«Emprender un auténtico camino espiritual no es eludir dificultades, sino aprender con atención del arte del error, y someter las equivocaciones al poder transformador de nuestro corazón»
Jack Kornfield
maestro budista y escritor
Terminé el libro que os voy a presentar hoy hace un par de meses, y he estado dándole vueltas desde entonces, la verdad. Al final, he decidido que valía la pena compartirlo con vosotros: no es que tuviera dudas en cuanto a la calidad del mismo, la verdad es que me ha encantado, pero quería estar seguro de poder transmitir la idea que subyace a un libro con un título tan sugerente como éste…
… y es que el título dice mucho de lo que viene después, como no podía ser menos.
Jack Kornfield, el señor con la cara simpática de la foto, es un afamado maestro budista: aprendió en Birmania las bases de la meditación y la filosofía. Volvió seguro de querer compartir con toda la humanidad sus conocimientos sobre el Darma, sobre la vida y sobre la muerte. Y, después de varios textos, sintió la necesidad de escribir algo como «Después del éxtasis, la colada». Voy a intentar condensar la enseñanza para mí tan pertinente que Kornfield ha querido transmitirnos con una prosa, por otro lado, clara y amena.
El tema me parece muy interesante. Hay una creencia generalizada de que, cuando uno alcanza un nivel espiritual determinado, todo su ser, por así decirlo, está en ese nivel: es decir, no podemos concebir, en general, que Jesús tuviera un acceso de mala uva y maldijera a una higuera por no dar frutos en temporada, por ejemplo.
Aún a pesar de que existen explicaciones «simbólicas» del episodio, (como no), el ejemplo nos puede valer para mostrarnos que un maestro de la elevación espiritual indudable de Jesús tenía accesos de rabia. Dejando aparte si ésto sería su parte humana o divina, y sin meternos demasiado en jardines espinosos, lo que sí que parece claro es que la elevación espiritual no garantiza una evolución, digamos, «uniforme».
Todos conocemos casos de seres cuyas enseñanzas dibujan una sabiduría indudable, pero que sus acciones, a veces, desmienten en toda regla. La vieja regla del «haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago» parece una tentación bastante peligrosa.
Y de esto es de lo que habla Kornfield en su libro: de la vuelta a la realidad de muchas personas que, en un momento de sus vidas, alcanzaron un nivel de penetración apreciable, bien a través de la meditación, de la oración, o de cualquier práctica espiritual, y que encontraron muy complicado conciliar su vida «tras el nirvana» con la realidad de ir a comprar al supermercado el día siguiente, o de lidiar con sus hijos adolescentes.
Una explicación muy elegante y diría yo que refinada de por qué pasa ésto nos la da Ken Wilber en sus libros
Aquí lo tenemos. Y usando sus propias palabras,
«dentro de cada persona habría diferentes «líneas de desarrollo», que no serían sino un sistema de múltiples inteligencias o capacidades que se hayan permanentemente disponibles para todos, y que están más o menos desarrolladas en cada individuo.
Existen diferentes «líneas» de crecimiento representan diferentes capacidades que van desarrollándose desde los estadíos prepersonales, hasta los personales y más allá. Por ejemplo: la línea del desarrollo ético, la línea del desarrollo emocional, la de las capacidades kinestésicas, la línea cognitiva, la espiritual, de la conciencia de la muerte, etc.
Estas líneas no se desarrollan en cada individuo de modo uniforme y parecen hacerlo de forma relativamente independiente unas de otras.
Para ejemplificar, pongamos por caso el de un individuo que ha desarrollado su línea de crecimiento lógico matemático de un modo postconvencional (un ingeniero) y que al mismo tiempo su línea de crecimiento moral no llega más que a niveles pre convencionales (un estafador). Coexisten así, diferentes niveles de desarrollo en un mismo individuo.»
(tomado de La vision integral, Ken Wilber, la negrita es mía)
Kornfield no llega a dar una explicación tan, digamos, «psicológica» del asunto. Para él, el asunto sería puramente evolutivo, es decir: una vez hemos alcanzado la iluminación, comienza una de las etapas más peligrosas para el practicante.
Hay que saber cómo volver a la realidad, con el resto de tus congéneres, y poder transmitirles todo tu conocimiento. Es la sabiduría del boddishatva, la de aquel que vuelve para poder ayudar al resto de los mortales a seguir con la evolución.
