 horas para el trabajo, 8 para dormir y 8 para la vida personal o familiar).

    Francamente, no creo que sea un gran avance resignarse a ceder un tercio del control de nuestro tiempo, de nuestra vida, a las empresas que nos den trabajo. El trabajo no debe medirse por el reloj (8 horas de trabajo diarias prestablecidas), sino por los resultados.

    El problema de muchos jefes es que siguen poneindo el énfasis en el control de sus empleados, en lugar de poner el énfasis en su rendimiento. ¿Qué le importa a mi jefe el tiempo que yo esté en la oficina, si a la postre desempeño mis funciones, cumplo los objetivos y contribuyo a los resultados de la empresa?

    No soy un niño ni tampoco un esclavo, soy adulto y responsable, quiero hacer un buen trabajo, cumplir con mis funciones profesionales, y ser remunerado por ello. Entonces, ¿Por qué no puedo ser libre y tener el control de mi propia vida, de mi tiempo para el trabajo, si a la postre produzco resultados a la empresa? ¿Por qué se me niega la confianza, la responsabilidad y el compromiso (propio de personas adultas) para que sea yo quien decida libremente cuándo hacer mis tareas? ¿Es que no somos mayorcitos para saber cuándo y dónde es el mejor momento para trabajar?

    Entonces, ¿por qué empresarios y sindicatos me siguen tratando como si fuese un niño (o peor aún, como si fuese un esclavo) que tiene que trabajar siempre a la hora y lugar que se me asigna, en lugar de considerarme un ser humano adulto, libre y responsable, cuyo trabajo se evalúe por mi desempeño profesional? ¿Por qué esa manía en controlarme y supervisarme? ¿Es que no soy mayorcito?

    La verdad es que cada trabajador debería ser libre de hacer lo que quiera, cuando quiera, siempre y cuándo la tarea se lleve a cabo. Así es como se comportan los adultos.

    El trabajo no es un lugar a dónde uno va; es algo que uno hace. Por eso el jefe empresario no me debe exigir estar de 9 a 5 en la oficina (8 horas), sino que debe darme la libertad y confianza para que yo realice mi trabajo lo mejor posible. Y si no respondo a las expectativas, si no cumplo con mi trabajo, entonces a la puta calle por irresponsable e inmaduro.

  2. Can-Men

    20 septiembre 2009 18:46

    Hola Alberto

    Gracias por tu interesante reflexión.

    Realmente creo que el autor habla de pasos previos a tu propuesta.

    Es decir, la situación actual es tan mala (12 horas de trabajo fuera de casa, propuestas de 65 semanales, workadictos, etc.) que al menos pide un equilibrio.

    Lo tuyo podría ser un paso posterior, pero para llegar a él, antes hay que poner cada cosa en su sitio.

    Tu sugerencia necesitaría realmente mucha responsabilidad y nivel de conciencia y madurez por parte de ambos: trabajadores y empresa.

    Espero que vayamos hacia una época en que trabajemos con nuestros talentos y el trabajo sea satisfactorio para nosotros y útil para los demás

    Saludos

  3. Alberto

    20 septiembre 2009 19:31

    Es que creo que sobre este particular hay que ser valiente, y que lo que realmente hace falta es un cambio de paradigma. Creo que el modelo propuesto por el autor -aunque menos malo que el que actualmente tenemos en España- sigue cometiendo el error de usar el tiempo como medida del trabajo. Si uno lleva a cabo su tarea, entonces, ¿por qué le han de obligar a cumplir un horario, por muy «racional» que sea? Si yo añado más valor a la compañía, entonces ¿a quién le importa si necesito 40 horas o 40 segundos para hacerlo? Sinceramente creo que nuestra manera de estimar el desempeño laboral es totalmente errónea; es un fallo del sistema. El tiempo y el lugar son medidas erróneas del trabajo; lo que importa son los resultados. Y creo esencial cuestionar que se siga usando el tiempo para medir el trabajo, porque lo que está en juego es nuestra felicidad, y para ello es esencial humanización el trabajo. Y el trabajo será más humano en la medida que se realize más libremente, y cualquier cosa que signifique pérdida de libertad (como ceder el control de nuestro tiempo, sometiendonos a un horario) es deshumanizante. Uno de los mayores problemas de la sociedad actual es el desapego que el empleado siente respecto a la organización en la que trabaja. El trabajo es un agobio porque a las personas se les está negando el control de su tiempo, de sus propias vidas. El reto es incrementar el nivel de control de las personas, siendo responsables para con su trabajo. No se trata, pues, de trabajar menos, sino de dar más control a las personas sobre como responder a las demandas de su trabajo y de su vida. Y huelga decir que si seguimos controlando al empleado y tratándolo como un recurso, y no como una persona, el empleado se limitará a hacer lo elemental, sin dar lo mejor de sí mismo.

