10º trabajo de Hércules: matando a Cerbero, guardián del Hades

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«El nombre de “Prometeo” es la traducción griega del término sánscrito “Pramanta”, que significa “columna vertebral”. Así que liberar a Prometeo significa liberar nuestra columna vertebral… Es el modo de que Kundalini ascienda por ella»

«La condición que debe lograrse en este trabajo es la capacidad de amar a toda la humanidad por igual, tal como es, aún sabiendo las faltas y defectos que posee. AMAR IMPERSONALMENTE es ser capaz de sentir lo mismo por tus seres más queridos que por aquellos que no conoces»
Eva Monferrer

Hasta ahora, los 9 Trabajos anteriores han tenido que ver con la tarea individual de la liberación y Hércules ha tenido que pasar por su propio «infierno personal». A partir de ahora, los últimos trabajos 10, 11 y 12, van a tener relación con el grupo humano. Bajando a los infiernos, al Hades, y liberando a Prometeo -quien simboliza a la humanidad encadenada a la roca de la materia-, empiezan las tareas colectivas.

Y este es el significado del 10º trabajo de Hércules:

 1. EL MITO

“La Luz de la Vida debe ahora resplandecer dentro de un mundo de oscuridad” –dijo el Maestro-. “El hijo del hombre, que es también el Hijo de Dios debe pasar a través del Décimo Portal”, “En esta misma hora, Hércules se arriesgará”.

Cuando Hércules estuvo frente a él, éste le dijo: “Mil peligros has desafiado, ¡oh Hércules!, y mucho se ha logrado. La sabiduría y la fuerza son tuyas. ¿Harás uso de ellas para rescatar al que está en agonía, una victima de un enorme y persistente sufrimiento?”.

El Maestro tocó suavemente la frente de Hércules, y ante el ojo interno de éste surgió una visión. Un hombre yacía postrado sobre una roca, y gemía como si su corazón se rompiera. Sus manos y piernas estaban encadenadas; las pesadas cadenas que le ataban estaban amarradas a anillos de hierro.

Un buitre, feroz y temerario, permanecía picoteando el hígado de la postrada víctima, y un escurridizo chorro de sangre manaba por su costado.

El hombre alzaba sus manos esposadas y gritaba pidiendo ayuda, pero sus palabras retumbaban vanamente en la desolación y eran tragadas por el viento. La visión desapareció, y Hércules permanecía como antes, junto a su Maestro.

“El encadenado que has visto se llama Prometeo” –dijo el Maestro-, ha sufrido así durante años, y sin embargo no puede morir, pues es inmortal. Él robó el fuego del cielo, y por ello ha sido castigado. El lugar de su morada es conocido como el Infierno, el Hades, y se te pide ¡oh Hércules! ser el salvador de Prometeo. Baja a las profundidades, y allí en los planos exteriores libéralo de su sufrimiento”.

Habiendo oído y comprendido, el hijo del hombre que era también un Hijo de Dios, se lanzó en esta búsqueda y pasó a través del Décimo Portal.

Hacia abajo, siempre hacia abajo, él viajó dentro de los apretados mundos de la forma. La atmósfera se hacía sofocante, la oscuridad constantemente más intensa, y sin embargo, su voluntad era firme.

El empinado descenso continuó durante mucho tiempo, y solo, aunque no completamente a solas, él entró allí, y al buscar dentro, él oyó la voz plateada de la Diosa de la Sabiduría, Atenea, y las palabras fortalecedoras de Hermes.

Finalmente llegó a ese envenenado río llamado Estigia, un río que deben cruzar las almas de los muertos. Un centavo tenía que pagarse a Caronte, el barquero, para que pudiera conducirlas a la otra orilla.

El sombrío visitante de la tierra de los vivos asombró a Caronte, quién, olvidando su paga, condujo al extranjero al otro lado.

Hércules había entrado, por fin, en el Hades, una oscura y brumosa región, donde las sombras, o, mejor dicho, los cascarones de los muertos, se deslizaban por allí.

