El piloto arrepentido de Hiroshima: ¿obediencia al Sistema o conciencia?

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“Desde que tengo uso de razón, siempre me he interesado vivamente por la cuestión de CÓMO SE DEBE OBRAR Y ACTUAR. No soy ningún fanático en temas religiosos ni políticos, pero estoy convencido de que la crisis en la que todos estamos inmersos exige que reexaminemos profundamente todo nuestro sistema de valores y lealtades”

«Para la mayoría, mi rebelión contra la guerra es una forma de locura. Pero no hubiese podido encontrar otra manera de explicar a los hombres que una guerra atómica no solo trae consigo destrucción física, sino que también desmoraliza al ser humano. Me da completamente igual qué piensen los hombres de mi moralidad si de esta forma puedo causarles perplejidad y lograr que comprendan que NO PUEDEN VOLVER A HACERSE ESTO ASÍ MISMOS, ni a sus hijos»
Claude R. Eatherly

Las bombas caen del Cielo pero alguien las lanza.

La bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima del 6 de agosto de 1945 tuvo unos padres ideólogos, otros constructores, otros que daban las órdenes y otros que las acataban y apretaban el botón.

Al final de una larga cadena de poder y muerte se encontraba un joven comandante de 26 años, Claude R. Eatherly, que fue quien eligió el blanco y comunicó el «go ahead» (adelante) al bombardero Enola Gay para que lanzara la primera bomba atómica.

Podía haber sido un héroe de guerra pero ni siquiera recogió los premios. Podía haber muerto con honores asumiendo con frialdad y utilitarismo sus acciones (cumplía órdenes, era lo mejor para su país, el enemigo siempre es peor, etc.) pero se sentía un miserable. Podía haber sido un esclavo ciego y feliz, pero acabó sus días en un manicomio con la conciencia bien despierta, arrepentido y con un compromiso de PACIFISMO y oposición a las armas nucleares tan profundo y molesto para el Sistema que le encerraron por una falsa locura.

La paz no es rentable, y el arrepentimiento y la deserción son sumamente contagiosos y peligrosos para el statu quo.

«He hecho todo lo posible para convencer a los médicos y a la gente de que solo me anima un deseo: ver triunfar la paz y la igualdad entre los hombres y trabajar en favor de nuestra causa. Puede que sepas que en este país no está demasido bien visto decir o escribir este tipo de cosas, por lo que me consideran un obstáculo»

Con motivo del 65 aniversario de la primera bomba atómica, la editorial Paidós ha reeditado el libro “El piloto de Hiroshima: más allá de los limites de la conciencia” compuesto por las 71 cartas que Eatherly intercambió con el filósofo austriaco Günther Anders, quien impresionado por el drama de un hombre atormentado y cuerdo y por la capacidad del Sistema para dirigir y deshumanizar a las personas, mantuvo una correspondencia con él durante varios años.

«Que usted no haya podido superar lo sucedido es consolador. Y lo es porque demuestra que sigue intentando hacer frente al efecto de su acción; porque este intento, aunque fracase, indica que ha logrado mantener viva su conciencia, a pesar de haber sido una simple pieza del aparato técnico y de haber cumplido su función»

“Debo decirle que su intento de superar la tragedia fracasará. ¿Por qué? Porque hacer daño a un hombre, pese a ser algo concebible, no es fácil de superar. Usted tiene la desgracia de haber dejado detrás de sí 200.000 víctimas. ¿Cómo iba a ser posible sentir dolor por 200.000 personas? Por más que lo intentemos, el dolor y el arrepentimiento son impotentes”

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Pero ¿no debería ser lo normal arrepentirse y elegir el sendero de la no violencia después de haber sido testigo y co-responsable del infierno que se detalla aquí:

«Ni Eatherly ni sus compañeros de misión son plenamente conscientes de su obra. Se han limitado a cumplir órdenes. Pero nadie los había preparado para asumir las consecuencias: 70.000 muertos y 130.000 heridos de una tacada. Los testigos dicen que toda la ciudad hiede a fritura de calamar, pero no es un banquete, sino una inmensa barbacoa humana.

Las mujeres que llevaban vestidos estampados tienen ahora un arabesco tatuado en la piel. Los hombres que llevaban reloj lo tienen soldado al hueso de la muñeca. Miles de supervivientes deambulan por las calles en estado de choque. Los llaman los »caimanes’. Tienen quemaduras en el 95% del cuerpo. Algunos se arrastran sobre muñones. Muchos no tienen ojos. Y el hueco donde estaban sus bocas es incapaz de articular sonidos. No gritan. Emiten un murmullo como de cigarras. La septicemia acabará con ellos en cuestión de días. La radiactividad, de la que todavía se sabe poco, lo hará en cuestión de semanas, meses, años»
XL Semanal

Lamentablemente, el dolor, la culpa y luchar por un mundo mejor no fueron lo sentimientos de sus compañeros, quienes no pidieron nunca perdón y se justificaban con cinismo.

«Duermo muy tranquilo todas las noches»
Paul Tibbets, comandante del Enola Gay

«Sólo era una bomba, aunque un poco más grande»
Joe Siborik, responsable del radar

Y el presidente de EEUU en esas fechas, Harry Truman, quien ordenó el bombardeo, confesó sin pudor que en su vida sólo se arrepentía de haberse casado a los 30 años y se enorgullecía de sus decisiones.

“Hemos gastado más de 2.000 millones de dólares en la
mayor apuesta científica de la historia y hemos ganado”
Harry S. Truman

La tragedia de Hiroshima y Nagasaki pudo haberse evitado porque, como demostraron investigaciones posteriores, los japoneses se iban a rendir. Pero el engranaje oscuro del Poder siguió su curso.

http://www.youtube.com/watch?v=6Mn3UIE19Ek&feature=player_embedded

Después de su papel en la guerra, Claude R. Eatherly podía haber llevado una vida discreta y anestesiada,  pero eligió EL CAMINO DE LA CONCIENCIA e implicación personal.

