Teorías de la conspiración: la gran cortina de humo

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«(…) Sin embargo, sucede entonces que cuando un sector más lúcido de la ciudadanía -más despierto y mejor informado- ha tomado conciencia de dicha situación (como vemos, extremadamente grave para los Derechos Humanos, la democracia y la misma vida en el planeta) y comienza a su vez a informar al resto de la población, la reacción de la élite antes aludida no se hace esperar. Y así -como una parte más de su arsenal de recursos-, comienza a introducir o propagar astutamente en la opinión pública «virus linguísticos» tales como «conspiración», «Teoría de la Conspiración», «conspiranoia» o «conspiranoico»
Freeman

En 1898 el acorazado estadounidense Maine explotó en Cuba dejando 268 víctimas y siendo el detonante del inicio de la guerra hispano-americana por culpar del sabotaje a los españoles. Sin embargo, apenas quedan ya dudas de que se trató de un caso de autoatentado, o ataque de FALSA BANDERA, para conseguir los objetivos de conquista de EEUU. Negar la versión oficial e interesada del Maine fue el primer caso del siglo XX, que no de la historia, de teoría de la conspiración y lamentablemente le han seguido muchísimas más.

Existen muchos mecanismos para anular o desprestigiar las informaciones que no interesan, incomodan o acusan al Poder y en una época de sobredosis de información como esta, uno de las más eficaces es tachar a todo lo disidente de conspiratorio como sinónimo de ridículo o ciencia ficción.

Ejemplos hay miles, pero podemos citar el escarnio público al discurso de la médico-monja Teresa Forcades en El País por ser demasiado influyente ahuyentando a la población a no vacunarse contra la inofensiva gripe A, o los insultos desde Interviu a los Congresos con información alternativa.

Freeman de Liberación Ahora, tan contundente y claro como siempre, nos envía al El Lector Alternativo Opina el artículo: «Teoría de la conspiración»: LA GRAN CORTINA DE HUMO. Los «virus lingüísticos» que la élite fomenta para combatir la disidencia» explicando en detalle esta estrategia y sus fines.

Todo cae por su propio peso, y mucho antes de lo que se tardó en descubrir la verdad del Maine, descubriremos, obviamente aplicando nuestro discernimiento, que la mayoría de las supuestas teorías conspiratorias son tristemente realidad y que gracias a ellas podemos abrir los ojos y actuar en consecuencia.

Freeman lo expresa así:

Es natural e inherente al comportamiento del ser humano el relacionarse y vincularse con sus afines, realizando acuerdos y alianzas en pro de lograr la consecución de objetivos comunes entre aquellos que comparten similares o idénticos intereses, propósitos o motivaciones.

De igual modo, es bien sabido y asumido que estas dinámicas, completamente normales y de hecho consustanciales a la vida en sociedad, han sido practicadas por el hombre -en tanto que ser social- desde tiempos inmemoriales.

El «problema» viene cuando quienes así se vinculan y se alían -reuniéndose a puerta cerrada para llegar a acuerdos y diseñar planes convenientes a sus propios intereses- son un sector minoritario de personas enormemente poderosas e influyentes a nivel planetario, las cuales -por su inmenso poder y capacidad de maniobra- tienen de facto la facultad de situarse por encima de la misma ley, así como de las naciones, los gobiernos, las instituciones y medios de comunicación, pudiendo desde esa situación extraordinariamente determinante y oligárquica, controlar y dirigir dichas instancias o estamentos a su particular arbitrio.

Todo esto, ya de por sí criminal y maquiavélico, se agrava de forma inmensurable cuando estos individuos y grupos de poder no dudan en desarrollar y emplear de forma sistemática los métodos y procedimientos más aberrantes y destructivos con el fin de obtener los resultados requeridos, para lo cual actuan de forma mediata  y encubierta, en virtud de todo el montaje jurídico-institucional que ellos mismos implementan y modelan según sus necesidades.

La actividad de esta mafia global alcanza -en definitiva- cotas de genocidio y devastación sin precedentes, por cuanto los objetivos de esta élite son diametralmente opuestos al bien común y al interés general de la práctica totalidad de la Humanidad, así como al equilibrio ecológico y planetario.

