Nacido en Polonia hace 200 años, Fryderyk Franciszek Chopin está considerado como el romántico lírico más destacado de la música de todos los tiempos.
En su biografía encontraremos características personales del tipo «lunático, enfermizo, débil, influenciable, sentimental…». Todo ello, junto algunas anécdotas elevadas a la categoría de hechos, se debe al carácter chismoso y mentiroso de la sociedad parisina del siglo XIX, en la que el músico estuvo integrado durante buena parte de su vida.
Esas definiciones, expresadas de forma positiva, podrían ser: «sensible, empático, emocional, abierto…» De niño se echaba a llorar al escuchar música. No fue una persona común, no sólo por su talento musical, sino porque el proceso mediante el cual lo manifestaba y expresaba provenía de lugares recónditos en su ser.
Chopin puede considerarse como un médium. Vaya, pero si no veía muertos, ni fantasmas, ni escupía plasma…
Fue el primer poeta tonal en el sentido estricto del término. Refinó sobremanera la expresión de emociones y sentimientos, los captaba en los planos del alma y los plasmaba en el piano. Para hacerlo, nació con esas características le definían como débil y sentimentaloide, y que en realidad le convertían en ultrasensible y ultraexpresivo.
Chopin veía y captaba más allá de sus sentidos. Su carácter, polarmente femenino, le imprimió dotes dulces y «redondeces» a la hora de escribir su música. Los sentimientos pueden plasmarse de un modo morboso (hoy día sólo hace falta ver la TV un rato para comprobarlo), o bien ser expresados desde la belleza y el refinamiento. Él lo consiguió, y fue uno de los primeros.
Sus melodías poéticas, algo lánguidas, repletas de dinámica, expresión, colores y emocionalidad, podrían verse como algo morboso. Nada más lejos de la realidad. Chopin odiaba todo lo antiestético, lo cristalizante. En lo personal, odiaba lo excesivamente sensual, como por ejemplo el tabaco. Sus gustos musicales eran de lo más refinado pues no toleraba a Beethoven por demasiado rudo, y en cambio amaba a Bach y a Mozart por su expresión ordenada y alejada de la vulgaridad.
Desde un punto de vista puramente musical, podemos apreciar en él algunas virtudes de Mozart y Bach: la genialidad, creatividad y originalidad del primero, junto con el orden, la contundencia y la estética del segundo.
La sensibilidad de Chopin le hizo comprender el piano en toda su dimensión expresiva. Su refinamiento estilístico también se reflejó en el modo de componer para este instrumento. Su aprendizaje fue semi-autodidacta, pues recibió lecciones introductorias pero acabó definiendo un estilo y modo de tocar marcadamente libre.
Tal sensibilidad le causaba problemas para dar conciertos, pues se sentía asfixiado, intimidado. Su ultrasensibilidad le provocaba recibir toda serie de emociones y sutilezas, absorbiendo también los sentimientos humanos; ello le hacía sentirse incómodo. Seguramente, sin esa hipersensibilidad no hubiera sido el gran músico y compositor que fue, aunque ello le provocara rechazo a los grandes eventos y concentraciones de público.
Como todo compositor clásico, su obra pide tiempo y calma en la escucha. Sus piezas se alejan de lo convencional y de las estructuras que estamos acostumbrados a escuchar a trevés de los mass media.
Su música se capta, en un primer momento, des de un punto de vista sutil. Las personas más sensitivas se verán más pronto «afectadas» por sus composiciones, que poco a poco van asentándose hasta imprimir una fuerte huella emocional basada en la belleza. La audición de cualquier obra de Chopin hace que el cuerpo emocional del oyente, por lo general, se ponga «a tono» y se centre y equilibre al cabo de unos minutos.
Ballade N1 en sol menor, op 23; Extraído de «El Pianista», de Roman Polanski (2002)
Chopin buscaba una auto-expresión que se acercara a la imagen a la que de él mismo aspiraba. La belleza emocional que captaba de los planos sutiles le resultaba un objetivo a realizar en sí, como persona. El modo de plasmarlo fue la composición, y en ella arrojó todos aquellos conceptos emocionales que sentía, veía y captaba, y que para él significaban un objetivo de aspiración, una autoimagen de futuro a la que ansiaba, algún día, llegar.
Por ello se comportaba musicalmente como un aristócrata. Se afanaba por una expresión refinada, elevada, pulcra, limpia y bonita. La estética le era importante, y sin ella no podía expresar los conceptos abstractos que recibía. Liszt dijo de él que «nunca hizo uso de una palabra inelegante (…) cuya amenidad estaba restringida dentro de los parámetros del perfecto buen gusto».
En la sociedad Victoriana, esa feminidad que atesoraba le sirvió para conectar, musicalmente, con el perfil clásico de la mujer de la época. Dichas mujeres, contraídas por un orden social que las relegaba a meras sirvientas del marido, sin poder expresarse con suficiente libertad, ni poder ser libres creativamente, ni sexualmente, recibieron inconscientemente una fuerte impresión debida a esa ausencia en su música de todo lo duro, áspero e irritante, características básicas de los maridos de la época. Así, Chopin ejerció de desatascador emocional inconsciente.
