«Llegar a Una misma, caminar hacia Casa es un viaje heroico como tan bien relata Maureen Murdock. Supone una prioridad en esta sociedad patriarcal y enferma, si se quiere habitar conscientemente este Cuerpo y formar parte activa de la real realidad y no ser una moneda de cambio más del sistema. Para una mujer, regresar al Hogar, es harto complicado (entiendo que también lo es para un hombre que anhela habitarse) pues SU HOGAR (CUERPO, MENTE Y ESPÍRITU) ha sido, y continúa siendo, difamado, herido, humillado, apartado y condenado por los siglos de los siglos»
Erika Irusta
(Artículo de Erika Irusta, doula, pedagoga y experta en energía femenina, en la sección El Lector Alternativo Comparte)
Pero ¿de qué Casa estoy hablando? Hablo del Cuerpo y Alma de cada mujer, del universo mágico e intenso de cada una de nosotras, que como a la noche más oscura, tememos y huimos de ella desconociendo que es en la calma de la oscuridad donde encontramos la Luz más brillante de cada mujer.
Hoy la luna nueva me acompaña y yo me siento aquí, compartiendo con quien quiera compartirse, el valor de volver al Hogar. El Camino Rubí de las guerreras del Amor que recuerdan quiénes son ellas, quiénes fueron sus ancestras y legan sus semillas a sus hijas. Es este camino en espiral el que nos lleva al centro de nuestro Universo y es allí donde reside nuestra Diosa.
Se trata de una Diosa peculiar porque su tamaño es similar al de una niña pequeña, de hecho se parece mucho a nosotras de pequeñas. Nos contempla con ojos brillantes y sonríe desinhibida. Su cuerpo cambia, al compás de nuestras emociones o ¿es su transformación lo que nos hace vibrar de una u otra manera? No lo sé y no me importa no saberlo porque intuyo que Ella, que soy Yo (Yo que soy Ella), está tan fundida en mi Cuerpo y en mi Ser que no hay principio ni final. En sus ciclos, que son los nuestros, invito a perdernos.
Perdernos de este abrumador caos significa encontrarnos en la intensa realidad. Como diosas que somos hemos de conectar con el poder de regresar, la capacidad de tomar el hilo y deshacer lo tejido para llegar al Origen y mirarnos al espejo. Hacedlo, hermanas. Id ahora al espejo. Miraos bien. Directamente a los ojos. No huyáis. Respirad. Cerrad los ojos frente al espejo. Respirad. Abridlos de nuevo ¿Quién está ahí? ¿Quién brilla al fondo de vuestra pupila? Sentidla. Sentiros. Esa luz cómplice es Ella. Es la antigua conocida: la Madre, la Hija y el Espíritu de Vida.
Llegar a Una misma, caminar hacia Casa es un viaje heroico como tan bien relata Maureen Murdock. Supone una prioridad en esta sociedad patriarcal y enferma, si se quiere habitar conscientemente este Cuerpo y formar parte activa de la real realidad y no ser una moneda de cambio más del sistema. Para una mujer, regresar al Hogar, es harto complicado (entiendo que también lo es para un hombre que anhela habitarse) pues su Hogar (cuerpo, mente y espíritu) ha sido, y continúa siendo, difamado, herido, humillado, apartado y condenado por los siglos de los siglos.
Desde el antiarrugas o wonderbra hasta las cesáreas programadas o implantes mamarios, podemos contar cada día los miles de sistemas inventados por el hombre (en su gran mayoría. Entiendo que se trata de hombres inconscientes, ya que el hombre consciente es un maravilloso compañero), para que la mujer controle su indómito cuerpo. Artefactos que nos hablan de lo imperfectas que somos y de lo necesario que es aplacar cada impulso e instinto femenino.
Por mucho que tratemos de jugar a este juego, sólo encontramos dolor. Muchas dejamos de comer en nuestra adolescencia (algunas durante toda la vida) huyendo de quiénes éramos, porque la que veíamos en el espejo era una mujer fea y perversa, que poco se parecía a las mujeres celestiales de los anuncios. Supusimos que si no éramos así nadie nos querría, que estaríamos condenadas a no ser amadas (el fin de toda mujer). Sin duda pensábamos, inconscientemente, que el gran valor de una mujer residía en su capacidad de aparentar ser otra ¡Estábamos tan pérdidas! Tanto que muchas dejaron y dejan su vida en esta maquiavélica confusión.
¿Cuántas se han dejado consumir de pena? Y aún aceptamos escuchar que ésa es la naturaleza de la mujer: el ser pasivo sin coraje que se abandona a los caprichos del corazón. Hermanas, dejemos de creernos esas patrañas ¿Cuántas mujeres sin coraje conocéis? Porque yo no conozco ni una ¿Y corazones caprichosos? Ninguno. Porque el corazón es más sabio que nuestra mente, lo que ocurre es que es indomable y eso da “miedo”.