    Un saludo

  4. Pablo

    21 septiembre 2009 14:30

    Bueno, la siniestralidad laboral y el fracaso escolar puede deberse a muchos factores, no solo el tema horarios. Voy a comprar el libro, me interesa el tema.

  5. Can-Men

    21 septiembre 2009 22:35

    Hola Alberto

    Tu planteamiento de trabajo por productividad/rendimiento se podría aplicar a determinados trabajos.

    Otro tema serían los trabajos de atención al público donde además de profesionalidad existe un horario. La Comisión se centra mucho en que los horarios sociales españoles: tele, tiendas, conciliar horarios de hijos y padres, sean más racionales.

    Tienen mucho trabajo, la verdad.

    Saludos

  6. Can-Men

    21 septiembre 2009 22:42

    Hola Pablo

    Es verdad que el libro promete.

    Efectivamente los accidentes laborales y el fracaso escolar dependen de múltiples factores, pero seguro que los horarios tienen mucho que ver.

    A menos horas de sueño, menos reflejos y esto junto a problemas de seguridad =accidente seguro.

    FRACASO ESCOLAR: primero hay que mirar al sistema educativo pero éste tiene una influencia limitada cuando muchos padres/madres prácticamente llegan a cenar, es decir, de criar/educar/acompañar con los deberes/jugar ni hablamos y encima la sociedad nos miente al hacernos creer que unas horitas de calidad valen.

    La falta de conciliación profesional-familiar en un país afecta más de lo que creemos, incluido al sistema sanitario.

    Tiempo al tiempo que esto debe cambiar…

    Si te lees el libro, nos encantaría conocer tu opinión en EL LECTOR ALTERNATIVO OPINA

    Saludos

  7. angel

    22 septiembre 2009 15:11

    Si demuestras que eres capaz de hacer en una semana lo que los demás en un mes no te van a premiar por ello ni te van a reducir la jornada laboral. Antes al contrario, todo serán consecuencias negativas a partir de ese momento:
    1) te exigiran más,
    2) algún compañero se puede molestar: le has puesto en evidencia,
    3) el jefe puede ver una posible amenaza en ti: riesgo de mobbing.

    Lo más prudente y sencillo es hacer caso a la sabiduría popular que, según el refrán, dice: «Donde fueres haz lo que vieres». Si vas a estar 8 horas, por no decir más, por lo menos que sea a un ritmo tranquilo y además te evitas otros problemas.

    No es que se fomente la mediocridad, que también, sino que se castiga el talento.

    No tardé mucho en aprender esta lección.

    Cambiar los horarios laborales sin más creo que es poner el carro delante de los bueyes. Premiemos el talento, motivemos al empleado a ser mejor y el resto de cambios vendrán solos. Aunque dudo mucho que esto ocurra en el país de la picaresca.

  8. Can-Men

    23 septiembre 2009 00:28

    En relación a la PICARESCA, recuerdo una anécdota en el aeropuerto de Frankfurt hace sólo 3 años: en la sala de embarque había una máquina de hervir agua para preparar té y una cesta con muchos sobrecitos de tés variados y de alta calidad.

    Yo miraba y miraba a ver donde se pagaba. Pero era GRATIS y cada persona cogia su té y se lo preparaba.

    Pensé, «si esto estuviese en España ya no quedaría ni un té pq coges 5 para casa y 10 para las amigas y pasas de los desconocidos».

    Ese es el cambio, pensar EN EL COLECTIVO y no sólo en nosotros mismos. Eso es justo el significado de la era de Acuario que acaba de empezar.