El nivel expresivo de Chopin podría equipararse al pincel de un gran pintor, capaz de trazar relieves, sombras, colores, luz, todo en un perfecto estado de orden y armonía. Ese orden, esa estructura que él fue capaz de imprimir en su piano, era lo que captaba de los planos internos de la existencia. La infinidad de matices que se le reconocieron como instrumentista dan fe de ello.
Esa captación es lo que define a los médiums como tales, y no la fenomenología por sí sola. Acceder a planos de información internos no es la única función del médium, sino también como los plasma y expresa en la realidad física densa. Lo que llamamos «inspiración», «musas», «duende», todo ello entra dentro de un proceso mediúmnico en tanto en cuanto las ideas pre-existen y se «bajan» a nuestra realidad mediante un proceso de captación y posterior materialización.
Ahí entra en juego la personalidad del individuo, que puede teñir el resultado si se implica mucho o interviene en demasía. El médium recibe y transpone a través del medio que le ha tocado usar. Puede ser que a menudo no comprenda del todo esa información, contenida en el Akash o en otros planos, pero la gran experiencia de esas personas es trabajar como intermediarios (eso significa «médium», el que está «en medio» de dos realidades) y materializar.
En cuanto a las obras de Chopin, es muy difícil destacar algo por encima del resto. Como mucho, me atrevería a recomendar sus composiciones para piano por encima de lo que escribió para orquesta o trío. Sus etudes, sonatas, nocturnas, ballades, son verdaderamente placenteros al oído.
Más información Chopin: Wikipedia, Discografia en Spotify, Web Chopin 200 Deustche Grammophon
En El Blog Alternativo: La mediumnidad y sus tópicos (1/2)
En El Blog Alternativo: Sonido, Arte y Psique
Bibliografia utilizada: Scott, Cyril; Music: its secret influence throughout the ages. The Aquarian Press, 1933.
30 octubre 2010 02:27
Excelente artículo Karolus. Muy buena la distinción entre lo que podemos denominar «sensiblería» y lo que es la sensibilidad, algo que sólo las personas íntegras y maduras muestran. También es muy beneficioso el mostrar al ser humano como un canal natural entre los planos sutiles y este plano físico denso. Todos tenemos en alguna medida esa capacidad mediúmnica, pues es inherente a nuestra naturaleza, como seres multidimensionales. Todo aquel que desarrolla alguna actividad que requiere de inspiración (ya sea artística, intelectual, técnica, mecánica, etc), canaliza en determinados momentos información o energía cualificada de los planos internos o sutiles. Incluso, el fontanero, cuando tiene que poner los cinco sentidos en averiguar por dónde se escapa el agua, ejejejje.
Por lo demás, siempre aprecié mucho la música de ese auténtico genio que es Chopin, capaz de llegar a cotas de sutileza, belleza, ingenio y delicadeza casi insuperables. Eso lo
descubrí cuando escuché, hace mucho tiempo, su excelso Nocturno nº2 Op.9.
Además, es del todo cierto, relaja, jejejejee.
Saludos musicales.
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http://www.youtube.com/watch?v=EvxS_bJ0yOU
31 octubre 2010 22:19
Hola!
Muchas gracias por los comentarios.
Respecto a lo que decís y preguntáis:
Quizás, para mí, es un pelín arriesgado calificar como «mediumnidad» todo aquello relativo a la inspiración. La intuición tiene mucho que ver con ello, y está muy relacionada con el tipo de mecanismos y funcionamiento de las cualidades mediúmnicas. Los sueños, por ejemplo, pueden tener tintes mediúmnicos pero también pueden ser una particularidad o fenómeno puntual.
Por ejemplo, Paul McCartney contó que soñó con la canción «Yesterday». Vio a su madre en sueños, cantándosela, y al despertarse se levantó y la escribió de un tirón sentado al piano. No creo que McCartney sea un médium en el sentido estricto de la palabra, pero en su sueño canalizó una información residente en planos sutiles. Eso puede estar relacionado con su propia experiencia de vida, sus aprendizajes personales en cuanto a nuevos horizontes, entendimientos, y leyes de funcionamiento.
Cada uno, en función de su nivel vibratorio y lo «despierto» que esté, goza de acceso a informaciones distintas. A más despierto, más información. El cielo no cede esa información gratuitamente y siempre se asegura de entregarla a quien pueda hacer un buen uso de ella. Debemos merecerla. Por eso un médium tiene la responsabilidad de ejercer esa capacidad desde la voluntad enfocada en el Amor Impersonal, no egoístamente, y materializar todo aquello que sea menester. Es un aprendizaje para él mismo, ya que debe entregar a los demás el resultado de sus experiencias, además de crecer en su propio estado evolutivo integrando lo del «más allà» en su propia consciencia, la que se desarrolla «más aquí».
Una vez alcanzado este nivel vibratorio, las cualidades mediúmincas quedan asumidas, como un canal ya abierto definitivamente.
