La contaminación acústica, la alteración del sueño y la mala leche

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«Si este insomnio no está causado por cuestiones internas cómo el estrés ni por las preocupaciones, malos hábitos alimenticios, café, alcohol o mil razones más, sino que es por cuestiones externas cómo un vecino egoísta, un bar o un camión de la basura con el teléfono del civismo graficado en la puerta, a la mala calidad del descanso le tenemos que sumar la mala leche.

No soy muy amiga de las recetas mágicas, yo juego en el equipo del esfuerzo y la constancia y me gustaría compartir con vosotros mi proceso de solución»
Lola Lila

(Artículo de Lola Lila desde Barcelona en El Lector Alternativo Opina)

Hace casi ya medio año que comparto mi sueño con el camión de la basura que acostumbra a entrar en mi terreno onírico entre las 12 y las 4 de la madrugada.

Después de una relación tormentosa me he rendido, pero no me ha ganado, lo acepto cómo un vecino más y estoy aprendiendo a convivir con él, pero cómo soy un poco rencorosa quiero escribir sobre cómo nos afecta psicológicamente la contaminación acústica y la correspondiente alteración del sueño.

La contaminación acústica es el exceso de sonido que altera las condiciones normales del ambiente, afectando así a la calidad de vida de las personas. El ruido nos puede producir efectos nocivos fisiológicos y psicológicos.

Quiero centrarme en los efectos psicológicos y concretamente en el INSOMNIO.

Todos hemos experimentado en mayor o menor medida el insomnio y sabemos cómo nos pueden llegar a afectar sólo 3 noches durmiendo alteradamente. Estamos más irritables, procesamos más lentamente la información, en general rendimos por debajo de nuestras posibilidades y según las características de la persona puede ser un atajo a estados depresivos.

Además de afectarnos física y psicológicamente, perdemos la oportunidad de establecer diálogo con aquello que soñamos, los mensajes internos y externos.

Es habitual que cuando hemos pasado una mala noche, en el último momento nos dormimos, justo cuando nos tenemos que levantar, eso es duro y encima es tu primera experiencia diurna, si no te esfuerzas te marca el tono del día.

Esa manera de pasar de la cama al baño no tiene nada que ver con el necesario estado de ensoñación, ese espacio intermedio entre el sueño y la realidad donde la percepción se encuentra entre algodones, un espacio de descubrimiento y de claridad. El momento de fijar o anotar un sueño y su sensación. Ése estado de conciencia es un pequeño fruto de la calidad e higiene de nuestro sueño.

Si este insomnio no está causado por cuestiones internas cómo el estrés ni por las preocupaciones, malos hábitos alimenticios, café, alcohol o mil razones más, sino que es por cuestiones externas cómo un vecino egoísta, un bar o un camión de la basura con el teléfono del civismo graficado en la puerta, a la mala calidad del descanso le tenemos que sumar la mala leche.

No soy muy amiga de las recetas mágicas, yo juego en el equipo del esfuerzo y la constancia y me gustaría compartir con vosotros mi proceso de solución.

Después de escribir cartas al Ayuntamiento, al Síndic de Greuges (el Defensor del pueblo), radios, periódicos y hacerme amiga de la de la telefonista del número del “Civisme”, prácticamente no he conseguido nada…En breve voy ha hacer un post sobre la participación ciudadana y la calidad del diálogo entre ciudadano y Ayuntamiento.

Lo que si que he conseguido es gestionar mi mala leche. Me he rendido a la evidencia, la he aceptado, y de esta manera ha dejado de afectar a mi humor, cómo me dijo una amiga: «cuando te despierte piensa que el camionero es tu amigo y te viene a saludar»…

Tiene bemoles la cosa…pues ha funcionado!!! ¿Me sigue despertando? Si, pero si antes estaba horas maldiciendo en la cama ahora son minutos, es en ese aspecto que le he ganado la batalla al Ayuntamiento.

Lola Lila

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11 Responses

  1. Karolus

    14 enero 2010 12:02

    Pues mira, me voy a sumar al equipo de Lola por lo positivo que es.
    La verdad es que los niveles altos de sonido son altamente nocivos. Puede parecer un poco carca, pero todas esas propuestas de ocio popular en que los niveles de presión sonora son muy altos (conciertos, discotecas, etc…) parecen expresamente pensados para atontar al personal. A más decibelios mayor justificación del espectáculo… por no hablar de los cines y el dichoso dolby sorround… Además, existe la «distorsión armónica», que no es audible pero sí perceptible, y que nos obliga a escuchar música perdiéndonos todos los matices que los armónicos nos brindan, pues con esos niveles de sonido nos los cargamos de cuajo.
    A partir de hoy, cuando vaya a un concierto pensaré: «mira que majo el técnico de sonido, que quiere que lo oigas todo alto y claro.» A ver si la decepción me dura sólo unos minutos…
    Un saludo!

  2. Maria Magdalena

    14 enero 2010 20:57

    Pues sirva también de descargo, no me gustan nada todos esos juguetes para bebés con sonidos enlatados y sobresaturados, audibles y perceptibles, que parece que si no lleva pilas ni electrónica el juguete no sirve.

    En cuanto a los camiones de basura, francamente poco remedio le veo. Por aquí pasan a las 10 de la mañana, yo entro al trabajo a las 11, horario raro, pero si lo pillas delante con el cohe tienes un bonito atasco y un bonito recuerdo.