    Saludos

  9. Alberto

    23 septiembre 2009 01:28

    No estoy de acuerdo con el conformismo que da por hecho que en nuestra sociedad deben existir unos horarios determinados de atención al público, y que mi propuesta de sin horarios sólo se podría aplicar a determinados trabajos. Parece que no caemos en la cuenta que la tecnología -móviles, internet, e-mails, twitter,…- está cambiando las reglas del juego. Se puede trabajar y atender al público en cualquier momento de las 24 horas del día; no hace falta una franja horaria de atención al público. Hoy no tenemos porqué seguir rigiéndonos por las reglas de la era industrial, las reglas de la planta de montaje y el servicio de mecanografía, las reglas del viejo esquema de los horarios, el control y la supervisión del trabajador. Un viejo modelo retrógado, según el cual su empleo es dueño de su tiempo. Pero no, en nuestra actual era conceptual del conocimiento, el horario y el lugar de trabajo importan muchísimo menos. Y si a los empleados se les da el control de su tiempo, el control sobre su propio trabajo, y si se les da metas y expectativas claras de lo que es necesario hacer, entonces no haría falta asignarles horarios, porque ellos mismos pensarán como hacer el mejor uso de su tiempo, ellos mismos tendrían la confianza propia de personas adultas que, mejor que nadie, sabrían cuando y cómo se ha de realizar su trabajo. Cuando uno trata a las personas como adultos, ellas responden como tales. De a las personas más libertad y responderán con más dedicación y responsabilidad, no con menos. Y lo mejor de todo es que en estas condiciones el empleado no sentiría que el trabajo le está robando su tiempo; más al contrario se consideraría propietario de su trabajo. Hablamos, pues, de un nuevo modelo de trabajo en el que es el propio trabajo (los resultados), y no las horas trabajadas, lo que se somete a examen. Un sistema, basado en la confianza en el empleado, que sería mucho más productivo, que generaría un mejor servicio y atención al cliente, pero que lo mejor de todo es que el trabajador dispondría del control de su tiempo, sería dueño de su vida para organizarse, para hacer su contribución al trabajo en el mejor momento, cuando mejor se sienta para realizarlo o cuando más le convenga, y dado que siempre llevaría a cabo su tarea con responsabilidad, podría disfrutar de la vida personal… y de su trabajo. Esto si que es reconciliación laboral, y lo demás son cuentos.

  10. Can-Men

    23 septiembre 2009 10:25

    Alberto, no te enfades porque algunos no entendamos tu propuesta de que no existan horarios.

    A mi me parece perfecto potenciar la responsabilidad de cada persona, de hecho, esto ya debería de pasar, pero que cada uno se gestione su tiempo a conveniencia me parece más adecuado para autónomos, profesionales independientes, oficinas, algunas fábricas, … que para colectivos como Sanidad, colegios o la panadería.

    Ya sé que todavía tengo conceptos obsoletos pero al menos reconozco que hay que mejorar y eso es mucho visto los visto del vídeo de la Comisión.

    Yo necesito saber que el colegio y la panadería tiene un horario de X a X, no me sirve q el profesor sea maduro y cuando haga el trabajo que crea se las pire a meditar.

    La televisión tb tiene su horario y q empiecen las películas casi a las 23.00 horas es una vergüenza.

    Los restaurantes abren tarde por muy vocacionales y maduros q sean los cocineros, etc. etc.

    La vida tiene ciclos: sol, luna…

    Creo que ambos conceptos son compatibles: libertad y responsabilidad y donde sean necesarios los horarios pq es un servicio a los demás, que los horarios sean racionales.

    Saludos y muchas gracias por tu aportación

  11. Alberto

    23 septiembre 2009 15:09

    para nada me enfado. Tan sólo expongo mi punto de vista sobre este particular, basado en darle libertad a los trabajadores (liberarlos del control y supervisión actual), y en fomentar su sentido de la responsabilidad para que a la postre puedan ser ellos mismos quienes autogestionen su tiempo de trabajo, siempre y cuando realicen las tareas y cumplan las expectativas. Yo abogo porque POR DEFECTO LA NORMA SEA QUE EL EMPLEADO SEA DUEÑO DE SU TIEMPO (y no la empresa para la que trabaja, tal y como es ahora), y que la excepción a esta norma sea para casos muy concretos que requieran de un horario estricto, como por ejemplo la Sanidad. Pero es que incluso en estas excepciones específicas, lo cierto es que un empleado responsable y comprometido, sabría mejor que nadie cuándo y cómo debería atender al público. y si no lo hiciese se iría a la calle por irresponsable e inmaduro. Cierto es que el colegio debe exigir un horario a sus alumnos, pues aquí hablamos de niños, y no de adultos; niños que no son todavía lo suficientemente responsables para saber autogestionar su tiempo. Y con respecto a la panadería que mencionas, la verdad si la panadería en cuestión no responde a mis expectativas, si está cerrada cuando yo quiero comprar el pan (que vete a saber tú cuando puede cada uno), entonces tengo dos opciones: quejarme y esperar a que su servicio se adecúe a mis expectativas o cambiar de panadería. Un saludo

  12. Can-Men

    12 febrero 2011 23:45

    Otra breve entrevista con este autor: LOS HORARIOS DE TRABAJO DE AHORA SON MACHISTAS

  13. richard

    9 julio 2012 15:19

    Bien…, todo cierto, pero, ¿quien le pone el cascabel al gato, osease Gobieno de España?

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