Para el año que viene hemos decidido que cinco plantas de tomate, al nivel de productividad de este año, son demasiadas, así que plantaremos alguna menos y variaremos a otros productos.
Y cuando digo que han sido muchos tomates es porque el embotado de Salsa de Tomate ya lo hice en agosto con 30 kilos de la cosecha de mi padre. Así que si alguien se anima a plantar tomates el verano que viene, que haga sus cálculos en función de estos datos.
También es importante saber que una opción para que la cosecha no se estropee y no reducir el nivel de productividad, es deshidratar los alimentos. Así, se pueden conservar y consumir por más tiempo.
Pero antes del año que viene hay que decidir ¿qué se hace con el huerto este invierno?. Hemos decidido no cultivar.
El clima en este pueblecito en invierno es extremo, a unos 500 metros por encima del nivel del mar: los cultivos resistentes a condiciones climáticas más duras son muy exigentes con el suelo y junto a los cultivos de verano agotarían los nutrientes del terrenito.
En consecuencia, haremos abono verde. Cuando termine el ciclo vital de la planta, la arrancaremos y la dejaremos en el suelo. Esto producirá una descomposición que genera abono verde, en vez de abono químico u orgánico.
Con este abono verde y un par de acciones más, el verano próximo evitaremos abonar la tierra. Ya que el abono químico está descartado por no ser ecológico y el abono orgánico no nos es válido por atraer bichos y generar entonces plagas («las moscas siempre acuden a la mierda»). Evitamos así el tener que sulfatar. ¡¡Nada de productos químicos!! ¡¡Todo natural!!
¿Y qué otras dos cosillas haremos para el año que viene? Para no agotar los nutrientes de la tierra, además del abono verde, en primer lugar, haremos rotación de cultivo. Cambiaremos las plantas de sitio. Imaginemos un cuadrado con cuatro cultivos. De un año para otro se desplazan los cultivos de un cuadrante a otro. Donde hemos plantado tomate pondremos pimiento, donde pimiento lechuga y así sucesivamente.
En segundo lugar, buscaremos un equilibrio entre la entrada y salida de nutrientes en la tierra haciendo bueno el dicho de «entre col y col lechuga». Es decir, plantaremos menos plantas de tomate y entre planta y planta de tomate pondremos judías verdes. Mientras que el tomate absorve nitrógeno, la judía lo fija.
Y por supuesto… ¡os contaremos el resultado!
En El Blog Alternativo: Huerto de verano: neoruralismo (1/2)
28 octubre 2009 16:03
Excelente iniciativa. Desde Ecogaia.com también fomentamos estas prácticas sostenibles que cada día cuentan con más adeptos. El cuidado del planeta y el consumo responsable son nuestro motor. Únete a nosotros.
29 octubre 2009 08:29
Donde pusiste tomate planta lechuga.
Tomate,pimiento,pepino,papas,son solanaceas,pertenecen a la misma familia y requieren,en porcentaje,los mismos nutrientes.
Las judias fijan el nitrato en las raices.
Conoces »bioovella»,no mezclado,enterrado a disposición d las raices,no de las moscas.
Un Saludo afectuoso a vuestro genial blog!
31 octubre 2009 16:21
Hola Juan, no conozco»bioovella» así que investigaré. Muchas Gracias por tus apuntes.
7 enero 2012 08:28
Del tema de la asociación y rotación de plantas preparé un diagrama para mi web que puede ir bien a la gente que se inicia en la huerta ecológica… http://www.sergicaballero.com/asociacion-de-cultivos-y-hortalizas_2511/