«El minimalismo combina la simplificación de la vida diaria con la exigencia de influenciar positivamente en la sociedad. Contiene por lo tanto una reflexión interna (¿qué necesito para ser feliz?) y también una reflexión externa (¿qué puedo hacer para facilitar la vida de otros?). Y resulta que ya en la antigüedad había una escuela de filosofía que trabajaba justamente en este tema: la de los estoicos, especialmente de la Roma antigua»
«Toda la práctica estoica, todas las estrategias psicológicas de los estoicos tenían una razón: aumentar la tranquilidad del individuo, alejar las emociones negativas, y aumentar el impacto positivo de la persona sobre la sociedad»
Valentina Thörner da Cruz
(Séneca y Marco Antonio tienen mucho que enseñarnos en el siglo XXI y Valentina*, minimalista de vocación, consultora y bloguera, nos lo cuenta).
La filosofía de una vida simple (o minimalismo si preferís utilizar un nombre más moderno) que valora la calidad de vida por encima de las riquezas tradicionales (sueldo grande, casa grande, coche grande) está ganado protagonismo.
La democratización del acceso a internet facilita la creación de comunidades basadas en este estilo de vida, la crisis económica obliga a una re-evaluación de los padrones de consumo a nivel individual y la creciente conciencia de que el modelo de producción actual no tiene futuro por los límites naturales del planeta, todos estos factores ayudan a aumentar la visibilidad y la viabilidad de un modo de vida basado en la simplicidad y el conocimiento propio.
La idea de reducir las pertenencias para concentrarse en tener lo esencial y de reducir las obligaciones ajenas para poder disfrutar de lo que te hace feliz, no es nada nuevo.
Aunque las tecnologías cambien, la psique humana es bastante constante. Por lo tanto vale la pena detenerse de vez en cuando para examinar lo aprendido del pasado. Quizás así podemos aprender algo y evitar inventar la rueda de nuevo desde cero.
El minimalismo combina la simplificación de la vida diaria con la exigencia de influenciar positivamente en la sociedad. Contiene por lo tanto una reflexión interna (¿qué necesito para ser feliz?) y también una reflexión externa (¿qué puedo hacer para facilitar la vida de otros?). Y resulta que ya en la antigüedad había una escuela de filosofía que trabajaba justamente en este tema: la de los estoicos, especialmente de la Roma antigua.
Los estoicos más conocidos son Séneca y Marco Aurelio. El primero fue filósofo, consultor de gobierno, director de teatro y murió por negarse a traicionar sus principios.
Marco Aurelio fue uno de los emperadores romanos más famosos, sobretodo por la longevidad y la tranquilidad durante su mandato. Ya de por si la definición de “persona que aguanta cualquier cosa sin mostrar ninguna emoción” es un poco limitada. Al contrario, los estoicos fueron extremadamente activos en la sociedad de su época por su profundo sentido de obligación ciudadana.
Tampoco tenían nada en contra de las emociones en general, pero sí rechazaban a las emociones negativas. Toda la práctica estoica, todas las estrategias psicológicas de los estoicos tenían una razón: aumentar la tranquilidad del individuo, alejar las emociones negativas, y aumentar el impacto positivo de la persona sobre la sociedad.
Curiosamente muchos de las tácticas empleadas por los estoicos se reconocen hoy en día como prácticas psicológicas bastante avanzadas y que nos pueden ayudar en nuestro día a día:
La visualización negativa: el antídoto contra la adaptación hedonista
La adaptación hedonista es lo que pasa cuando compramos una cosa nueva o alcanzamos alguna meta. La mente humana tiene una tremenda capacidad de adaptarse a situaciones diversas e integrar rápidamente lo nuevo como “normal”. Por eso el nuevo salario solo te gusta durante dos meses, el nuevo vestido ya no es tan guay después de haberlo usado dos veces. La única forma de ralentizar o mitigar el efecto de la adaptación hedonista es contemplar activamente la posibilidad de que pase algo negativo, para así mantener vivo el encanto de lo nuevo.
