«Los irremediablemente lerdos creen que la ciencia es éticamente `neutra’ y que los científicos son unos personajes ‘objetivos’ e ‘imparciales’
«La ciencia actual y la tecnología, herederas del cartesianismo y del mecanicismo, se presentan a sí mismas como la única manera de entender el mundo. Y ahora, ahora que la ciencia y la tecnología nos han abocado al desastre, siempre al servicio de fuerzas devastadoras, ahora tienen prisa de cambiar las cosas. Y no saben que, ante los desastres que se avecinan y que ya están imperando, lo que hace falta es paciencia, sangre fría, menos vanidad y más humildad, serenidad total, calma, paz…»
«¿Qué tecnología puede evitar la crisis climática, la desaparición de una especie o la desestructuración de una familia? SÓLO UN CAMBIO ESPIRITUAL MUY PROFUNDO puede salvar a nuestra especie»
The Ecologist 44
Superándose a si misma y denunciando al sistema en temas casi intocables se presenta la nueva edición de la revista The Ecologist de enero-febrero-marzo 2011. Si el nº 43 se centró en la liquidación de la familia, el 44 desgrana, cuestiona y critica severamente el actual modelo científico-ideológico.
No estamos acostumbrados a que nos muestren el lado oscuro de la tecnología en numerosos campos y que nos expliquen que muchos de los que nos venden como avances no lo son tal para la población.
Críticas a teorías obsoletas de Darwin sobre la belicosidad de la naturaleza, enumeración de experimentos modernos terribles, listado de científicos eugenistas, geoingeniería, nanotecnología, el poder tras las redes sociales, chemtrails, nuevos virus mortales creados en laboratorio, transgénicos, medicalización de la infancia y más, son los temas que trata esta publicación.
La revista The Ecologist se vende por 4 euros en numerosos quioscos en España y online. Os recomendamos su lectura, por dura que sea, y nos quedamos con una de sus citas:
«No es signo de salud estar bien adaptado a una sociedad enferma»
Jiddhu Krishnamurti
Y a continuación la editorial y el índice:
EDITORIAL
CIENCIA SIN CONCIENCIA (Y SIN PACIENCIA). NECESITAMOS UN RADICAL Y PROFUNDO CAMBIO ESPIRITUAL
Ha escrito Rigoberto Lanz: «Los ingenuos creen con gran candidez que las concepciones teóricas son una cosa y la práctica es otra. Los más distraídos creen que las ideas van por un lado y la acción va por otro. Los irremediablemente lerdos creen que la ciencia es éticamente `neutra’ y que los científicos son unos personajes ‘objetivos’ e ‘imparciales’.
Estas y unas cuantas cursilerías más están funcionando permanentemente en el imaginario de grandes masas de población que no pueden percibir el fenómeno tecnocientífico con una mirada crítica. Que esto ocurra así en altos porcentajes de la ciudadanía del mundo es muy lamentable pero hasta cierto punto comprensible.
Lo que no puede ser aceptado tan rápidamente es que en el ambiente académico y en las elites intelectuales también se consuma este paquete ideológico sin que se produzca un cortocircuito epistemológico. Lo que resulta incomprensible es la facilidad con la que un cientificismo ramplón se ha instalado en la esfera universitaria impactando de un modo muy negativo en la formación de un espíritu crítico en las generaciones que desfilan por sus aulas».
El texto de Lanz es total: «El paradigma de la simplicidad está en la base de esta enfermedad del espíritu. Los dogmas metodológicos, los rituales académicos repetidos durante siglos, el peso enorme de un sentido común férreamente instalado en la cultura dominante, y, sobre manera, la funcionalidad de esta mentalidad con la reproducción de las formas de poder predominantes en la sociedad, son los condicionantes que pueden explicar la impunidad con la que viene operando este viejo paradigma durante todo el trayecto de la modernidad.
Aquí nada es inocente. Cada palabra, cada gesto, cada aparato, cada práctica, están todos alineados con la racionalidad dominante, con la lógica del poder, con las ideas y creencias que prevalecen en estos tiempos. El Estado y sus políticas públicas no están exceptuados de esta regla básica. Lo que hacen los científicos en sus laboratorios, lo que enseñan los profesores de ciencia en las aulas y lo que gestionan—y cómo lo gestionan– los funcionarios en los aparatos científicos.., pertenecen al mismo substrato ideológico, a la misma mentalidad prevaleciente, a la misma cultura que domina. Esa no es una casualidad.
