La espiritualidad como Camino a SER

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La palabra Espiritual viene del Latín «spiritus»,
que significa aliento o respiro
como sinónimo de vida.

La palabra Inspirar, del latín «inspirare»,
tiene la misma raíz que Espíritu.
Es un término compuesto del prefijo in (dentro)
y del verbo spirare (respirar).

Yo no escribo para tener verdad
yo escribo para inspirarme otra manera
de ver, pensar y sentir el mundo
.

Itziar Azkona

 

El día que por Facebook me llegó esta foto, conecté con el poder de este mensaje. Puesto que yo misma me encontraba viviendo el encuentro con un mundo muy inmerso en la espiritualidad, pero con un trabajo de crecimiento personal o escaso o desenfocado. Desde mi perspectiva, y el resultado me pareció simplista y pobre. Y no tanto por ese mundo que está en su momento y en su camino y me merece todo el respeto sino por la realidad a la que me acercó.

A través de trabajar desde ese lugar, en el que también estaba yo, entendí que la espiritualidad, cogida por los pelos es tan peligrosa o más que la religión.

También entendí que, ahora mismo, hay muchas personas que habiendo visto pasar un caballo blanco precioso por delante de ellos. Mientras transitaban el camino de la vida, han decidido subirse, sin preguntar, de dónde viene ni a donde va. Y un caballo que cabalga desbocado, da igual que sea de pura raza o de pelaje blanco impresionante, es igual de peligroso que otro menos atractivo.

La espiritualidad no es un dogma ni un conjunto de ritos que al ser diferentes en la forma a los de la Religión le dan validez. Cómo diría aquel: meditar no es vestir de blanco, poner unas velitas y un incienso. La espiritualidad no es una manera diferente de acercarse a algo superior simplemente porque no se llame Dios. O porque se haga de manera más libre e individual. La espiritualidad es uno de varios caminos hacia uno mismo, hacia el autoconocimiento. Por aquello de “conócete a ti mismo y conocerás a los Dioses”.

En su sentido esotérico significa exactamente lo mismo que aquello que se escribió en la Biblia. “Sólo a través de mi llegarás al reino de los cielos”.

Entendiendo a Cristo como el Yo interior, el alma o el self y al reino de los cielos como ese punto en el Universo donde todos somos uno, de donde venimos y donde casi con toda seguridad estamos volviendo.

La espiritualidad habla, sobre todo de Dios, por eso también es rechazada por muchas personas. La diferencia es que da otra interpretación a Dios. Habla de un ser superior. Creador de todo, que simplemente vino a este mundo con nosotros y habita en nuestro interior. Porque no sé si lo habrán pensado alguna vez, desde un lado lateral, pero si Adan y Eva fueron expulsados del paraíso y Dios está dentro de cada hombre, Dios también fue expulsado del paraíso. Cuando el hombre cae, Dios también cae con nosotros. Y hablo desde el punto de vista del mito. Del arquetipo, del cuento que contaron los sabios para transmitir una enseñanza.

Por tanto si Dios cayó con nosotros y está dentro de nosotros, claro que es pura fantasía mirar constantemente al cielo. Para ver si llueven luces de colores, o ascendemos como la Virgen María y no volvemos a reencarnar en la próxima vida. Asunto que tan solo compete a los Jesuses, Budas e iluminados del mundo. Más bien poquitos hasta la fecha.

Y profundizando aún un poco más, que Dios esté dentro de cada uno, como energía primigenia y creadora de todo. Y que ahora esté tan de moda decir que “todos somos todo”, no debe esconder la idea de que Dios es tan grande que no cabría en su totalidad dentro de cada uno de nosotros. Por tanto el tener acceso al todo, desde nuestro interior, no puede confundirse con que cada uno de nosotros somos tan sólo una parte de esa fuerza primera.

Esta verdad esotérica me parece fundamental en los tiempos que corren para asumir que, en realidad, lo que somos es tan sólo un átomo de la esencia de Dios. Y cada uno llevamos dentro una esencia diferente, aunque sea cierto que desde esa esencia accedemos al otro. Para entonces entender, desde el interior, que el acceso al todo, pasa por la conexión con cada una de las otras partes. Es decir, que pasa por la conexión con todos y cada uno de los humanos que somos. Y acabar así con el restar, el pelear y el anular.

Cada vez que consciente o inconscientemente destruimos a algún otro, lo que en realidad estamos destruyendo es nuestra propia posibilidad de llegar al todo. O de elevarnos a mayores cotas de consciencia y de ética universal.

¡Así que estoy tan de acuerdo con Claudio Naranjo! El camino a Dios, el camino a MÁS de lo que parece que somos, pasa necesariamente por un momento de Terapia en nuestra vida para llegar a mayores cotas de autoconocimiento e implica una disciplina como apunta Eva Monferrer en sus notas sobre la inmadurez que impide el despertar. Y hablo de autococimiento pero lo explicaré porque no todos decimos lo mismo cuando usamos palabras idénticas, más bien al contrario, cada uno decimos “nuestra cosa” que nada tiene por qué ver con la «cosa del otro».

