Inmenso. Infinito. Y en la infinitud de la Vida, por una unidad de tiempo apenas imperceptible, se nos regala experimentar una porción de vida en este planeta físico, material, a fin de que el espíritu se haga carne y el conocimiento se convierta en sabiduría.
Pero el regalo de la vida física tiene condiciones que la mente humana olvida: el número de días es limitado, está contado, si bien es desconocido cuanto y cuando. Para unos serán apenas unos minutos, para otros unos años, para los menos casi un siglo.
Pero el tiempo físico no es el valor de este regalo: la libertad de decidir como usar ese tiempo y el poder crear y atraer los sueños y deseos de nuestro corazón, es el obsequio del Amor-Creador.
También olvida el ser humano que la base de la vida misma es el cambio, la transformación, que todo es temporal y nada permanece, salvo lo que es Eterno. Y la Vida lo es, sólo la experiencia física de la misma, la humana, está en alquiler.
¿Y que propósito tiene este tiempo físico en la eternidad? ¿Cuál es el sentido de la experiencia humana?
A mi entender, el regalo del tiempo de vida en este Planeta es tomar conciencia y poder experimentar el Amor, la Belleza, la Bondad y Generosidad que Somos.
Cuando despertamos al propósito y sentido de nuestra vida, cada día que amanece es un regalo para desarrollar y crecer en lo que somos, hacemos y tenemos y compartirlo y ponerlo al servicio de los demás para mayor bien de toda la humanidad. Una hoja completamente en blanco, una tierra fértil donde sembrar semillas de amor, bienestar, prosperidad, gozo y paz.
Ciertamente encontraremos obstáculos y retos en el camino que nos examinarán de las lecciones de coraje, fuerza, persistencia, confianza, entrega, compromiso, lealtad,… y superarlas con nota será señal de que se ha entendido de que va la vida y también será el presente que entreguemos a los que están enfrentándose a esas mismas asignaturas; siendo ejemplo de actitud y valor; de empoderamiento y fe; de alegría y esperanza. Nuestros espejos y modelos de la grandeza y humildad del ser humano.
El regalo de la Vida tiene fecha de caducidad cuando se hace carne y todos ignoramos el día de la partida. ¡Y que más da! Si cada día, cada momento, cada segundo que respiramos, exhalamos e inhalamos amor. Nos ocupamos de sacar todos nuestros dones, talentos y habilidades y nos convertimos en nuestra mejor versión, momento a momento, a la vez que los ofrecemos al mundo y contribuimos al crecimiento, sostenibilidad y mejora de todos los seres de la Tierra.
Considero que la mejor manera de agradecer el Regalo del Amor es regalando amor. Y este amor entregado y nuevamente recibido será lo que dejaremos en el planeta, a la vez que nos llevaremos al continuar nuestro viaje infinito.
Gracias, Dios, por el regalo de mi vida.
In Memoriam María de Villota y de mi Padre. Gracias por el regalo de vuestras existencias.
Ana Novo
La Comadrona Espiritual ®
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Venta online de sus libros
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*María Villota (1980-2013), piloto de fórmula 1 madrileña que ha muerto a los 33 años un año después de sufrir un gravísimo accidente automovilístico en el que perdió un ojo, sufrió secuelas pero que le sirvió, en sus propias palabras, para «despertar su conciencia«. Ha plasmado su experiencia y mensajes positivos en el libro «LA VIDA ES UN REGALO» que se presentaba esta semana.
«Y un día te das cuenta de que vivías dormido, pasabas a ciegas y sentías a medias. Si un accidente no ha parado en seco tu vida, vive soñando, pasea observando y ama apostando. Si un accidente ha parado por un momento tu vida, sabes de lo que estamos hablando. Este libro es para nosotros, o, un regalo’
“Ahora veo más que antes. Antes solo veía la Formula 1 y no veía lo que realmente es importante en la vida. No valoraba lo más grande que es ESTAR VIVA. Este ojo me ha devuelto el norte, lo importante. Mi aspecto actual dice mucho más de quien es María de Villota que el anterior. Llevo mi historia y lo llevo con orgullo”
«Tener un accidente en el que pende tu vida puede ser algo terrible, pero, si logras salvarte para poder vivir dignamente, puede ser un regalo tan grande como para devolverte a la niñez, quitarte años de encima y la armadura, redirigir la vista hacia el alma y volver a sentir como si acabaras de nacer. Y es así, porque acabas de nacer»
«Algunos dicen que estoy tan sensible porque mi accidente es aún muy reciente. Apenas ha pasado un año… Pero por eso precisamente escribo este libro ahora, porque no quiero que el tiempo borre cómo me siento, veo y pienso en este momento (…) El mensaje tan importante que quiero contaros (…) es que hasta cuando te estás muriendo puedes decidir si sigues luchando o abandonas el barco […]
Y sí, decidí seguir luchando (…) Deseo que, sin pasar por un accidente como el mío, podáis sentir la alegría de estar vivos y disfrutar del regalo de la vida»
María Villota