La tricotomía del control: el antídoto contra las preocupaciones innecesarias
Hay situaciones que están totalmente al alcance de tu mano (levantarte a las 6h o quedarte dormido hasta tarde…), pero también existen situaciones sobre las cuales no tienes ningún control (el semáforo en rojo) o un control limitado (que la reunión salga bien). Esta distinción no parece gran cosa, pero si te comprometes a solo preocuparte de las cosas que puedes influenciar, reduces el estrés en gran medida. No pierdas tu tiempo en reclamar cosas que no puedes cambiar, pero da lo mejor de ti cuando tienes oportunidad de hacer una diferencia.
El fatalismo sano: el antídoto contra las lamentaciones del pasado
Un fatalismo sano es aquel que solo se refiere al pasado y al presente. El pasado ya fue y no puede cambiarse. El presente ya está aquí y tampoco se puede cambiar, pero sí puedes utilizarlo para mejorar el futuro. En vez de perder tiempo pensando en lo que podría haber sido, el pasado hay que aceptarlo y utilizarlo como un recurso de lecciones aprendidas.
La abnegación voluntaria: el antídoto contra la saciedad
No hay nada más delicioso que una comida después de un día en ayunas, no hay nada mas relajante que un baño caliente después de haberse empapado por la lluvia invernal… Los contrastes son los que realmente nos hacen apreciar las pequeñas bendiciones del día a día. La abnegación voluntaria es un ejercicio para recordarse a sí mismo estas pequeñas bendiciones. Dejar la moto en casa aunque el metro tarde 45 min más para llegar al trabajo, pasar un día sin comer nada, salir a comer con los amigos y no tomar aquel cóctel que tanto nos gusta… Pequeños cambios con gran impacto.
Si quieres saber más sobre la enseñanza de los estoicos, entonces te recomiendo especialmente los consejos para una vida plena de Séneca con consejos para el día a día. Las reflexiones de Marco Aurelio también son interesantes, especialmente si te irritas muy rápido con otras personas. Además en ValeDeOro – Sostenibilidad y Minimalismo estoy haciendo una pequeña serie acerca de los ejercicios y las estrategias estoicas que te pueden interesar
*Valentina es minimalista de vocación. En su blog Sostenibilidad y Minimalismo relata sus experiencias de vivir mejor con menos cosas. Trabaja como consultora de marketing 2.0 para empresas verdes para aumentar la visibilidad de las alternativas de consumo en el mercado. También puedes seguirla en twitter (@valedeoro).
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8 febrero 2011 10:34
¡Buen trabajo!, es verdad que está todo inventado, se trata de desmpolvarlo y aplicarlo a la actualidad. Saludos
8 febrero 2011 12:22
Curioso que una filosofía tan antigua resuma tan bien y de un modo tan simple preceptos profundos y de esa complejidad. Y hoy, todos intentando construir terapias y disciplinas psicológicas a cual más enrevesada, de nombre más raro y de lo más ultra-super-mega new age; total, para quedarse a medio camino!!!
En el fondo, todo pasa por re explicar lo ya explicado hace siglos, aplicado a nuestra época.
Gracias!
8 febrero 2011 20:35
Hola Ana y Berto,
gracias por los comentarios. De hecho no fui ni yo que se dio cuenta de lo bien que encajan los estóicos en la vida simple. Fue un amigo cuando le expliqué mi filosofía. Él es filósofo y para él era la cosa más lógica del mundo. Allí se muestra el valor de lo interdisciplinario.
Y ahora, a aplicarlo en el siglo XXI.
20 febrero 2011 09:24
Hola,
Epicteto fué un filósofo griego de la escuela estoica. Escribió este manual que es también muy inspirador.
La sabiduría es atemporal:
el conocimiento y la Verdad fueron, son y serán.
http://www.scribd.com/doc/3808839/El-Manual-de-Epicteto
Que lo disfruten.
Un cordial saludo.
21 febrero 2011 12:28
Gracias Yolanda por la aportación, parece que todos estos autores están «resucitando» y nos viene muy bien
Saludos
24 febrero 2011 11:15
Hola,buen articulo,a mi me pasa algo por el estilo.Me da miedo conducir(me gustaria superarlo con el tiempo),pero demomento puedo vivir sin coche y conocidos me tratan como si fuese un extraño por no tener coche.Lo gracioso es que la mayoria de la gente necesita y necesita… yo que vivo con lo justo parezco el raro.Saludos