La confianza y la honestidad son dos caras de la misma moneda y dos de las virtudes necesarias para construir un mundo mejor. Honestidad y sinceridad en nuestros actos cotidianos y confianza en lo que esperamos de los demás porque también actúan con los mismos principios.
El Sistema no ha funcionado así hasta ahora porque en el modelo social del «todo vale» ha imperado un ambiente de mentiras, desconfianza, corrupción y falta de honradez, con los demás y realmente con uno mismo, en el que esta crisis y sus rostros son buenos ejemplos.
Pero los tiempos cambian: MBA con asignaturas de valores, Banca Ética, prestamos entre particulares, gremios con leyenda negra de picaresca que funcionan con honradez, grandes gestas de generosidad y solidaridad entre las personas de a pie, ayuda mano a mano, trueque sincero, …
La honestidad es la mejor semilla que como civilización podemos cultivar y que no exige arduos esfuerzos, simplemente dejar que aflore lo mejor que todos llevamos dentro, y este relato ambientado en la China antigua explica muy bien cuál es la más bella flor…
Se cuenta que allá por el año 250 a.C., en la China antigua, un príncipe de la región norte del país estaba por ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, él debía casarse.
Sabiendo esto, él decidió hacer una competencia entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un desafío.
Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe. Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración y sin poder creerlo le preguntó:
– ¿Hija mía, que vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura.
Y la hija respondió:
– No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe. Esto me hará feliz.Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con las más bellas ropas, con las más bellas joyas y con las más determinadas intenciones. Entonces, finalmente, el príncipe anunció el desafío:
– Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses será escogida por mí, esposa y futura emperatriz de China.
La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean: costumbres, amistades, relaciones, etc.
El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado. Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo.
Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado. Consciente de su esfuerzo y dedicación, la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos.
En la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas y colores. Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan bella.
Finalmente llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado. Aquella bella joven sería su futura esposa.
Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada.
Entonces, con calma el príncipe explicó:
– Esta fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en emperatriz: LA FLOR DE LA HONESTIDAD. Todas las semillas que entregué eran estériles.
Vía cuento: Libro «El silencio de la Tierra» de Luz y Sabiduría
En El Blog Alternativo: Artículos sobre honradez y confianza
4 febrero 2010 23:22
Un cuento precioso. Realmente este mundo necesita más actitudes honestas.
5 febrero 2010 00:39
Interesante cuento que nos recuerda que no debemos de descuidar ciertos valores como el de la honestidad. No se debe ir por ahí jugando a «cualquier carta» sino que debemos jugar limpio, solo de esa manera tendremos recompensa.
Un saludo!
5 febrero 2010 09:19
Bonito cuento que me recuerda lo que me pasó este mismo fin de semana pasado.
Fuimos mi hijo y yo por primera vez a la nieve con un montón de gente que lo organizaba, además de mi hermana y mis sobrinos.
Alquilamos unos trineos para que, al menos , se pudieran tirar por la nieve.
Era lo único que nos podíamos permitir.
Se lo pasaron de miedo.
Al volver mi hijo había roto el suyo, y alguien me dijo que lo pusiera entre los otros dos para ver si «colaba».
Yo decidí decirlo, porque me resulta muy violento mentir aunque no se dieran cuenta.
Cuando se lo entregué al señor de la tienda se lo conté y seguidamente le saqué la trageta de crédito para que me lo cobrara y me dijo:
-No te cobro porque me has dicho la verdad. Solo les cobro a los «listos» que quieren «colármela».
5 febrero 2010 11:23
Sí, sí Aurin, esa es la idea. Se nos llena a todos la boca pidiendo comportamientos nobles a los políticos y a los demás, y así debe ser, pero nos olvidamos que el día es donde se muestra el tipo de energía que mueve el mundo.
Felicidades por hacer dicho la verdad, es un buen ejemplo para vuestros hijos y aunque hubierais pagado, nunca tendrías culpabilidad por haber hecho algo que sabemos q es incorrecto.
Eso mismo nos ha pasado a nosotros al devolver dinero cuando nos han dado de más en algún restaurante y ejemplos hay miles a diario.
Además, estos actos con como un BOOMERANG y así sembramos, …
Saludos
8 mayo 2010 20:30
Muy interesante y muy cierto lo que se dice en este cuento.
Ser honesto es tener una buena semilla
que pronto germina si le ponemos voluntad y deseo.
Realmente muy hermoso el cuento.
Gracias por bajarlo.
Rafael D
9 septiembre 2011 02:44
esta muy interesante este cuento nunca me imagine que la honestidad aveces se encuentra en quien menos esperas me dejo muy impactada que buen cuento lo recomiendo mucho¡¡¡¡
gracias por hacerme reflexionar de una manera tan bonita¡
13 febrero 2014 07:13
Bonito trabajo y bonito cuento.
No es la primera vez que lo leo, pero siempre disfruto.