En los últimos meses parece ser que la industria cinematográfica ha encontrado en las películas 3D la solución a la fuerte caída en la recaudación de las salas. El cine en 3 dimensiones, aunque no es algo nuevo, ha aumentado notablemente la afluencia de espectadores en los últimos tiempos. Ahí están los grandes éxitos de taquilla de Avatar o de la nueva versión de Alicia en el País de las Maravillas, solo por poner algunos ejemplos.
Se han fabricado millones de gafas 3D y resulta paradójico que «gracias» a películas como Avatar, que defiende la conservación del medio ambiente, se produzcan tal cantidad de residuos. Y después de ver la película ¿que se hace con esas gafas?
Eso depende de la sala a la que hemos ido, ya que se han tomado diferentes soluciones:
- usar y reciclar: se usan una vez y luego se utilizan en la industria para fabricar otros objetos de plástico
- usar, limpiar y volver a usar: se usan y seguidamente se limpian para que otro espectador las use
- usar y llevar: en algunos casos se pueden usar y volver a utilizar por el mismo espectador en otras ocasiones. Incluso algunas salas de cine hacen un descuento en el precio de la entrada por llevar tus propias gafas
Particularmente pienso que las dos últimas opciones son las más sostenibles y la elección de una u otra dependerá de si acudimos al cine 3D con más o menos asiduidad. Nosotros, como consumidores, tenemos el poder de decidir y apoyar a aquellas salas de cine más sensibilizadas con el medio ambiente.
Inspirado en VeoVerde