“Para los países del norte de África auguro una sucesión de hechos similares a los cambios en derechos sociales y políticos que nosotros los europeos del sur fuimos consiguiendo en la ERA DEL LIBRE CAPITALISMO (1980 – 2007), con su consiguiente estancamiento democrático”
“Para conseguir votos, al principio será sencillo, porque conceder derechos humanos básicos (libertad de expresión, reunión, quitar pena de muerte, interrogatorios sin torturas) no cuestan dinero, pero luego tendrán que ofrecer grandes infraestructuras para cortar cintas de inauguración y hacerse la foto (autovías, hospitales, líneas de metro, aeropuertos). Al principio harán las necesarias, las que el país lleva necesitando desde hace 50 años, pero luego el populismo llevará a hacer esas mismas autovías en lugares con poco tránsito de coches, trenes de alta velocidad con estaciones de 10 viajeros diarios, aeropuertos peatonales (como el de Castellón-España), auditorios y museos (incluso en pequeñas ciudades) hechas por algún prestigioso arquitecto (para mí no es nada prestigioso hacer un museo bonito con 10 millones de euros; con ese dinero tú, querido lector, y yo también hacemos uno chachi piruli)”
(…) Pero de repente, unos de la élite mundial decidirá cortar el grifo del crédito, o simplemente retirarán un 30% del dinero circulante, y toda LA ECONOMÍA DEL PAÍS EMPEZARÁ A DESMORONARSE (la crisis económica actual). Si el país tiene los deberes hechos, y pocas deudas, no hará cosas nuevas, pero mantendrá la dignidad durante la crisis (un ejemplo actual son los países escandinavos). Y si debe mucho, las pasará canutas (como ahora sucede a medio mundo)»
Juanjo
(Con ironía y crudeza, el articulista Juanjo repasa el apogeo y caida de la economía española en las últimas décadas y augura lo que puede pasar an otros países si reproducen un modelo equivocado desde las raices)
Hoy voy a jugar a pitoniso. Cogeré mi bola mágica y veré el futuro de los países norteafricanos. Y no porque sea vidente, sino por el típico tópico de que “la historia siempre se repite”.
El 23F del 2011 escribí este post, preguntándome por qué en los países desarrollados todavía no había habido protestas por este sistema político tan mierdero que venimos sufriendo, y entonces empezaban los movimientos de la primavera árabe, con los que parece que conseguirán evolucionar de dictaduras crueles a democracias prometedoras, con tiempos de libertad y optimismo, hasta que el gran capital las haga sucumbir en democracias bananeras, en las que los ciudadanos únicamente podrán elegir entre el “Partido de Mentirosos y Timadores Populares” y la “Coalición Social de Embusteros Ladrones”.
Por lo tanto, para los países del norte de África auguro una sucesión de hechos similares a los cambios en derechos sociales y políticos que nosotros los europeos del sur fuimos consiguiendo en la era del libre capitalismo (1980 – 2007), con su consiguiente estancamiento democrático:
- Esos Estados empezarán a crecer y ganar nivel de vida con la ilusión y el impulso que da tener nuevos horizontes.
- Al principio las empresas y oligopolios dependientes del antiguo dictador se rebelarán, haciendo descender la economía hasta el punto de que la gente diga algo así como: “con el dictador vivíamos mejor”.
- A los pocos años esas mismas grandes empresas verán que el crecimiento de la actividad del país acabará también beneficiándolos en su posición privilegiada, y el país empezará a ser de color de rosa (al menos eso dirá la tele, y si ellos lo dicen, con esas imágenes y mensajes tan bonitos, la gente pensará así).
- Todo tipo de empresas podrán entrar a hacer negocios en el país: antes sólo se podían hacer business con gente allegada al poder, que son los que daban las autorizaciones y se llevaban “su parte”. Ahora tendrán libertad de operar con casi cualquier persona. Aumentará el empleo y quizá, sólo quizá, los salarios.
- El trabajo creará una amplia clase media, y los empresarios serán los nuevos ricos, ambos colectivos deseosos de gastar su nuevo dinero, incluso pidiendo créditos para conseguir más cosas (casi todas inútiles) o más caras (lujosos coches, mansiones y viajes).
- Para conseguir votos, al principio será sencillo, porque conceder derechos humanos básicos (libertad de expresión, reunión, quitar pena de muerte, interrogatorios sin torturas) no cuestan dinero, pero luego tendrán que ofrecer grandes infraestructuras para cortar cintas de inauguración y hacerse la foto (autovías, hospitales, líneas de metro, aeropuertos). Al principio harán las necesarias, las que el país lleva necesitando desde hace 50 años, pero luego el populismo llevará a hacer esas mismas autovías en lugares con poco transito de coches, trenes de alta velocidad con estaciones de 10 viajeros diarios, aeropuertos peatonales (como el de Castellón-España), auditorios y museos (incluso en pequeñas ciudades) hechas por algún prestigioso arquitecto (para mí no es nada prestigioso hacer un museo bonito con 10 millones de euros; con ese dinero tú, querido lector, y yo también hacemos uno chachi piruli).