Estas agendas nefastas consiguen además sacarlas adelante con relativa facilidad, aprovechándose al máximo de la ignorancia y pasividad endémicas de una sociedad muy crédula con las verdades oficiales (gracias a la eficaz  y muy estudiada acción de las armas de desinformación masiva, la «educación», los sistemas organizativos y funcionales, la opaca estructura jerárquica piramidal y, en fin, toda la programación mental-social que es implantada en el ser humano desde que nace, en su tierna y moldeable mente).

Sin embargo, sucede entonces que cuando un sector más lúcido de la ciudadanía -más despierto y mejor informado- ha tomado conciencia de dicha situación (como vemos, extremadamente grave para los Derechos Humanos, la democracia y la misma vida en el planeta) y comienza a su vez a informar al resto de la población, la reacción de la élite antes aludida no se hace esperar.

Y así -como una parte más de su arsenal de recursos-, comienza a introducir o propagar astutamente en la opinión pública «virus linguísticos» tales como «conspiración», «Teoría de la Conspiración», «conspiranoia» o «conspiranoico».

Dichos términos o expresiones, por su tono exótico, cinematográfico, dramático, teatral o directamente ridiculizante, son empleados y fomentados -desde gobiernos, instituciones y medios, y a pie de calle o en internet- por los desinformadores (e inconscientemente por los desinformados) para descalificar, desprestigiar o despreciar toda información, discurso o reivindicación legítima y veraz -disidente por tanto de las «versiones oficiales»– acerca de lo que aquella mafia global oligárquica está realmente ejecutando y llevando a cabo, muchas veces delante de las mismas narices del alienado y aletargado rebaño humano.

La cuestión, finalmente, queda despejada cuando -con diccionario en mano- comprobamos que tales palabras y expresiones -cuyo común denominador es «conspiración«-, por sus propios significados, no se ajustan o corresponden a la naturaleza de los hechos, la cual es -como vimos al principio- muchísimo más obvia, simple y tangible que lo que aquéllos «virus lingúísticos» interesadamente denotan.

Hablemos, pues, de hechos consumados, de decisiones, maniobras y acciones manifiestamente irregulares y delictivas, de encubrimientos, ocultaciones y silencios estruendosos e inadmisibles, de relaciones, conexiones y vínculos evidentes, poniendo encima de la mesa los nombres y datos concretos de personas, de entidades bancarias y financieras, de grandes multinacionales, de lobbys, alianzas y grupos de poder, y de institutos, clubes, sociedades, movimientos u organizaciones públicas, semipúblicas y ocultas o secretas.

Hablemos de ello, alto, claro y profundo, con el ordenamiento jurídico -del que ellos mismos se sirven- en una mano, y con las evidencias, pruebas, frutos y resultados (bien visibles, contundentes e inequívocos en tantos órdenes) en la otra.

Y dejemos que los desinformadores, debunkers, magnates, genocidas y demás calaña sigan llenándose la boca con sus malévolos juegos de palabras, con sus juegos de despiste y distracción, con su hiel y su veneno. Que así, con la práctica, al menos tendrán un buen pasatiempo con el que ocuparse durante su larga y próxima estadía en prisión (o en el destierro), donde podrán experimentar en su propia carne y entre ellos mismos las consecuencias de sus actos, mientras todos los demás en este planeta nos dedicamos por fin a vivir en paz, como debe ser, naturalmente.

Freeman de Liberación Ahora

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EJEMPLO claro de distorsión de teorías conspiratorias aplicando la fórmula del «divide y vencerás», mezclando temas muy diferentes, datos ciertos con falsos y restando toda la credibilidad a hechos muy documentados.

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16 Responses

  1. Juan

    26 abril 2010 00:37

    ¡Qué pesadez con las Madres de la Plaza de Mayo! Son unas iluminadas soberbias que se creen destinadas a una misión providencial. ¡Y qué suspicaces! ¡Siempre dando la lata! ¡Qué pelmas! ¡Y creen que Elvis vive! Son unas chifladas conspiranoicas.
    — Jorge Rafael Videla hablando de las Madres de la Plaza de Mayo

    Maestro, no seas conspiranoico, por favor. ¿Qué uno de nosotros te va a traicionar? ¡Ay, que risa! Seguro que uno está pagado por la CIA, el KGB y el Sanedrín. Y a lo mejor Elvis está vivo, no te fastidia.
    — Judas durante La Última Cena.