Autoconocimiento como proceso, primero, de conocimiento de la personalidad. Empezar a conocer ese personaje que hemos creado para movernos por el mundo y que es tan potente que lo llevamos encima y no sabemos ni cómo es.  A partir de ahí, al conocerlo, al hacerlo consciente ya lo podremos enfrentar para trascender. Trascender para llegar a la esencia que está detrás oculta detrás de tanto inconsciente, por eso lo de transpersonal. Luego, Autoconocimiento, en segundo término, como proceso de de conocimiento de nuestra propia identidad.

El proceso de autoconocimiento sería como buscar un tesoro enterrado en medio de una finca. Primero, con el mapa, de manera consciente, se busca la localización, el lugar, las geocoordenadas, como si fuera el YO visible, externo, la personalidad. Y una vez localizado el lugar toca excavar. El tesoro está enterrado debajo de muchas paletadas de tierra. Y al desenterrar yo recomiendo ir poco a poco.

Hace mucho sol y mucho calor en medio de la finca. Y de tiempo en tiempo toca parar para descansar, para beber agua, y sobre todo para ver si el desenterramiento está siendo sólido. Y si no, ¿recuerdan esa noticia de aquellos cazatesoros americanos que buscando el oro fueron sepultados por la propia tierra que ellos removían? Pues esto es igual. Si desenterramos por desenterrar y lanzamos lo que sacamos sin cuidar cuánto es y cómo lo colocamos en el exterior corremos el riesgo de morir sepultados.

Yo doy fe de este proceso. He tenido la gran suerte de vivirlo ya desde hace 10 años y de seguirlo viviendo cada día. Y me han tocado extraordinarias maestras en el acompañamiento del camino, porque todo proceso de interiorización hacia la búsqueda de uno mismo requiere mimo, cuidado y atenciones especiales. Debajo de la Tierra hay mucho escondido y no siempre lo que descubrimos nos apetece ver ni saber. Pero sólo pudiendo con ello llegaremos al cofre mágico.

La espiritualidad es sólo otro camino. Diferente que no anula los anteriores, sino que simplemente ofrece la vía de introspección. Hacia el interior para catapultarnos hacia los cielos. El camino es duro, el camino es largo, el camino es el de un héroe que salió de casa en busca de algo, sin saber muy bien qué. Y tras largas aventuras y desventuras, con ayuda de sí mismo y de sus guías logra regresar. Y cuando regresa lo que ha descubierto es tan bello y tan grandioso que sólo piensa en contarlo y compartirlo con los demás.

La espiritualidad sin terapia, sin trascender el ego. Sin conectar con el alma puede ser pura fantasía, un arma más de control y manipulación. Un lugar idéntico al que el poder nos ha vendido en los últimos 2.000 años.

Ojala lo sepamos ver. Ojala, lo llamemos como lo llamemos, sintamos y nos atrevamos a vivir la aventura de nuestra vida.  La de conocer lo que «no somos», para llegar a conocer lo que «si somos». Y poder así, tras recorrer el camino del Héroe para regresar a Ítaca.

La espiritualidad, como la ESENCIA de cualquier religión del mundo, es tan sólo el camino para llegar a SER. Por tanto, todo lo que sea un camino para seguir pareciendo lo que no soy, pero con otro traje, no es auténtico. Y por tanto pura irrealidad. Con todos mis respetos a aquellos, que como yo, vivís de tanto en tanto en la irrealidad.  Muchas veces también necesaria para sobrevivir. Sobre todo respesto porque, desde luego, el camino a llegar a ser, también implica la experiencia de no ser.  Como cada polo implica su contrario, como cada vez que creamos lo que deseamos también creamos el opuesto que no queremos…

La espiritualidad es integrar la paradoja. La espiritualidad es sintetizar la dualidad.

Gracias a todos los que hacéis fotos y las colgáis en Facebook, muchas de ellas son una gran inspiración, unas veces para compartir, otras la excusa para escribir artículos como este.

Más artículos de El Rincón del Coaching aquí.

AUTORA: Itziar Azkona
Coach Transpersonal.
También soy maestra de mi pasado, artesana de mi presente y aprendiz de mi futuro, algo mago merlín, maestra de Reiki, escritora y educadora para la Felicidad…
Web: http://www.coachingemodus.com/

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9 Responses

  1. escuela de coaching

    8 julio 2014 12:09

    muchas gracias por el articulo, valiente e inspirador
    un saludo

  2. FECOACHING

    18 marzo 2015 00:47

    Es realmente muy interesante el artículo. Una gran fuente de inspiración para todos. Se debería escribir más a menudo sobre estos temas.

  3. Escuela Europea de Coaching

    14 abril 2015 11:04

    Artículo muy reflexivo, siguiendo el espíritu de Paulo Coelho. A veces es necesario leer este tipo de pensamientos y se agradece a aquellos escritores que los hacen públicos y los comparten con sus lectores.

    Artículo valiente y optimista, enhorabuena.

    Un saludo

  4. Click Aquí

    6 mayo 2015 11:39

    Magnífico artículo, me ha llenado de inspiración y me ha alegrado el resto del día.

    Ojalá encontrara más blogs como este por ahí.

    Un abrazo

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