Se trata en verdad del funcionamiento de un pensamiento único en esferas distintas. Lo que ocurre es la evidencia de una cultura científica que se expresa en todos los ámbitos de la sociedad: tanto en los que la producen como en los que la consumen. Es el paradigma de la simplicidad en acto».
Estamos completamente de acuerdo con todo lo expresado por Rigoberto Lanz. Y ésa es una de nuestras batallas cotidianas desde The Ecologist. Ahora bien, en este número de la revista hemos ido un poco más allá. No nos hemos contentado con criticar el paradigma instalado entre los que gobiernan el mundo para someter la ciencia, la investigación y la tecnología.., a sus intereses.
Hemos ido más allá y nos hemos fijado en diversos científicos, inventores, investigadores, técnicos, instituciones, etc. Algunos de ellos pasan por ser, tras sus batas blancas y sus pelos atolondrados, personajes graciosos, eminencias… Pero son (algunos), realmente, bárbaros, personajes luciferinos, hombres y mujeres oscuros que han intentado e intentan utilizar su conocimiento para someter a la Naturaleza al imperio de una ciencia sin conciencia y de una tecnología sin compasión.
Muchos grandes monstruos de la Humanidad, cuyos inventos e investigaciones han sido puestos al servicio de la barbarie, no son hombres neutrales, sino sádicos. Algunos otros, en el mejor de los casos, son personas que se equivocan.
No obstante, su vanidad les ha llevado a creer que tenían la verdad absoluta cuando decían o hacían lo que fuera. La ciencia actual y la tecnología, herederas del cartesianismo y del mecanicismo, se presentan a sí mismas como la única manera de entender el mundo.
Y ahora, ahora que la ciencia y la tecnología nos han abocado al desastre, siempre al servicio de fuerzas devastadoras, ahora tienen prisa de cambiar las cosas. Y no saben que, ante los desastres que se avecinan y que ya están imperando, lo que hace falta es paciencia, sangre fría, menos vanidad y más humildad, serenidad total, calma, paz…
Volver a fórmulas de vida en las coordenadas galanas es la única solución para volver a vivir en paz con la Naturaleza y con nosotros mismos. Ninguna ciencia ni tecnología podrá salvarnos de nada y lo que es peor: cuando la ciencia y la tecnología crean desastres, éstos son irreversibles…
¿Qué tecnología puede evitar la crisis climática, la desaparición de una especie o la desestructuración de una familia? Sólo un cambio espiritual muy profundo puede salvar a nuestra especie. Pero lo que necesita la Humanidad no es exactamente una religión, sino un verdadero y legítimo «din», una forma de vida que lo englobe todo como algo sacro.
EcoActivistasTHE ECOLOGIST. ENERO 2011 5
INDICE
- Lo humano en el laboratorio. ¿Existe todavía el hombre?)
- La ley de bioseguridad
- Nuestro cuerpo es la mejor tecnología. La mujer y la oxitocina
- Violadores del espacio
- Las locuras de James Lovelock
- Cientifismo salvaje La isla del Dr Moreau
- Eugenesia. Científicos en pro de la eugenesia y el infanticidio
- Geoingeniería Alternativas para enfriar el clima destrozando la Tierra
- Nuevas tecnologías ¿A quién sirven las grandes redes sociales en internet?
- Estrategias bélicas. Chemtrails: la respuesta está en el cielo
- Modificación genética. El fracaso de la patata transgénica
- Una ciencia al servicio de Gaia «La forestería análoga aporta soluciones». Entrevista a Ranyl Senanayake
- Nanotecnología T(error) en el hipermercado
- Control social. Chips para humanos
- Alimentación. Ciencia parcelaria y reduccionista
- Experimentación. Virus mortales de laboratorio
- Rispedal. Jugando con la infancia
- Entrevista a Matthias Thun. Cultivando con los astros. Una ciencia al servicio de Gaia
Sitio oficial: The Ecologist
En El Blog Alternativo: Números anteriores de The Ecologist
ANÉCDOTA:
Y en la sección de cartas al director han publicado una de Erika Irusta, colaboradora habitual de este blog.
28 enero 2011 12:16
El nuevo número de The Ecologist viene justo a tiempo, cuando la comunidad científica está rechazando, pese a las evidencias científicas, el nuevo descubrimiento de la fusión fría.