«La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento
tranquilizador tan eficaz como unas palabras bondadosas»
Sigmund Freud
Las maneras en cómo nos relacionamos con los demás tienen su base en los patrones aprendidos en nuestras experiencias tempranas; así, estableceremos relaciones basadas en la seguridad y la confianza o basadas en el miedo a la pérdida o el miedo a ser anulados. Parece por tanto claro, que cuando los patrones entre los que hemos vivido de pequeños no han sido sanos influyen en nuestra conducta de adultos de formas menos saludables.
Por tanto tenemos que aprender. Tenemos que aprender a respetar al otro y a hacernos respetar. Sólo en términos de igualdad desaparece cualquier forma de maltrato y de violencia, sea del tipo que sea. Por ello, dando por hecho que yo no soy quien agredo, debo aprender a poner límites y a decir que no a aquellas formas de trato que no me agradan y que no me hacen bien. Incluso ante las semillas más tempranas de maltrato. Este empieza desde la violencia verbal, un insulto, cualquier acusación, es una forma de maltrato.
En casa, en la pareja, en el trabajo, el maltratador busca el control y el poder, desde la coerción, con amenzas, con intimidación. Por miedo. Minimizando sus errores y responsabilizando a los demás. Negar los derechos del otro, culpar, intentar aislar a la víctima son parte del abuso emocional. Todo ello se agrava cuando se usa a los niños, cuando se usa el poder del más fuerte, cuando se abusa de un status económico o desde una posición laboral superior. Y se hace de dimensiones mayores cuando se implica la violencia física y/o sexual.
Es responsabilidad de todos, aprender también emocionalmente, no sólo académicamente, para corregir patrones de comportamiento, mejorar la autoestima, para relacionarnos mejor con los demás.
EN LA PAREJA se debe co-laborar, co-decidir. Hay que apoyar los objetivos de la otra persona y el desarrollo de su vida particular a través de la aceptación de los amigos, de sus aficiones. Vivir y estar en pareja no significa estar constantemente juntos. Es bueno decir lo que se piensa, libremente, reconocer los errores cuando procede y responsabilizarse de cada uno. Y trabajar por una relación cordial buscando la paz y la armonía.
CON LOS AMIGOS, es bueno escuchar sin juzgar, comprender, desarrollar la empatía. Compartir con sinceridad, perdonar sin miedo, estar para la diversión pero saber también acompañar cuando las situaciones son más serias. La vida debe ser risa constante pero hay momentos en los que necesitamos llorar.
EN EL TRABAJO es importante valorar las opiniones de los demás, aunque nuestro subordinado o nuestro compañero sepa más que yo, con valores positivos que excluyan la venganza o el odio, las estrategias de poder, la envidia o el apego a llegar a una determinada posición a costa de lo que sea. No somos el cargo que ocupamos y por tanto todos somos iguales, ni más ni menos.
Sólo reconociéndonos en cada momento podremos cambiar aquello que nos ayude a mejorar. La erradicación del maltrato y la violencia, empieza desde uno mismo, cada uno desde nuestra posición de maltratador, de víctima, de amigo, de jefe, de familiar, desde nuestro interior, desde nuestras ganas de superación emocional.
En la pareja: Cómo tener una relación saludable con la pareja
En el trabajo: Maltrato laboral
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