- Todas estas obras tendrán un coste inicial razonable, pero cuando se acabe habrá costado el doble o más: los presupuestos se dan a la baja para conseguir que te adjudiquen la obra, pero luego se añaden las tonterías prescindibles, rediseños horteras que hacen chorradas caras (lo que llaman arte), además de trabajos que nadie hará pero sí se facturarán y cobrarán, y desviaciones varias del presupuesto.
- Los ciudadanos pensarán que esas nuevas obras públicas son en su beneficio, sin saber que los que realmente ganan son las empresas que las construyen, y los sobres que “algunos” reciben bajo la mesa. Sí, esas obras dan empleo, pero los sueldos de los últimos subcontratistas, que son los que tienen empleados y no sólo oficinas, suelen ser bastante tercermundistas. Habrán obras tan absurdas, como un museo de interpretación de la naturaleza en pleno bosque, y en la inauguración dirán: “esto es una apuesta por la naturaleza”, cuando lo que realmente han hecho es el sueño de cualquier constructor sin escrúpulos: construir en un espacio protegido.
- Cuando el país empiece a funcionar (más o menos a los 10 años) empezarán a vencer los primeros créditos estatales, que se podrán pagar con facilidad gracias al crecimiento del país. Los siguientes créditos ya tendrán un pero. Por en medio siempre hay alguna recesión, y los préstamos sólo se podrán devolver pidiendo otros préstamos (con más intereses) para pagar los primeros.
- Cuando vuelvan los “buenos tiempos”, en vez de ponernos al día con los créditos anteriores, aprovecharemos la bonanza para pedir más, para hacer más cosas que den votos (y comisiones).
- Las nuevas leyes, aumentarán el papeleo, por lo será necesaria más administración pública. Por supuesto, estas oficinas serán vanguardistas (o sea, caro).
- Como el dinero se ve por todas partes, la calle está llena de grandes coches todoterrenos (de esos que nunca ven el campo), los centros comerciales a rebosar de gente con sus bolsas de tiendas de grandes marcas, y en mi casa no faltarán cachivaches caros e inútiles, pero bonitos y prestigiosos, y no pediré responsabilidades por las obras faraónicas que se hagan en mi ciudad. Lo veré tan normal. Es curioso, pero cualquier edificio público nuevecito, en menos de 10 años tendrá reformas, y en 25 años harán otro edificio más amplio para albergar las mismas oficinas en unas instalaciones que “reflejarán la modernidad del país” (más caro todavía).
- Pero de repente, unos de la élite mundial decidirá cortar el grifo del crédito, o simplemente retirarán un 30% del dinero circulante, y toda la economía del país empezará a desmoronarse (la crisis económica actual). Si el país tiene los deberes hechos, y pocas deudas, no hará cosas nuevas, pero mantendrá la dignidad durante la crisis (un ejemplo actual son los países escandinavos). Y si debe mucho, las pasará canutas (como ahora sucede a medio mundo).
- Si encima el inicio de la crisis coincide con un Presidente que ganó las elecciones diciendo que todo está perfecto, hará más gastos inútiles y barbaridades dilapidarias para confirmar “lo bien que va el país”. Hasta que el coco de Bruselas o el FMI diga: “hasta aquí ha llegado su mandato. A partir de ahora parecerá que usted preside su país, pero hará lo que nosotros le digamos. Para empezar empiece bajándose los pantalones. Y el que le quiera sustituir, que se los vaya bajando”. Luego esos mandatarios nos llenarán de impuestos y recortes, hasta que también nosotros perdamos nuestros pantalones.
- Algunos de esos políticos, para intentar no perder las siguientes elecciones, harán decisiones populistas como nacionalizar empresas, desviarán la atención con cosas tan insólitas como cambiar la velocidad de las autovías o incluso pondrán traductores en el Senado para ¡hablar entre españoles!
- Pero acabarán perdiendo (ningún presidente en Europa ha conseguido renovar su cargo durante la crisis). El que quiera entrar como nuevo presidente, únicamente tendrá que incluir en su eslogan la palabra CAMBIO, y eso le hará ganar las elecciones, aunque cuando entren seguirán con la misma agenda de recortes (sólo cambiará el que usa las tijeras).
- Todos aquellos créditos públicos de los que hablamos, conseguidos con facilidad, habrá que devolverlos, y los Estados convertidos en grandes elefantes africanos adultos, deberán quedarse del tamaño de un cachorrillo paquidermo recién nacido. Para conseguirlo, los bancos (incluso los que han recibido ayudas y rescates por parte del Estado) se apropiarán de todo el trabajo realizado en los últimos 20 ó 30 años por la población, más parte del trabajo que harán los siguientes 10 ó 20 (lo que nuestros políticos
llaman “arrimar el hombro”, que se puede traducir por: yo la cago y tú pagas). Y vuelta a construir un país.