Volver a Casa, reconciliándonos con nuestra madre, compartiendo sonrisas cómplices con nuestras hijas y mimando a nuestras hermanas es posible, es real y es Aquí y Ahora. Hemos de poner fin a esta rotura entre alma y cuerpo, que tanto sufrimiento nos sigue trayendo. Pero ¿Cómo? Conectemos con nuestra niña y con nuestra diosa cada día, mirándonos en el espejo.
Abracémonos cada vez que tengamos miedo y pidámonos a nosotras mismas ser el cambio que queremos. Como dice la abuela Margarita, cuando pidáis, pediros a vosotras mismas pues vosotras sois la encarnación de la Diosa.
Yo me pido a mi misma, a la Diosa que habita en mi Sagrado Cuerpo, ser Su Instrumento de Luz y tener la humildad y fuerza para acompañar a mis hermanas en la Vuelta a Casa.
Y tú ¿qué te pides, hermana?
Que así sea.
Erika Irusta Rodríguez
Doula, pedagoga, mujer cíclica y peregrina del Camino Rubí
PROGRAMA DE SANACIÓN FEMENINA 2010
Más información sobre mi en Alma de doula y Dando a luz
Próximamente en El camino rubí
Imagen: Son of the moon Fine Art
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En El Blog Alternativo: Otros artículos de Erika Irusta
10 octubre 2010 08:50
Siempre me haces sentir tan mujer…
Gracias.
11 octubre 2010 20:46
Qué falta me hacía encontrarte en mi camino, Erika.
Muchas gracias!!!
Un abrazo!!!
14 octubre 2010 02:47
Me ha encantado. Se nota que está escrito «desde lo hondo». Voy a empezar a hacer mi lista de lo que me pido. Gracias por alumbrar/me el camino
12 noviembre 2010 15:53
trascribo lo que he recibido de Carmen Romanelli (Esencias Triunidad). Nuria
ESENCIAS FLORARES Y MATERNIDAD
Es hora, quizás debiera decir es ahora.
El ahora nos mantiene en el presente en el eterno momento en el que todo se crea.
Ahora somos todo lo que fuimos y ahora somos todo lo que seremos también.
La mujer ha vivido durante mucho, mucho tiempo, en un después… después de acabar los estudios, después de comprar la casa, después de encontrar trabajo.
Al mismo tiempo en ese ahora, tomamos decisiones tan incongruentes con nuestra naturaleza como interrumpir la fertilidad, con métodos muy agresivos que tienen en ese futuro consecuencias irreparables en el flujo de la vida.
En ese ahora nos damos cuenta de que la maternidad forma parte de un proceso de enriquecimiento, y autotransformación.
Nuestra fecundidad ahora, representa el valor de la naturaleza de nuestro útero creador, un vacío lleno en ese eterno ahora. Podemos dar a luz, fecundar nuestro útero, y llenarlo de luz, esa luz del ahora en la que conocemos que nada hay vacío que todo está lleno.
Dirigimos nuestra mirada interior hacia nuestra tierra, que habrá de permanecer íntegra para poder tener un potencial creador, darse un tiempo en esa mirada al pasado, a todo el pasado, recordar, o renovar nuestra tierra en su integridad Esencial.
La Esencia de la mujer Arbejina es Esencia completa, integra, su potencial es fecundidad, fertilidad, completación. Luz potencial para hacer nuestros sueños y anhelos realidad, la mujer Arbejina crea su mundo, es perseverante y posee fortaleza, es un catalizador para la manifestación de proyectos, y sueños. Hablo de esencias florales, Esencias Triunidad, el eterno ahora en mi útero, cada una de ellas pertenecen al reino de la fecundidad y transformación de las flores mujer.
Embarazos y partos llenos de luz, consciencia del ahora en el que ya se rebela la libertad de elegir parir sin dolor, amamantar, nutrir solo con amor.
Las flores hijas de la tierra, representan su belleza, su geometría es perfecta, su unidad espiritual un eterno ahora, en la belleza fecunda de la tierra.
La mujer tierra, la madre tierra, la gestación de la madre tierra nada hay estéril en ella, todo tiene propósito, todo es ahora.
Las Esencias Triunidad son la unidad de las mujeres de la tierra fecunda dando a luz a los verdaderos herederos de ella.
La energía lumínica de la Madreselva el amor, enraíza, estabiliza, fortalece, sostiene los vínculos la familia, relaciones, amor vital lleno de plenitud y consciencia de ser Uno, cada propósito de vida.
La luz del Taraxacum con su potencial lumínico de la protección, y liberación de las memorias de duelos eternos en los úteros, abuelas, madres, hijas, memoria ancestral, libertad para la elección de parir sin sacrificio, ni dolor.
Ahora el eterno ahora, se realiza; la tierra esta fecundada, mi útero cálido sostiene a las mujeres Esencias Triunidad.
Carmen Romanelli
Creadora del Método de Unidad Esencial. Esencias Triunidad