Cuando Hércules percibió a la Medusa, con su cabello entrelazado de serpientes silbantes, le lanzó su espada, pero no la hirió, sólo atravesó el aire vacío.

A través de senderos laberínticos, llegó a la sala del Rey que gobernaba este lugar, el mundo subterráneo, el Hades. El Rey, torvo y severo, con semblante amenazador, estaba sentado tiesamente en su negro trono de azabache. Hércules se aproximaba.

“¿Qué buscas tú, un mortal viviente en mis dominios?” “Busco liberar a Prometeo”, -dijo Hércules-.

“El camino está vigilado por el Monstruo Cervero, un perro con tres grandes cabezas, cada una de las cuales tiene serpientes enroscadas a su alrededor”. “Si tú puedes vencerlo con tus manos desnudas, una hazaña que aún nadie ha realizado, puedes desatar al sufriente Prometeo”.

Satisfecho con esta respuesta, Hércules prosiguió.

Pronto vio al perro de tres cabezas, y oyó su penetrante ladrido. Gruñendo, saltó sobre Hércules.

Agarrándo primero la garganta de Cervero, Hércules lo estrechó en su puño como en un torno. Aguijoneado por una furia frenética, el monstruo se sacudió, y finalmente, al apaciguarse su fuerza, Hércules lo dominó.

Hecho esto, Hércules prosiguió, y encontró a Prometeo. Yacía sobre una losa de piedra, en agonizante dolor. Entonces, Hércules rompió sus cadenas y liberó a la víctima.

Desandando sus pasos, Hércules regresó por donde había venido, y cuando alcanzó el mundo de las cosas vivientes, encontró allí a su Maestro.

“La Luz brilla ahora dentro del mundo de la oscuridad” –dijo el Maestro- “el Trabajo está realizado. Descansa ahora, hijo mío”.

El Tibetano

prometeo - 10º trabajo de Hércules: matando a Cerbero, guardián del Hades

2. SIMBOLISMO DEL DÉCIMO TRABAJO

El descenso a los Infiernos simboliza la Tercera Iniciación, la Transfiguración.

En los Evangelios, nos dice Mateo –Mateo 17-, que Jesús llevó a tres discípulos: Pedro, Santiago y Juan a la cima del Monte Tábor donde se transfiguró ante sus propios ojos, mientras “ellos cayeron sobre sus rostros”. Pedro, la piedra, es el símbolo del cuerpo físico; Santiago, el engañador, lo es del cuerpo emocional; y Juan corresponde a la mente.

Son los tres aspectos de la personalidad, postrados ante Cristo glorificado, en su transfiguración en el Monte de Capricornio.

En los trabajos anteriores, Hércules pasa por su “infierno personal”, -todos los pantanos que visita lo son-, pero ahora, empiezan las tareas colectivas.

2.1 SIGNIFICADO DEL SIGNO DE CAPRICÓRNIO

Capricornio, marcando el Solsticio de Invierno, es un signo frío, triste y solitario, del mismo modo que se siente un Iniciado al caminar todavía por el mundo. Se trata de la ascensión a la montaña en solitario.

A Partir del 21 de Diciembre, cuando Capricornio comienza, los días se alargan en el hemisferio norte, por ello se habla de un amanecer. La Luz nace en Capricornio, y a todos los “Salvadores del Mundo” se les hace nacer en estas fechas porque simbolizan “la Luz del Mundo”, son emisarios de Cristo.

Hasta aquí, los 9 Trabajos de Hércules anteriores, han tenido que ver con la tarea individual de la liberación. A partir de ahora, los Trabajos 10, 11 y 12, van a tener relación con el grupo humano.

Representa que Hércules ya se ha liberado, y ahora va a trabajar como un superhombre en un cuerpo humano.

La condición que debe lograrse aquí es la capacidad de amar a toda la humanidad por igual, tal como es, aún sabiendo las faltas y defectos que posee. Amar impersonalmente es ser capaz de sentir lo mismo por tus seres más queridos que por aquellos que no conoces.