- Los créditos de los ciudadanos particulares habrá que devolverlos también, y todos los excesos (comprar coches o casas que no te puedas permitir, pedir una hipoteca cuyas cuotas supongan un 70% de tu salario, cambiar de móvil cada 3 meses) habrá que pagarlo, además de pagar la deuda de tu país. Si sigues conservando tu empleo, aun podrás hacer frente a tus deudas, pero como te quedes en el paro o cierre tu negocio, caerás estrepitosamente, y a ti no te va a rescatar nadie (un crédito al consumo, para comprar algo que no necesitas o no te puedes permitir, es lo mismo que vender el alma al diablo. De hecho, lo has hecho. Has vendido tu vida [tu tiempo] al banco).
- Habrá huelgas, protestas, cambios de valores, principalmente porque antes eras “rico” y ahora “pobre”, si no seguiríamos siendo igual de consumistas. ¿O acaso has visto alguna pancarta de protesta a bordo de un yate, un coche deportivo o a la entrada de una zona de chalets lujosos?
- Esto provocará que los que mandan quieran cambiar las leyes de huelgas y manifestaciones. Por ejemplo en España las protestas pacíficas serán tratadas como protestas violentas, y las violentas serán considerados actos terroristas (como ya predije hace dos años en este post). ¡A lo mejor soy pitoniso de verdad!
- La prensa ayudará a que las protestas sean super-criminalizadas. Por ejemplo: el Atlético de Madrid ganó una competición europea, y entre la gente que celebraba pacíficamente, se unieron una docena de idiotas que empezaron a liarla gorda, hiriendo a varios policías. El titular al día siguiente fue: “celebración por la victoria Atlética”. Tres días después hacen manifestaciones por el aniversario del 15M, y en una marcha pacífica detienen a 20 personas, usando las porras a placer. El titular del periódico: “detenidas 20 personas por los disturbios del 15M”. En este artículo se puede ver como los trataron en comisaría.
- Por supuesto nadie, repito, nadie pagará por haber arruinado un banco, un ayuntamiento o un país entero. La impunidad va con el cargo. Es más; si alguien es acusado, habrá más gente en las puertas de los juzgados vitoreando al imputado que abucheando. Y si es declarado inocente por falta de pruebas o porque ha prescrito el delito, es posible que vuelva a ser reelegido, en ocasiones con más votos que la vez anterior.
¿Y qué pasará con los movimientos de protesta?
Pues yo tengo la esperanza de que si los sirios, egipcios, libios, tunecinos, etc., son capaces de jugarse la vida por lo que creen, nosotros, que como mucho pasaremos unos días en un calabozo, seguiremos protestando. A lo mejor algún manifestante europeo tenga sufra alguna contusión por una carga policial, o en alguna comisaría abusen un poco recordando los tiempos del dictador, pero nada comparado con lo que les sucede a los detenidos en Siria.
Si vas a una manifestación, ya sabes que puedes acabar recibiendo palos, y que si te detienen debes estar calladito sin provocar, que para eso eres un manifestante pacífico, porque aunque te insulten, seguro que tu autoestima no se verá dañada por el insulto, y debes saber que por muchos derechos que tengan los detenidos, tu integridad física depende del talante del poli que tienes delante.
En las democracias avanzadas, que yo más bien llamaría democracias atascadas, los movimientos tipo 15M o Occupy Wall Street tienen pinta de acabar convirtiéndose en un importante grupo de presión, sin color político definido. Esto último es clave, porque además de los ciudadanos que tienen una perfecta visión ocular, pero que son políticamente ciegos (aquellos que piensan y dicen que todo lo que diga mi partido político es bueno, y lo que dice el contrario es malo, aunque hagan exactamente lo mismo), habrá otro colectivo que siempre tendrá a nuestros mandatarios vigilados. Este colectivo, bastante protestón, suele coincidir con el colectivo electoral de indecisos, voto en blanco o abstención, con lo que los partidos mayoritarios no tendrán más remedio que aceptar muchas de sus proposiciones para conseguir sus votos, proposiciones de sentido común (que en política suele ser el menos común de los sentidos).
¿Qué pasará con la democracia?
Hay dos vías:
- Si se sigue presionando a la gente hasta límites del hambre, habrá revoluciones como las de principios del siglo XX.
- Y si se llegan a acuerdos de convivencia y subsistencia, disfrutaremos de los tiempos de paz de finales del siglo XX.
Ojalá sea la vía pacífica, pero me temo que se usará la primera vía, hasta que se den cuenta que la única solución es la segunda.
Como dice la Biblia: “Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos”.
Amén
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21 septiembre 2012 17:12
Muy interesante esta entrada y lo cierto es que estoy totalmente de acuerdo con lo que compartes, aunque da un poco de miedo pensar así…