Las fases del duelo y su representación en piezas musicales: El Concierto de Aranjuez -2-

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«Hay pocas obras que hayan representado un duelo de una manera tan magistral como la que el maestro Rodrigo compuso. Fue poco consciente en muchas partes, pero la gracia del arte reside en que a menudo el propio artista se convierte en un canal más que en un ejecutor»
Karolus

El Concierto de Aranjuez, escrito por Joaquín Rodrigo en 1939, contiene una pieza que ilustra a la perfección las fases que contiene un duelo y su representación en una pieza musical.

El concierto consta de 3 movimientos. El más conocido es el Adagio: ha sido el más escuchado, se le ha añadido letra, incluso ha inspirado piezas como la conocida Spain, de Chick Corea, que incluye un su introducción pequeño trozo de la melodía, además de estar construida sobre estructura armónica.

Mi sorpresa vino cuando escuché el concierto entero, y leí sobre él. Pues me sorprendió la inmensa diferencia de el Adagio con los otros dos movimientos…

Escrito en 1939, fue el primer concierto escrito para guitarra y orquesta y en el que la primera goza del privilegio de ser solista. Rodrigo y su mujer pasaron su luna de miel en Aranjuez, de ahí que el maestro se inspirara el los jardines del Palacio Real para escribir su obra. Su intención era transmitir la sensación de los jardines de palacio, la naturaleza en ellos, la vida en una residencia real del siglo XVI…

El primer movimiento, llamado Allegro con Spirito, trasmite esa sensación. Casi inspira un baile real, en medio de los jardines.

El tercer movimiento, llamado Allegro Gentile, también nos resuelve a ese cariz, la realeza, sus estancias en palacio, los amplios jardines.

Y el segundo, llamado Adagio, es radicalmente diferente. No hay naturaleza, no hay jardines, no hay realeza. Hay mucho, sí, pero de otra cosa. Rodrigo explicó que de su estancia de luna de miel en Aranjuez, su mujer quedó encinta. Se marcharon a vivir a Alemania, donde prosiguió con su obra, y allí debía nacer el niño. Por complicaciones en el parto, el niño nació muerto y su mujer estuvo a punto de perecer. Durante esos días, y los posteriores, Rodrigo escribió el segundo movimiento de su concierto:

La pieza describe casi con exactitud las fases del duelo, una por una. Sobre todo las dos primeras, en cuanto a duración.

Vamos a intentar describir dichas fases, pues resulta interesante como el maestro depositó sus emociones en el Adagio de un modo consciente, y en cambio -y eso es lo que me fascina más de todo-, pasó su duelo de un modo inconsciente a través de la composición:

La guitarra del principio -que se mantiene durante la parte en que el Corno Inglés toca la melodía- simboliza el lento corazón de su mujer, luchando por vivir. El corno nos describe la situación vista desde afuera. La guitarra, con la que Rodrigo queda identificado, toca la misma melodía, aunque menos concreta: con variaciones de tempo y expresión, menos control, y más emocionalidad. Cuando vuelve el Corno, vuelve el corazón de fondo. Es más entendible si nos imaginamos, cual película, al propio personaje viviendo esos momentos en una estancia, con su mujer enferma, pues esa es la base de toda la pieza. Es un diálogo entre «lo que pasa» (Corno) y «como lo vivo yo» (Guitarra).

La primera fase del duelo se ejemplifica en toda una primera parte, hasta el minuto 4, en que el Corno y la guitarra van dialogando. La guitarra es la que expresa todo ese dolor, la  pena y la angustia. El Corno describe la situación, nada amable, pero con más control y lucidez, más fría y objetiva.

La segunda fase empieza más o menos en ese mismo minuto. Es la orquesta la que se encarga de ir aumentando la tensión, pasando del propio dolor a la rabia, como sacándolo todo hacia afuera. Se va conduciendo hacia ciertas variaciones, hasta que la guitarra empieza a quedarse sola y con un tono más grave, en el minuto 5.

En ese momento hay alternancias entre una expresión menos emocional, más ruda, y el corazón de su mujer. Poco a poco el propio protagonista va ascendiendo en su rabia, su gran pena, hasta acabar estallando, mediante una magistral interpretación de guitarra con el más absoluto silencio de fondo (min 7), que simboliza esa rabia creciente, la soledad de la pena sólo sentida y comprendida por uno mismo, y el clímax total de la orquesta representando un estallido de dolor intenso e irremediable (min. 8.50).

La tercera fase empezaría en el minuto 10.15 con la finalización en tono mayor de las flautas y una melodía nueva de guitarra, nunca oída hasta el momento. Tras la explosión definitiva de dolor, el vaciado total, se inicia otro momento en que un atisbo de comprensión y el  inicio de una transformación ya se palpan. Todavía triste, pero con otro color. Menos intenso, y más apocado.

Y justo en el minuto 10.50 se inicia la cuarta fase, en la que el corno vuelve a presentar la situación desde afuera, ahora con acordes mayores, que dan una mayor sensación de alegría, aunque la guitarra (Rodrigo) se mantiene algo en los tonos menores hasta finalizar también en acorde mayor y con notas muy agudas, como si de una ascensión del sentimiento se tratara, la apertura hacia una comprensión mayor. En palabras del propio Rodrigo, en esta parte «veo a Dios, acepto el hecho y me sobreviene la paz».

En mi opinión hay pocas obras que hayan representado un duelo de una manera tan magistral como la que el maestro Rodrigo compuso. Fue poco consciente en muchas partes, pero la gracia del arte reside en que a menudo el propio artista se convierte en un canal más que en un ejecutor. Más misterioso y más bello, si cabe, lo convierte.

Las audiciones de este post pertenecen a El Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, interpretado por Paco de Lucía y la Orquesta de Cadaqués, dirigida por Edmon Colomer. Polygram Ibérica, 1991.

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6 Responses

  1. Magdalena

    20 octubre 2011 13:12

    Qué clase de soledad sentiría este hombre, en el extranjero, ciego, con el dolor de la pérdida de su hijo y el miedo de perder a su mujer.
    Un artículo impresionante, Karolus.

  2. Karolus

    20 octubre 2011 13:32

    Gracias!
    La lectura que yo hago es que, con todo, fue capaz de plasmarlo a través de la pieza, liberándolo y dejando para la posteridad una preciosa obra musical.
    Otra prueba de que el ser humano es capaz de todo, si puede superar las adversidades de la vida.
    Un Saludo!

  3. GLORIACRUZ

    20 octubre 2011 21:17

    Conmovedor.No conocía el contexto en que lo compuso.

    Que opinas sobre el Adagio de Tomaso Albinoni?. Escucharlo me transmite un sentimiento de tanta tristeza y desconsuelo que tiene mucho a ver con duelos, desencantos…

  4. Karolus

    21 octubre 2011 12:11

    Hola,
    Pues la verdad no le conozco ninguna historia subyacente. Como Adagio, de por sí ya contiene esa parte emocional relacionada con todo lo que comentas. Lamento no tener mucho más que aportar…
    Un saludo!

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