  3. Lola Lila

    14 enero 2010 23:41

    Es cierto Maria Magdalena que la recogida de la basura y muebles viejos es una gestión compleja y siempre habrà personas perjudicadas. Lo que encuentro interesante de reflexionar es nuestra cultura del silencio, desde nostros mismos, cómo escuchamos y la contaminación de nuestras palabras, cómo hablamos a los niños, etc. A el criterio sobre la gestión del sonido, cómo dice Karolus, un concierto, el cine, la orquestra de la fiesta mayor, San Juan, las conversaciones en el metro, la música «de ambiente» en los bares, los walkmans a toda pastilla…
    Creo que todavia estamos lejos de disfrutar del silencio.

  4. Juanjo

    15 enero 2010 16:29

    Tu técnica de no guardar rencor la llevo practicando 1 año y me ha ido muy bien. La uso para todo.
    Si buscas enfadarte, el mundo te enviará motivos.
    Sólo se puede encontrar la paz estando en paz.
    (Otro truco para el camionero es desearle una ‘pequeña maldición’ para devolverle la «broma»: que le salpique un coche al pasar, que se quede sin agua caliente en la ducha cuando está enjabonado, que le salga el jamón salado, etc., algo que sea gracioso, que te sirva de «venganza» y no te haga sentir culpable si llega a suceder).

  5. María Magdalena

    15 enero 2010 18:57

    Respecto al tema del silencio, pocas ocasiones nos dejamos entre todos para poder percibirlo, y menos oportunidades tenemos de disfrutarlo como algo agradable, no sabemos cómo la mayoría, se percibe como algo amenazador en si mismo, porque estamos hechos a tener constantemente algo que nos distriga, sea ruído, música, sonidos, etc. De hecho si entras en cualquier supermercado tendrán la musiquita bien alta para distraerte y fomentar la compra, está muy estudiado como técnica de venta. El sonido para vender nos envuelve en muchos más sitios, por ejemplo la publicidad está a más volumen que los programas de la tele. Y la publicidad teletienda y juguetes para niños lo que más, los locutores recitan a chillido limio guiones que son todo exclamaciones.///////////////.Lo de los juguetitos para bebés no me parece poco importante, por ahí se empieza. Y ellos sí tienen los tímpanos a pleno funcionamiento y perciben todas las frecuencias que vamos perdiendo con los años, y en pleno comienzo de desarrollo se les da la campanita enlatada, los aullidos espantosamente grabados, y todo tipo de alaridos sobre saturados. Además, si quieren hacer ruído, que se las ingenien aporreando algo, que es otra forma de desarrolar la inteligencia, no dando a las dichosas teclitas, que ya encontrarán las del video y las de la tele, y las de la luz.

  6. Can-Men

    18 enero 2010 21:30

    ¡Qué razón tiene María Magdalena con el tema de los juguetes infantiles, desde los sonajeros¡¡¡¡

    Las dulces nanas han sido sustituidas por sonidos estridentes que alteran a cualquiera.

    La revista Discovery Salud publicó el artículo: «Los niños están sometidos a niveles intolerables de ruido», sobre el que seguramente haré un post.

    Y de la publicidad en la tele que suben el volumen cuando hay anuncios y hasta te asustas si estás medio dormido, ni hablamos…

    ¿No echáis a veces de menos la paz y el SILENCIO de un monasterio?

    Saludos a todos

  7. cordobesa

    26 marzo 2010 11:37

    buena filosofia la de lola pero por mucho que me la quiero aplicar no lo consigo, particularmente tengo cerca aire acondicionado de un hotel,gran trafico, y pub ¿dime como me puedo olvidar de todos ellos? saludos

  8. Lola Lila

    26 marzo 2010 19:22

    Es curioso pero desde que decidí rendirme a la realidad me va mucho mejor. La realidad es que por lo menos un par o tres de veces a la semana (sobretodo fines de semana) me siguen despertando, continuo mi lucha a nivel de asociación de vecinos pero aceptando que es muy difícil cambiar mi realidad nocturna. Lo único que he podido hacer es trabajar en mi estado interior, va en serio no es un farol, os lo dice una que tiene bastante mala leche sobretodo si no puede dormir, pero cuando me sucede me digo: «vale Lola, dos piedras, hoy no duermes y mañana lo vas a acusar pero no vais a conseguir sacarme la mala leche» y lo que me ha pasado es que automáticamente me he relajado y he reducido espectacularment el tiempo de insomnio, y encima he descubierto que tengo reservas de paciencia que creia haber perdido…Grácias Ayuntamiento y ánimos cordobesa

  9. Can-Men

    17 junio 2010 12:30

    Aquí un artículo titulado «EL CAZADOR DE RUIDOS» sobre la persona que mide los decibelios de Nueva York, el director del Departamento Acústico.

    Me ha llamado la atención esta frase pq explica bien que cierto progreso tiene un alto precio, la ausencia de PAZ:

    “Nueva York es una de las ciudades más densas del planeta, y eso pasa factura. Somos muchos y en poco espacio, y eso crea una energía especial. La ciudad que nunca duerme es también LA CIUDAD QUE NUNCA DEJA DE HACER RUIDO”.

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