Porque, como diría cualquier maestro zen, (o monje trapense, sólo hay que leer a Thomas Merton), si crees que ya has pasado a la otra orilla del río de la consciencia, y has alcanzado el nirvana, entonces es cuando estás más lejos de la verdadera iluminación.
Para Kornfield, la iluminación sólamente es un paso más dentro de la evolución espiritual. Menciona un caso que me llamó especialmente la atención: es conocida la penetración espiritual del maestro hindú Krishnamurti.
Kornfield nos cuenta que, hacia el final de su vida, tuvo bastantes pleitos con colaboradores muy cercanos por cuestión de dinero, e incluso se supo que había tenido una relación con la esposa de uno de sus más antiguos colaboradores. No parecía la conducta que se podría esperar de un ser tan evolucionado.
La verdad es que la visión de Wilber me parece bastante esclarecedora en este aspecto. Me parece correcto no reducir a un ser tan complicado como es el ser humano a términos tan absolutos y a menudo injustos. No podría haber cielo si no hubiera infierno, o, mejor dicho, y siguiendo el viejo adagio ocultista, Jesús pudo vencer a la muerte porque triunfó sobre los infiernos.
Para mí, eso quiere decir que antes de subir al cielo hay que pegarse un paseo necesario por nuestros infiernos, conocerlos, darles su voz, y después subir al cielo. Y una vez estamos por allí, es bastante posible que nos llame por teléfono la suegra… y me temo que deberemos estar a la altura de ello.
Porque podemos tener un nivel de discernimiento psicológico magnífico… pero un nivel moral, cuanto menos, discutible.
¿Qué opináis?
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Sitio oficial: Jack Kornfield
Venta online de «Después del éxtasis la colada»
En El Blog Alternativo: Artículos sobre budismo
26 enero 2011 22:42
Interesante recomendación para la lectura.
Este tema de la adaptación de la espiritualidad que tengamos a la sociedad, me lo plantee hace años; pero actualmente la gente esta muy avanzada, me refiero a que estan informados y la espiritualidad ya no es una cosa nueva. Respecto a la conciencia creo que no tiene niveles, es ilimitada. Últimamente leo y releo Eckhart Tolle, porque su simplicidad es extraordinaria y quiero integrar bien los 3-4 puntos que el plantea a mi desarrollo personal; (nada que ver con la intelectualidad de Wilber, que el último libro que compre de el, precisamente lo elegi por parecerme una revisión de sus ideas pequeña).
Ahora intento encontrar cosas paralelas a Eckhart, porque me interesa mucho entender como funciona la conciencia, la atención, si desarrollar la presencia se puede practicar también en el sueño (otro punto desde el que podriamos crecer a más), la intuición o sabiduria que podemos dejar que fluya a traves de la práctica de la consciencia,…
y de momento solo curioseo sobre Mindfulness, entre los libros que hay, pero no acabo de encontrar cosas paralelas a Eckhart y su aportación de la conciencia. Si podeis recomendar algo, se agredeceria.
El otro dia vi la pelicula «Mas Allá de la Vida» de Clint Eastwood y vi estos detalles de experimentar el aqui y el ahora (justo por ejemplo en el accidente del maremoto) y luego sincronias, osea Clint no se plantea que hay despues de la muerte, sino que veamos aqui y ahora através de nuestra consciencia que todo esta conectado y que las respuestas estan en nosotros, no en fuera o lejos o en otra dimensión (en la red no he visto ninguna critica que valore la espiritualidad de la peli, porque este tema se conoce poco). ¡saludos!
23 abril 2014 14:16
A mí me produjo un efecto extraordinario las enseñanzas de Douglas HARDING, «Una vía sin cabeza».
27 enero 2011 02:45
Me haz puesto a comprar el libro, ese tipo de guia a mi modo de ver avanzada o cruda muchas veces, es lo que algunos nesecitamos, me gusta que me bajen del curubito y me muestren los errores que pueda estar cometiendo en la senda espiritual, me gusta por que no hay nada peor que pensar que se a alcanzado algun nivel cuando no es asi, de hay que se desprendan muchos malestares cuando osbstinadamente se piensa que es asi y el ser te dice, no señor aun falta.
Guias como wilber,cohen,kornfield y ahora que tengo referancia de Thomas Merton, (y no se cuantos mas no conocere) son los que nesecitamos de verdad en el camino, no desestimo a otros guias mas populares, solo que aveces nesecitamos que nos sacudan y nos digan cuan dormidos aun estamos y no creer que estamos iluminados por que asi decidimos creerlo, o como dirian wilber en viva la iluminación,
«Hablando de maestros espirituales, están los juiciosos, afables, consoladores,
tranquilizadores, los preocupones; pero están también los forajidos, los terrores
vivientes, los Chicos Rudos y las Chicas Insoportables de la realización divina,
hombres y mujeres que te plantan cara, te importunan, te aterran, hasta que
despiertas radicalmente a lo que en realidad eres.