2. 2 CLAVE ASTROLÓGICA:

El regente externo e interno del signo de Capricornio es Saturno. Así vemos a Saturno como la clave de nuestro tipo de “Trabajo para el Servicio al Grupo”. (Ver posición por signo de Saturno en la rueda natal).

Nadie puede ser realmente libre (Acuario) mientras quede una sola Alma prisionera. Prometeo simboliza a la humanidad encadenada a la roca de la materia.

2. 3 LAS TRES ASCENSIONES, los Signos de Tierra

  1. En Tauro, -“El Toro de Creta”-, Hércules eleva su naturaleza emocional –tercer Chacra-, hacia su naturaleza búdica –cuarto Chacra-. Trabaja desde la materia físico-instintiva.
  2. En Virgo, -“Apoderándose del Cinturón de Hipólita”-, Hércules Eleva la materia al Cielo. Trabaja desde la materia emocional.
  3. Ahora, en Capricornio, -“Matando a Cerbero, guardián del Hades”-, Hércules está identificado con el grupo humano, a quién trata de liberar. Trabaja desde la materia mental.

2. 4 PREPARACIÓN para el DESCENSO al HADES

  1. Etapa de Purificación: “Libre de las limitaciones de la materia”. Consiste en verificar que uno es capaz de estar libre de irritabilidad y de egoísmo en el círculo mundano donde uno se encuentre. Sin estas dos condiciones, no se es útil ni en el Cielo ni en el Infierno.
  2. Ser iniciado en Los Misterios: Descender a los “infiernos personales”, para poder enfrentar los colectivos.
  3. Realizar un Acto de Servicio: Previa realización de la tarea personal, está siempre la necesidad del prójimo.

2. 5 CERVERO, GUARDIÁN del HADES

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Las Tres Cabezas simbolizan: La Sensación, El Deseo, y ¡¡las Buenas Intenciones!! (éstas nunca corresponden a necesidades reales, ni para uno mismo, ni para el prójimo).

Hércules se lanza contra la cabeza central, que corresponde al Deseo.

2. 6 LA LIBERACIÓN DE PROMETEO

Este es el encargo que el Maestro hace a Hércules. Toda la aventura tiene esta finalidad: liberarlo de su condicionamiento o atadura. Prometeo es el hijo del hombre, un ser celestial condicionado por la materia.

El Hijo de Dios está prisionero en sus tres cuerpos inferiores, y la tarea hercúlea consiste en cortar sus ataduras.

El nombre de “Prometeo” es la traducción griega del término sánscrito “Pramanta”, que significa “columna vertebral”. Así que liberar a Prometeo significa liberar nuestra columna vertebral… ¡¡es el modo de que Kundalini ascienda por ella!!

El Discípulo en Capricornio está dispuesto a descender hasta el infierno, hasta la muerte, para redimir a otros seres humanos. Después, se convertirá definitivamente en un Hijo de Dios, en un “Kumara”.

“El Sacrificio del Hombre” es el ritual para adquirir las “Blancas Vestiduras”, el “Cuerpo de Luz” o el “Cuerpo de Gloria”. Es el sacrificio de nuestro intelecto por y para una noble causa.

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*Eva Monferrer es experta en Sabiduría Perenne, desde hace más de 20 años, difunde estas enseñanzas a través de clases y talleres presenciales en su escuela de Barcelona (Escuela de Estudios Evolutivos “Indra”), clases online y sus libros que están disponibles en bubok, impresos y en pdf. Ya ha publicado siete de su serie “La Evolución de la Consciencia. Psicología del Alma”.

Eva deja que su obra hable por ella, enseña con su propia autoridad y aúna los mensajes ancestrales, que siempre han estado al alcance de las personas interesadas en ellos, con las explicaciones más modernas de la Física Cuántica, la Psicología Transpersonal y otras disciplinas, transmitiéndolos con un lenguaje cercano y comprensible a quienes buscan respuestas y quieren vivir más conscientemente.

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