    ¿Para qué querría la CIA financiar a los militares?
    — Salvador Allende , 11 de Septiembre de 1973

    La Navaja de Occam demuestra que el incendio del Reichstag no fue obra del Partido nazi. ¡Konspiranoiken, que sois todos unos konspiranoiken!
    — Adolf Hitler hablando sobre el incendio del Reichstag.

    Yo nunca he usado argumentos ad hominem contra esos despreciables y chiflados conspiranoicos, que creen todos que Elvis está vivo.
    — Escéptico hablando de la conspiranoia.

    Bueno, en fin, tal vez hay que reconocer que la CIA ha hecho alguna que otra cosa mala. Pero ya no más. A partir de ahora ya nunca más se va a descubrir nada malo hecho por la CIA. Os lo prometo por la Navaja de Occam.
    — Portavoz de la CIA hablando con cuidado para que no se le escape la risa

    Donde dije digo, digo Diego.
    — Escéptico hablando de sus artículos sobre conspiranoias.

    Bueno, ejem, a lo mejor tengo que reconocer que en la Historia han ocurrido conspiraciones. Pero a partir de ahora no va a haber ninguna más, ¿entendido?
    — Escéptico hablando en sus artículos sobre conspiranoias.

    Jamás una agencia de inteligencia de ningún país ha hecho nada. Todo y siempre son accidentes fortuitos, que eres un conspiranoico, hombre.
    — Experto muy listo en política internacional corrigiendo a un conspiranoico.

    Las conspiraciones no existen. Los conspiranoicos son unos malvados embusteros. Los conspiranoicos han formado una conspiración para engañarnos, haciéndonos creer que existen las conspiraciones. Pero entonces existe al menos una conspiración: la de los conspiranoicos para hacernos creer que existen las conspiraciones. Y entonces…
    — Escéptico haciéndose un trabalenguas.
    Si hubiese sido una conspiración del Gobierno, hubiesen dejado huellas.

    — Escéptico refutando una teoría.
    Si hubiese sido una conspiración del Gobierno, lo hubiesen hecho mejor y no hubiesen dejado huellas.

    — Escéptico diez minutos después de haber dicho lo anterior.
    La Navaja de Occam demuestra que Stalin no pretende matarme. Tus conspiranoias son bastante absurdas. Y seguro que ahora dirás que Elvis vive.

    — León Trotsky el 20 de agosto de 1940.
    ¿Una conspiración para expulsarnos de nuestras tierras? La Navaja de Occam demuestra que eso es una ridícula teoría conspiratoria completamente absurda. Y supongo que ahora me dirás que Elvis vive.

    — Palestino hablando con otro en 1946
    No seas conspiranoico. Las precauciones que tomamos son suficientes.

    — Carrero Blanco el 19 de diciembre de 1973
    ¡Anda! Ahora resulta que la CIA sí conspira. ¡Y yo que había pedido este puesto de trabajo para no dar golpe!

    — Empleado de la CIA su primer día de trabajo
    Los conspiranoicos son unos malvados que creen en teorías absurdas y sin fundamentos. Hay gente tan tonta que cree en OVNIs, telepatía, espiritismo, conspiraciones, astrología, etc…

    — Escéptico hablando de lo suyo.
    Pero, ¿cuándo he dicho yo que las conspiraciones no existen? Donde dije digo, digo Diego.

    — Escéptico diez minutos después de haber dicho lo anterior.
    Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.

    — George Bush hablando de los atentados del 11-S.
    Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.

    — Nerón hablando del incendio de Roma.
    Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.

    — Adolf Hitler hablando del incendio del Reichstag.
    Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.

    — Adolf Hitler hablando de Auschwitz.

    Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
    — Adolf Hitler hablando de… bueno, ¡hay tantas coas!

    Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
    — Jorge Rafael Videla hablando de los desaparecidos.

    Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
    — Felipe Gónzalez hablando del GAL.

    Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
    — Dirigente de ETA hablando de la desaparición de Pertur.

    Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
    — Stalin hablando de la muerte de Trostky.

    Nunca toleraremos vergonzosas teorías de conspiración.
    — Stalin hablando de la Masacre de Katyn.

    Nunca toleraré vergonzosas teorías de conspiración.
    — Santiago Carrillo hablando de las Matanzas de Paracuellos.

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