¿Puedo sugerir algo?: escoge a tus maestros con todo cuidado.
Si quieres que te animen, que te sonrían con suavidad, que te soben el ego, que hagan blandas caricias a tu modo de ser autocontraído, que te den
palmaditas en la espalda y te digan dulces palabras de consolación, búscate un Chico Amable o una Chica Buena y tómalos de la mano mientras caminas por la delicada senda de la reducción del estrés y del confort egoico. Pero si lo que quieres es la Iluminación, si quieres despertar, si quieres freírte en el fuego del
Infinito apasiona-do, entonces –te lo prometo– búscate un Chico Rudo y una
Chica Insoportable, de esos que, cuando estás delante de ellos,te sientes incómodo, que te asustan hasta el aturdimiento, que en un dos por tres se vuelven contra ti y te ponen en ridículo, que te hacen desear no haber nacido; que te ofrecen no un suave confort, sino un terror abyecto; no un consuelo con sacarina, sino una angustia que te achicharra,… pues entonces, sólo entonces, podrías muy bien encontrar-te en la senda hacia tu propio Rostro Original.»
Excelente entrada amigo peregrino, si te es posible me gustaria que me recomendaras otros autores similares, de esos que te dicen las cosas como son. Saludos
27 enero 2011 08:22
Me ha gustado el trabajo sobre el libro, que posiblemente no lea, de momento, porque para mi es suficiente con tu extracto; Para los que estamos en la senda de «superación» más que «iluminación», ése precisamente es uno de los peligros, volver a casa al trabajo, después de haber estado con gente «como tú», simpática, dulce, con los mismos intereses, y encontrarte la casa hecha un terreno de batalla. Y empezar a pegar voces o lo que es peor, sin decir nada, hacer sentir al resto de tu familia «que no están en la onda de la perfección», (me hace gracía, porque lo he vivido). Ahora cuando hago algún retiro, encuentro, seminario etc, lo disfruto todo lo que puedo y vuelvo a mi casa con ropa sucia, me encuentro a veces platos sucios y al personal feliz porque han pasado el finde sin la presión de «haz la cama», «recoge tu ropa», «organiza tus libros», etc….. Me meto en mi marabunta, me siento en el sofá y a disfrutar de todo lo que me cuentan. No estoy iluminada pero disfruto muchísimo de mis retiros y de mi gente. Gracías peregrino por tú trabajo y aquí tienes mi opinión. Saludos
27 enero 2011 15:23
Interesante post, sobre todo por su complejidad. Vivimos en un mundo dual y todo ser humano tiene una parte ‘buena’ y una parte ‘mala’. Al final son parte de la misma cosa. Pero, en mi opinión, estamos aquí y ahora en la Tierra para aprender, ser maestros y alumnos a la vez. Es muy fácil conocer y pasear por la parte buena, la que nos hace sentir orgullosos de nosotros mismos y alineados con nuestra esencia; pero por la simple existencia de esa parte positiva, hay una negativa, y también hay que conocerla y aceptarla. Esto es harto difícil, pero hace poco he descubierto que es imprescindible. Para mí, este es el camino del desarrollo de la consciencia: un ser individual que se ama y acepta, conectado a un todo único que, por consiguiente, ama y acepta.
Ahora bien, quizás no tenga claro el concepto de ‘iluminación’. Entiendo que cuando un ser alcanza la iluminación ya ha paseado por el sendero de sus infiernos, los ama y acepta y su consciencia trasciende a la de cualquier ser humano en periodo de crecimiento. Por eso no concibo accesos de ira, porque sabe que es lo mismo que la euforia y ya no necesita experimentar en los extremos. Su nivel de comprensión sobre el mundo y su naturaleza cambia por completo. No entiendo que actúe como cualquier ser humano que está creciendo, porque ya no lo es: ya ha superado la prueba y es capaz de sentirse en paz haga lo haga, esté donde esté y le toque vivir lo que le toque vivir.
