«Todo depende de la forma como se dicen las cosas. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. (…)
LA VERDAD PUEDE COMPARARSE CON UNA PIEDRA PRECIOSA. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado»
Consejero del sultán
Verdaderamente uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. Ya hemos visto la importancia de pensar antes de hablar y plantearnos si lo que vamos a decir es cierto, bueno y útil con los tres tamices de Sócrates y también hemos hablado sobre la vibración que emiten las palabras y el papel de la amabilidad y la educación en el día a día. Ahora este relato sobre las palabras que elegimos al comunicarnos y sus consecuencias nos muestra la diferencia entre la realidad y la forma en que se expresa.
No es lo mismo decir: «eres un inútil, todo lo haces mal» que «se pueden mejorar estos aspectos». No es lo mismo: «tienes un montón de problemas, eres un desgraciado» que «tienes retos que resolver, eres un luchador». No es lo mismo «no puedes salir de casa con ese grano en la nariz» que «estarías más guapa si disimulamos el grano», etc.
Las palabras tienen mucho poder y merece la pena reflexionar sobre la moraleja de este cuento si no queremos llevarnos muchos latigazos en la Vida, tanto de los demás en las conversaciones sociales como de nuestro inconsciente en los diálogos internos.
El relato se titula «El sueño del Sultán» y pertenece al libro «El Silencio de Dios – Historias de Luz y Sabiduría«:
EL SUEÑO DEL SULTÁN
Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Al despertar, ordenó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.
– ¡Qué desgracia Mi Señor! – exclamó el Sabio – cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.
– ¡Qué insolencia! – gritó el Sultán enfurecido – ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!
Llamó a su guardia y encargó que le dieran cien latigazos. Más tarde mandó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:
– ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes.
Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
– ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
– Recuerda bien amigo mío, respondió el segundo Sabio: «Que todo depende de la forma como se dicen las cosas. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe la menor duda, más la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas. La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.»
Vía relato: «El Silencio de Dios – Historias de Luz y Sabiduría»
FOTO: Flickr
En El Blog Alternativo: CUENTOS PARA PENSAR
19 mayo 2010 17:05
Hola, no hace mucho leí un libro de Bernabé Tierno titulado La educación inteligente que trataba sobre cómo gestionar situaciones del día a día con los hijos empleando una disposición y lenguaje adecuados, en la línea del contenido de este post. Me llamó mucho la atención cómo afrontar inteligentemente situaciones cotidianas tan sólo eligiendo las palabras correctas, sin infravalorar ni insultar, sencillamente con sentido común y ganas de resolver los conflictos de manera constructiva. Recomiendo encarecidamente ese libro. Un post magnífico!
19 mayo 2010 23:46
Gracias JReilly por la sugerencia, qué beneficioso sería que todos tuviésemos esos recursos a flor de piel en vez de irritarnos y decir palabras duras.
Me has recordado un libro que recomiendan todas mis amigas y que tengo que leer, es un clásico de la crianza con respecto: CÓMO HABLAR PARA QUE SUS HIJOS LE ESCUCHEN Y CÓMO ESCUCHAR PARA QUE SUS HIJOS LE HABLEN.
Saludos
20 mayo 2010 08:03
Me ha encantado la sabiduria de la historia, y además tomo buena nota de los dos libros a que os referís, JReilly y Can-Men, nunca está de más. Saludos
30 septiembre 2011 10:26
PALABRAS QUE CONDENAN
Las palabras que los padres les dirigen a sus hijos, cimientan la realidad en la que se desarrolla la existencia vital de niños y, por supuesto, de adultos. Lo que dicen los padres, cómo lo expresan, las verdaderas intenciones de lo que quieren comunicar y los silencios, son de una importancia fundamental pues, con el paso del tiempo, esta verbalización se convierte en el modelo referencial con el que el niño se enfrenta al mundo. Todo lo que los padres formulan sobre sus hijos, los niños lo asimilan y lo creen sin dudar de la palabra de sus progenitores.
http://www.mentelibre.es/?
30 septiembre 2011 10:49
EL PODER DE LA PALABRA: del libro los 4 acuerdos de Miguel Ruiz
http://silencioactivo.blogspot.com/2011/09/el-poder-de-la-palabra.html
16 abril 2019 12:45
Precioso tu blog ,una Alegría haberlo descubierto ….webeando en la www 😁