Al trabajo sí se va a hacer amigos

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«A la mayoría de las personas les cuesta mostrarse como son cuando cruzan el umbral de su empresa, con la misma naturalidad con que lo harían cuando están solas, en sus casas, con su gente; es raro que nos enseñen su lado amable y espontáneo. Se juega a ser el empleado o el líder eficiente. Se pone uno LA CARETA DEL TRABAJO, y se deja fuera la propia. Se ofrece un semblante preocupado, temeroso y educado (en el mejor de los casos)»

«Sí que es cierto que en el trabajo se puede sentir uno muy pleno, sobre todo cuando lo que haces coincide con lo que te apasiona, pero aún más si se cuida el respeto, la armonía y la humanidad de las relaciones, porque, a fin de cuentas, son precisamente LAS PERSONAS LAS QUE MEJORAN LAS ORGANIZACIONES. Hay que cuidarlas»

«En todo caso, nos olvidamos de lo fundamental, que la dignidad hacia uno mismo abre las puertas de los más insignes despachos. Atreverse a ser honestos, a compartir, colaborar y querer a los que te rodean a diario es más que suficiente para triunfar, porque el trabajo es parte de la vida, no es un paréntesis, y las consignas, los comportamientos y las actitudes que nos hacen ser felices fuera de él, son igualmente válidas en él»
Concha Barbero

(Otro ambiente de trabajo es posible y Concha Barbero, autora de “El don de vivir como uno quiere” y otras obras, nos demuestra que las buenas relaciones personales y la integridad son la mejor inversión en la empresa)


En el ámbito de las relaciones laborales, veo un submundo en el que se dan todas las circunstancias de la vida, en general. Ahí es precisamente donde más sorprendente resulta que concedas tu amor, entendido como amistad plena y sana, sin esperar nada a cambio. Los intereses, el provecho, el beneficio que se pretende obtener para “ser algo o
alguien más” fuera de ese contexto
, a veces, ciega el alma.

Parece que hay que sacrificar ocho horas de tu día siendo superficial, serio, aburrido, manipulador o manipulado,
porque luego siempre te queda “la vida de fuera”, donde puedes ser tú mismo. Personalmente, creo que hay que tomarse el día como una unidad y tratar de comportarse de la misma manera dentro y fuera del ámbito laboral, siempre dentro de una coherencia y responsabilidad en cada situación.

“¡Al trabajo no se va a hacer amigos!”, he oído en más de una ocasión. Pues, sinceramente, creo que si haces amigos en el trabajo no sólo se te hará más agradable la jornada, sino que también se enriquecerá y armonizará el ambiente, y se realizarán las actividades de una manera más placentera y, como consecuencia, más productiva.

Pero lo cierto es que a la mayoría de las personas les cuesta mostrarse como son cuando cruzan el umbral de su empresa, con la misma naturalidad con que lo harían cuando están solas, en sus casas, con su gente; es raro que nos enseñen su lado amable y espontáneo.

Se juega a ser el empleado o el líder eficiente. Se pone uno la careta del trabajo, y se deja fuera la propia. Se ofrece un semblante preocupado, temeroso y educado (en el mejor de los casos).

Todo esto sucede porque los humanos necesitamos estar integrados en algo, y se toma el entorno de la empresa, del trabajo, aquel en el que pasamos más horas (siempre he pensado que demasiadas, si analizamos la brevedad de nuestra vida), aferrándonos a él para formar parte de una comunidad, para darle un “sentido” a nuestro día a día.

Y sí que es cierto que en el trabajo se puede sentir uno muy pleno, sobre todo cuando lo que haces coincide con lo que te apasiona, pero aún más si se cuida el respeto, la armonía y la humanidad de las relaciones, porque, a fin de cuentas, son precisamente las personas las que mejoran las organizaciones. Hay que cuidarlas.

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(Foto)

Puede que poseamos sobrados conocimientos profesionales y académicos, pero no hayamos ejercitado la inteligencia emocional y actuemos permanentemente guiados por el miedo.

El afán por mantenernos en el poder, por ser reconocidos por los que se sitúan en un nivel profesional superior, y por aferrarnos a lo material puede conducirnos a que se nos olvide lo que realmente somos: personas; nos hace insolidarios y distantes, y digo nos hace, porque, probablemente –o con toda seguridad– en la mayoría de nosotros haya un excelente fondo, lo que ocurre es que escalar puestos, recorrer medio mundo y hacer tratos con cientos de personas no nos proporciona la conexión y el viaje más efectivo: el que emprendemos hacia nosotros mismos.

En todo caso, nos olvidamos de lo fundamental, que la dignidad hacia uno mismo abre las puertas de los más insignes despachos. Atreverse a ser honestos, a compartir, colaborar y querer a los que te rodean a diario es más que suficiente para triunfar, porque el trabajo es parte de la vida, no es un paréntesis, y las consignas, los comportamientos y las actitudes que nos hacen ser felices fuera de él, son igualmente válidas en él.

Dirige bien aquel que es, en el más amplio sentido de la palabra, bueno. Es bueno el que confía en los demás, el que está libre de miedos y permite que aquellos a los que conduce puedan mostrar lo mejor de sí mismos. No tiene miedo el que se siente libre e igual a los demás. Es libre el que no se siente amenazado por nada, porque, en realidad, no hay nada que temer.

La inteligencia emocional no puede medirse con parámetros ni cocientes; la mejor manera de hacerlo es observar el rostro radiante de quien la posee.

Es necesario sanear las cuentas de un negocio, pero también sanar las mentes dispersas de todos los implicados en él, los que lideran y los que son liderados. Cada vez toma más fuerza en el entorno laboral la idea de que el buen desarrollo de las relaciones personales y la práctica del buen humor y de la cordialidad genera no sólo beneficios en la economía de las empresas y organizaciones, sino también en la salud mental de los seres humanos que conviven en ella buena parte de su vida.

CONHA BARBERO
Del capítulo “Das y recibes amor” del Palabras para el Bienestar
Silencio activo
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15 Responses

  1. Gemma

    15 febrero 2011 06:29

    En una empresa se reúnen muchos tipos de persona distintos y en principio creo que no es cuestión de buscar amistades, otra cosa es que, con una forma de trabajar no agresiva y colaborativa se llegue a tener una buena relación e incluso pueda surgir alguna amistad. Hay gente que cuando entra en la empresa se coloca su coraza y parece que tenga que defenderse del mundo, otros que van a trepar y buscan la aprobación del jefe a toda costa, otros que ya han trepado y miran a los otros por encima del hombro…
    Tampoco es lo mismo una gran multinacional que una empresa pequeña como en la que yo trabajo.

    El sábado quedamos 4 compañeras para ir al parque con nuestros respectivos hijos, pero con algún otro no iría ni a tomar un café a no ser que por motivos de trabajo me obligaran.
    Un saludo

  2. Concha Barbero

    15 febrero 2011 15:01

    Claro, Gemma. Ni se puede caer bien a todo el mundo ni la finalidad del trabajo es hacer amigos, pero si nos comportamos como somos y dejamos a un lado nuestros miedos y apegos, seguro que el ambiente de trabajo será mucho más apetecible y productivo.

    En este sentido, me gustó el libro de Pilar Jericó «No miedo en la empresa y en la vida».

    Un abrazo

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