27 enero 2011 17:55
Gracias por vuestros comentarios. Comparto la visión de que, a veces, Wilber es un poco bastante «intelectual». No obstante, su percepción de la consciencia del ser humano como «las olas del mar» me parece sumamente interesante. Explica muchas cosas, como que muchos maestros espirituales, por ejemplo, no tengan a la higiene como una de sus mejores amigas. Desde ese punto de vista, en su teoría integral propone ejercicios específicos para reforzar diferentes áreas: desde la física, hasta la emocional o la intelectual. Desde realizar ejercicio en el gimnasio, hasta hacer constelaciones familiares. Efectivamente, la aportación de Eckhart es muy interesante: aunque particularmente no me parezca novedosa, lo expresa con una empatía realmente contagiosa. La atención debe ser básica en cualquier proceso de desarrollo humano que se precie. Y la idea de realizar retiros, Ana, imagino que debe ser la que tú expresas: lograr que, en alguna parte de tu ser, lo que hayas aprendido o experimentado en ése retiro se transmita en tu vida cotidiana. Seguro que es así. Gracias por vuestros comentarios.
2 febrero 2011 13:52
Pues sí.
Después de un retiro de 10 días en silencio y meditación (todo muy bonito y gran cremiento interior), cuando bajé del tren me encontré que todo estaba igual que yo lo había dejado.
Yo había cambiado muchas cosas en mí, pero mi entorno no, y me ha costado no ser absorvido por mi anterior forma de actuar.
Incluso hubo quien me llamó «iniciado», y eso hinchó mi ego enormemente, hasta que llegué a la conclusión de que soy un iniciado desde el momento de mi concepción; la diferencia es que ya era consciente de ello.
Y todavía lucho con mi ego-espiritual, que también quiere ser el rey de esta nueva montaña que estoy subiendo.
Después del éxtasis, la colada: pues hasta luego, que voy a doblar la ropa.
2 febrero 2011 15:24
Pues nada, Juanjo, ya sabes: a poner la lavadora, que si no uno se «des – inicia» enseguida…
12 febrero 2011 04:58
Es genial todo lo que se comenta aquí. Qué ricos son los comentarios de los posts! Me la paso leyendo lo que muchos escriben luego de leer el artículo y dicen cosas tan interesantes que.. mejor no sigo a ver si inflo el ego de alguien :-)
Jeje bueno.. lo que más me entusiasma es ver que a todos los seres humanos nos pasa lo mismo básicamente, sólo que representado en distintos roles y situaciones.
A seguir sincerándonos con nosotros mismos!!
21 julio 2011 13:57
Que bueno haber encontrado este blog, y leer artículos y comentarios como los aquí presentes.
Me parece que es inevitable en el camino espiritual de cualquier persona, llegar a un punto en el que nos transformamos en ego puro.. llegamos a senhalar a los demás, y sentimos que valemos más la pena que los demás por meditar un par de veces a la semana o por mirar al cielo más a menudo.
Pero darse cuenta de esa locura, de esa máscara «espiritual» (el mejor camuflaje del ego) es un paso importantísimo para continuar con el verdadero camino.
Y por otra parte también llega el momento en que creemos que nos iluminaremos si creamos experiencias positivas y emociones positivas en nuestras vidas, olvidándonos que «nadie alcanza la iluminación fantaseando con la lúz, sino iluminando las partes oscuras» en palabras del gran carl jung.
Ahora mismo yo estoy en eso, por mucho tiempo estuve cegado, «fantaseando» sobre la lúz, y apuntando a los demás por su «falta de espiritualidad», al final, hay que tener la disposición para aceptarnos y vivir como lo que somos: seres duales, con lo bueno y lo malo, si sólo hubiera cielo, nadie le tomaría el peso.
Fuerza amigos, mientras más duro el camino, más bella la recompensa!
1 agosto 2014 10:51
Yo discrepo en algo:
No es que después de haber alcanzado la iluminación se puedan tener accesos de ira o puedes no saber lidiar con tus hijos adolescentes, es que esa iluminación que se alcanza meditando y aislado en un entorno ideal no es una iluminación «verdadera» por decirlo de algún modo…
Para mí es un error considerar la Iluminación como un momento de éxtasis o de conexión total, al margen de la vida cotidiana y de las relaciones cotidianas con los demás. Para mí la verdadera «iluminación» se probaría precisamente en la capacidad de amar y de relacionarnos con los semejantes, y sobre todo, con los niños pequeños y adolescentes, con las personas que necesitan cuidados y demanden entrega permanente, con la capacidad real de amar y aceptar al prójimo, etc…
Y por otro lado, la iluminación total no existe, nadie está totalmente «iluminado», es un absoluto inalcanzable, asintótico.