31 octubre 2010 22:42
En cuanto al tema de las mujeres del S. XXI, yo creo que justo el péndulo se ha movido hacia el extremo opuesto. Es decir, se ha ido pasando de una mujer apocada, servicial y ligada al marido, la casa y los hijos, a una mujer independiente, resuelta y libre. Astrológicamente hablando se ha pasado de la reculsión en casa de Cáncer, a la escalada del monte de Capricornio.
No lo juzgo como bueno ni como malo. Opino que tantos años de represión han ocasionado que a veces la mujer «huya» de su propia feminidad, y quiera ser más masculina que femenina, copiando comportamientos de los referentes masculinos que han dirigido la sociedad, que generalmente han actuado con pésimo acierto.
Con ello, muchas han empezado a sufrir enfermedades típicas del sexo masculino, como los infartos, debido a bloqueos en la expresión de amor en el sentido más femenino del concepto, pues esa energía se mueve des del chackra situado encima de ese órgano. Evidentemente generalizo…
Esa tendencia a masculinizarse ha hecho que el impacto social sea tremendo, con mujeres siempre queriendo ser perfectas físicamente, dejando la maternidad algo de lado pues le supone un estorbo en sus carreras, también la crianza de los hijos…
Chopin destapó, la mujer ha avanzado hacia adelante, y ahora queda compensar las dos energías en el punto intermedio.
La música que puede desatascar ese tope en cuanto a la feminidad de la mujer puede ser de aquella que contenga un contenido emocional alto. Música de raíz, tradicional, de melodías suaves y sugerentes, con mucha información ancestral contenida: tradición celta, las nanas, danza del vientre y su música relacionada, voces femeninas dulces… todo aquello de haga mover la energía situada en el chakra del corazón, que haga sentir, y a ser posible no genere «sentimiento» sino «emoción».
Y casi cerrando el círculo, otra vez Chopin, pues en ningún caso su musica provoca brotes de lo masculino, sino una emoción madura, ordenada, intensa, equilibrada. Emoción con orden implica corazón y mente, buen tándem porque el segundo compensa al primero. Emoción, comprensión.
Un saludo! y espero que la respuesta haya estado a la altura.
30 octubre 2010 13:05
Hola
Gracias por este post que me ha aclarado muchas cosas pero tb me han surgido dudas. En este artículo del blog se contaban 11 casos históricos de inventores, músicos y otros que han recibido información en SUEÑOS, incluidos Wagner, Haendel y Paul Mcartney. ¿son ellos mediums tb?.
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Me ha sorprendido mucho el concepto de «DESATASCADOR EMOCIONAL» de las victorianas. Nosotras, las mujeres del XXI no tenemos corsés físicos pero hay un indice brutal de cirugías estéticas, se reniega de la naturaleza femenina en manos de la medicina a todos los niveles, se considera enemigos a los propios bebés-hijos pequeños y se les deja llorar, etc., el consumo de Prozac en las mujeres es muy elevado… Vamos q tb tenemos nuestros problemas con esta sociedad.
¿Conoces algún músico actual que desatasque y libere energía femenina ancestral? ¿Puede ser música dirigida a algún chakra concreto o esta nueva música a la glándula pineal?
Gracias
3 noviembre 2010 01:36
Hola, muy interesantes y atinados comentarios. Como curiosidad, os cuento una anécdota de «Yesterday», que Paul McCartney contó en la revista Playboy, en 1984, allá va. Cuando él tuvo la inspiración de la canción -en sueños- le llegó la música, pero no la letra (ni el título). Por ello, le puso el siguiente «título de trabajo»: Scrambled eggs (Huevos revueltos). Jejejeje, pero lo más gracioso es uno de los primeros versos, también «de trabajo» que escribió: «Scrambled eggs/Oh, how I loved your legs», que quiere decir, «Huevos revueltos/ oh, cómo me gustaban tus piernas»…
:D :D :D
13 abril 2011 22:33
amo,amo a Chopin. De los clásicos el que más me llega, es sublime! gracias por el artículo, buenisimo como lo retratan.
14 abril 2011 14:00
Me han encantado el post y los comentarios.
Tal y como explico en mis libros, incluso Descartes, padre del método que causó furor entre los racionalistas, «recibió» su idea a través de una fortísima inspiración numinosa que sin duda escandalizaría completamente a sus seguidores.
Isaac Newton, otro genio en el que se escudan los racionalistas, era una persona profundamente religiosa que no sabía bien de dónde surgían sus hallazgos matemáticos. Einstein y Jung tenían vislumbres místicos bastante potentes. ken Wilber tiene a menudo «satoris de trabajo», momentos extáticos en los que ideas y palabras surgen con extrema fluidez, como si procedieran de una región divina. La lista es muy larga. Esto debería ser conocido por los cientifistas que sobrevaloran el intelecto.
No sé si todo proviene de esa región, pero da la impresión de que los conceptos completamente nuevos y que contienen una energía que moldea la cultura, proceden de alguna clase de esfera, como si fueran preexistentes, y los cerebros sólo antenas que lo captan.
Por cierto, quizás es así como surgen las nuevas especies, arquetipos inmateriales que cada tantos milenios se materializan en la biosfera. ¡El tema da mucho de sí!