«Entender que la cultura se debe nutrir de una base amplia y participativa, conocer cuál es el papel de la Administración, saber dónde está el límite entre el apoyo estimulante y el adocenador, establecer tensiones entre lo próximo y excelente y saber responder al reto de las nuevas tecnologías son algunas de las cuestiones a debate en los más diversos foros de ciudadanos, creadores, gestores y actores culturales y políticos. Y de todo ello se habla en el último número de la revista esPosible y contribuye a crear UNA NUEVA CULTURA DE LA CULTURA»
Cada mes, la revista online esPosible se propone «animar a todas las personas y entidades a que actúen por un espacio más justo y más favorable al planeta» dándonos a conocer distintos temas de interés general.
Ya ha analizado las eco-empresas, el reciclaje, las energías renovables y la cooperación o el agua, el oro azul del siglo XXI, en otros ámbitos y en el número 16 se centra en al cultura planteándose si se está adaptando a las nuevas demandas y necesidades sociales o no.
Las 28 páginas de «Una nueva cultura de la cultura» de esPosible se pueden leer online o en pdf y este es el índice y la editorial:
INDICE
Las ciudades ante los retos culturales. Proximidad y participación son algunos de los retos de la acción cultural en una sociedad diversa de la aldea global
“La cultura subvencionada genera raras aberraciones” J. R. Insa Alba. Secretaría Técnica de la Red Local iberoamericana
La luz de oriente de la ciudad de México. Miles de jóvenes encuentran en el Faro de Oriente una alternativa a una vida de desarraigo familiar y social con talleres creativos
El reto ante las nuevas tecnologías. El profesor Daniel Cabrera expone su teoría sobre la carga ética de las tecnologías
EDITORIAL
Es posible una cultura de la sostenibilidad y es posible una cultura sostenible. Y además de posible es imprescindible. No hay otro sector que históricamente haya mostrado entre sus profesionales y los productos creados mayor sensibilidad a los cambios sociales o a los avances humanos. Sin embargo, mientras el discurso de la sostenibilidad se exige a voces en la cultura alimentaria y sobre todo en la del consumo, aunque sean voces no mayoritarias y que aún no han conseguido poner en jaque al sistema productivo, en la cultura este discurso se queda en lo etéreo, en lo estético e incluso en lo sentimental.
Hay artistas empeñados en mostrar la debacle planetaria. Y hay artistas implicados en las luchas ecológicas o en hacer de la basura material, el elemento de su trabajo. Pero el sistema cultural en global no se da por aludido.
No se han puesto en cuestión las aglomeraciones, los costes energéticos o los materiales. No se imputan como coste los residuos. Aún se premia la cultura-evento-momentáneo con costosos e impactantes contenedores inútiles para la cultura de paso en lugar de buscar el lugar adecuado para que la cultura siembre y recupere espacios públicos o privados o impulse gérmenes de convivencia. Solo son ejemplos.
La terna sostenible. Y no ocurre porque la cultura no se construye sobre tres conceptos de la sostenibilidad: en el tiempo, económicamente y ambientalmente. Integran un concepto indivisible de proyectos culturales con un objetivo y duración en el tiempo para que deje poso y cobre sentido y resultado. Deben sostenerse económicamente más allá de la subvención pública directa. Y debe tener en cuenta su coste real (materiales, recursos, energía, su relación con el paisaje y el modelo urbano que genera, residuos generados e incluso ruido).
La cultura no tiene cultura de la sostenibilidad como modo aprendido y continuo de pensar y actuar con criterios sostenibles, no solo para amar los árboles, sino para vivir en el planeta cuidándolo. Hay ejemplos que aquí expresamos, pero son flores en el asfalto. Levantemos el hormigón.
Web oficial: revista esPosible
En El Blog Alternativo: otros números de la revista esPosible