Consciente de las consecuencias de sus actos, se intentó suicidar sin éxito, cometió pequeños delitos con pistolas de juguete para purgar su culpa en la cárcel y se propuso pregonar su postura antibélica a la sociedad. Por ello los medios de comunicación le calificaron como “el piloto loco” y le internaron en un manicomio donde murió a los 70 años.

En 1959 recibió una carta firmada por 30 jóvenes japonesas que alivió su carga y que demuestra el inmenso poder del perdón:

«Estimado señor: Todas nosotras somos chicas que, aunque tuvimos la suerte de escapar a la muerte, fuimos heridas en nuestros rostros y en nuestro cuerpo por las bombas atómicas. Nuestros rostros muestran cicatrices y heridas, y es nuestro deseo que esa cosa horrible a la que se llama “guerra” no se repita jamás. Hemos sabido que los sentimientos de culpabilidad lo atormentan y que ha sido internado en un psiquiátrico. Le escribimos para expresarle nuestra más profunda conmiseración y asegurarle que no sentimos odio hacia usted […]. Lo consideramos una víctima más»

El libro “El piloto de Hiroshima: más allá de los limites de la conciencia”, además de la historia de Eatherly, declaraciones de diferentes personas y la correspondencia con víctimas,  incluye  un escrito de Anders: «MANDAMIENTOS DE LA ERA ATÓMICA» en el que analiza a dónde nos lleva un modo de gobernar y ejercer el poder desde la pura violencia y expone la necesidad del individuo de enfrentarse al Sistema y no dejar en manos de éste la hegemonía de sus vidas y de su entorno.

Günther Anders explica cómo controlan nuestras vidas y nos alienan hasta el punto que acciones salvajes como esta se consideren necesarias y patrióticas.

El caso del piloto de Hiroshima puede parecernos lejano en el tiempo y en una dimensión extrema, pero podemos muy bien aplicarlo a nuestra vida diaria:

  • ¿Nos traicionamos a nosotros mismos con una vida marcada más por la sociedad que nuestro corazón?
  • ¿Traicionamos a otros cuando acatamos órdenes de superiores con las que no estamos de acuerdo?
  • ¿Tenemos a veces comportamientos poco éticos pero socialmente aceptados?
  • ¿OBEDECEMOS AL SISTEMA O A NUESTRA CONCIENCIA EN EL DÍA A DÍA?

Según Anders, el piloto Eatherly es el “predecesor” de todos nosotros y personifica la conciencia en un mundo que prefiere que ni pensemos ni sintamos, pero hay mil y una  formas de desertar

Venta online del libro «El piloto de Hiroshima: más allá de los límites de la conciencia»

Más información: XL Semanal, El Mundo y Wikipedia

El vídeo 1 es recomendado por la Editorial Paidós quien edita el libro
FOTO de portada: retrato de Major Claude Eatherly. Pilot of Hiroshima. Galveston. Texas. April 3. 1963. Richard Avedon

En El Blog Alternativo: Hiroshima y Nagasaki podían haberse evitado
En El Blog Alternativo: 1000 años de guerras ¿para qué?
En El Blog Alternativo: Superar las miserias humanas materializadas en las guerras
En El Blog Alternativo: Los niños y la guerra en El Imperio del Sol

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9 Responses

  1. Dani

    21 agosto 2010 02:20

    Si alguien me ordena que con un bazoca lanze una bomba incendiaria contra un grupo de gente, que los queme y deje agonizantes hasta morir; y lo hago, «soy un CRIMINAL». Ni arrepentimientos, ni ostias. Todos los que intervinieron en esa masacre cruel e inhumana fueron unos criminales, ver los videos da una mezcla de pena, asco, rabia, y rechazo muy grande.

  2. Fernando

    23 agosto 2010 04:44

    … es que hacer lo que han hecho no tuvo, tiene, ni tendrá nunca justitficación suficiente.

    Pero más allá del sentimiento, ¿de qué sirve la historia, si no se aprende nada de ella? si se repite la guerra y el odio… Somos, según lo que hemos visto tocándonos las narices, los seres más avanzados e inteligentes, pero a la hora de la verdad nos comportamos a un nivel muy inferior

  3. Lampur

    6 agosto 2015 16:47

    Hay que decir que, a pesar de lo que a veces se comenta, ninguno de los doce tripulantes del bombardero B-29 «Enola Gay» mostró arrepentimiento por haber lanzado la bomba atómica sobre Hiroshima.
    En especial, el piloto comandante Paul Tibbets, que siempre manifestó que nunca le quitó el sueño este tema, que cumplió con su deber eficientemente y que volvería a hacerlo en las mismas circunstancias.

  4. cachaco

    7 agosto 2016 10:52

    Paul Tibbets es la clara muestra de que hombre cuando sabe que participó en un crimen innecesario es humano y se arrepiente. Japón se iba a rendir y los norteamericanos lo sabían, incluidos los militares que participaron en el bombardeo atómico sobre dos ciudades que no representaban objetivos militares importantes. Fue Truman en su odio hacía los católicos y hacia el papa Pio XII , quien siempre le pidió a los aliados que no bombardearán las ciudades, y como en Hiroshima y Nagasaki había gran población católica quería darle un escarmiento al papa, lo de que iban a bombardear a otras ciudades y que el mal tiempo los hizo cambiar de dirección es pura mentira como lo son las películas de hollywood y los documentales de history y nat geo!

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