Ser española, formada como matrona en Reino Unido y habiendo vivido y ejercido profesionalmente en ambos países y otros asiáticos, otorgan una amplia visión de los nacimientos. También de la crianza, el papel de la mujer en la sociedad, la medicina y el bienestar social. La elección de las embarazadas está dando mucho que hablar.
Irena Garzón se define como «una comadrona con una gran admiración y respeto por el proceso del embarazo y del parto». Y en esta sincera entrevista nos cuenta sus experiencias…
1. ¿Qué opina una comadrona española formada en Reino Unido y que ha trabajado en ambos países, además de en Bangladés, sobre el parto en España en 2016? ¿En qué nos diferenciamos de ambos países?
La atención al parto en España sigue dejando mucho que desear para los tiempos que corren. Esto sucede en la mayoría de los hospitales. Y hay muchos que están cambiando esa cerrazón. Pero aún son minoría aunque se está trabajando mucho para que esto cambie.
La atención al embarazo y al parto está tan medicalizada y tan protocolizada que parece que las mujeres entren en una cadena de montaje del parto. Como embarazada se te clasifica según ciertos parámetros. Y se actúa acorde a los protocolos establecidos en cada hospital sin tener en cuenta los deseos de cada mujer para ese parto.
Hasta el punto de que cuando aparece una embarazada que no acepta. Que pide alternativas, que habla y discierne de lo establecido por el sistema, no se sabe atenderla. Y en vez de intentar darle lo que pide. Se busca que acepte y acate bajo presión, coacción, metiéndole miedo y hablándole de hipotéticas calamidades que sucederán. Si en caso de no aceptar lo que el hospital tiene establecido para ella.
Allí en el Reino Unido, aunque también está todo muy medicalizado, el respeto a la mujer es mucho mayor y si una mujer pide que algo que se haga o se deje de hacer en su cuerpo, los profesionales harán todo lo posible para que así suceda.
En Bangladés es todo bastante más complicado. Las mujeres suelen parir en sus casas, acompañada por una señora a la que se llama en cada aldea cuando alguien está de parto. Los conocimientos de estas «parteras» no son solo limitados, sino que son erróneos, hasta el punto de que las mujeres parirían mejor solas que acompañadas por ellas. La corrupción está a la orden del día y todo el que tiene la posibilidad de hacer más dinero a costa de otros. Lo hará sin dudar, por lo que mujer que va al hospital, mujer a la que se le hace una cesárea ya que todo proceso es pagado por la usuaria. Esto hace que las mujeres no quieran ir al hospital (la inmensa mayoría no puede permitirse pagar una cesárea). Y que cuando lleguen sea demasiado tarde al hacer todo lo posible por evitarlo.
2. ¿Quién es Irene Garzón y cuáles han sido sus andanzas en el mundo de los nacimientos y maternidad en la última década?
Soy una comadrona con una gran admiración y respeto por el proceso del embarazo y del parto. Confío en que las mujeres tienen la capacidad de parir si se les proporciona el entorno adecuado así que, tras trabajar varios años en distintos hospitales, me hice comadrona independiente, intentando hacer todo lo posible para proporcionar ese entorno a las mujeres que me eligen.
Parí a mis dos hijas en casa y han sido los dos momentos más maravillosos de mi vida y los repetiría, si pudiese, desde la primera contracción. Cuando la pequeña tenía cuatro meses, nuestra familia emprendió un viaje sin rumbo fijo por Asia. Tras cuatro meses viajando y viviendo en distintos países, llegamos a Bangladés ya que conseguí un trabajo para ayudar con la formación de comadronas en este país, hasta entonces inexistentes. Orgullosamente puedo decir, que hace escasas semanas, acaba de salir la primera hornada de comadronas en ese país.
Hace menos de un año volvimos a Europa y tras pasar unos meses en España, en Octubre de 2015 nos asentamos en el Reino Unido.
3. ¿Qué has aprendido en tus estancias en distintos países de distintos continentes respecto a la vida y la crianza?
Pues mi mayor aprendizaje a día de hoy es que los occidentales. Con nuestro desarrollo, somos mucho menos felices que aquellas sociedades que tienen menos. Y que allá donde llegamos los de aquí, les destrozamos su forma de vida. Que, hasta nuestra llegada, les hacía mucho más felices. En los países en vías de desarrollo todo va más lento. No hay estrés, no hay prisa. Si algo no sucede hoy, no pasa nada, ya sucederá mañana. O al otro, o una semana después.
Por ejemplo, en Laos, viven de lo que cultivan. La cosecha de arroz tarda seis meses. Si la cosecha es buena, los siguientes seis meses no plantan arroz. No hacen nada. Disfrutan de esos seis meses sin trabajar porque no les hace falta; viven la vida. Aún no les ha llegado esa vena capitalista de plantar esa cosecha que no necesito. Luego venderla, comprar más tierras, plantar más, contratar a otros… Así son felices.
En el tema de la crianza, también lo hacen mucho mejor que nosotros. Los niños son parte de la sociedad. Los hermanos mayores van cuidando a los más pequeños. Si un niño llora y su madre no está cerca, alguien llega y en seguida lo coge y lo calma. Apenas se oyen niños llorar. No hay un solo sitio donde no se acepten niños. En los dos años que hemos estado en Asia, el único lugar donde se nos ha puesto un pero porque queríamos llevar a las niñas ha sido en una embajada española, pero claro, no era Asia, era España.
4. ¿De qué trata tu libro «La sociedad que vaciaba úteros» y a quién se dirije?
Es una novela que transcurre durante las cuarenta semanas que dura un embarazo. La historia principal sucede en el paritorio de un hospital español donde el lector podrá ver cómo es el día a día en este servicio. Siete mujeres (una hetero, una lesbiana, una fumadora, una adolescente, una mujer sin pareja por decisión propia, una prostituta y una mujer con numerosas pérdidas gestacionales). Y sus parejas van viviendo su embarazo a lo largo de esta novela con sus miedos, dudas, preguntas y reflexiones personales.
Mi intención principal es, que al terminar el libro, quien vaya a tener un hij@ tenga toda la información necesaria para ese momento. Tanto las pruebas que se realizan, por qué, si tienen riesgos, si podemos evitarlas, rechazarlas, cómo hacerlo… Decidí escribirlo en forma de novela para que sea entretenido y fácil de leer. Además, en las novelas absorbemos la información desde lo emocional por lo que retenemos mucho mejor el conocimiento adquirido.
Estoy muy contenta porque está teniendo una gran aceptación y muy buenas críticas por parte de todo tipo de lector@s, incluso de los que empezaron a leerlo con cierto escepticismo.
5. Si Irene Garzón fuese Ministra de Sanidad con total libertad y presupuesto ¿qué medidas tomaría respecto a los partos en España?
¡Qué pregunta más chula! Total libertad y presupuesto y ¡sin las dificultades para llevarlo a cabo! Intentaría proporcionar ese espacio y ambiente del que hablábamos antes. Para ello habría que darles a las comadronas el lugar de trabajo y las condiciones que se merecen. Y que tienen en otros países donde los resultados son mucho mejores y la satisfacción de las usuarias es bastante mayor: Desarrollaría una carrera de matronería de entrada directa (sin ser previamente enfermera como sucede ahora en España pero paralela a la formación actual) donde todos los años de estudios se basen en convertir a esa estudiante en comadrona.
Al acotar el campo de acción de esa profesional, se puede ahondar mucho más en los temas específicos de matronería. Les crearía la asignatura de comadronería independiente ya que aquellas que no consiguen o no quieren trabajar en un hospital. Tienen una gran dificultad de hacerlo por su cuenta ya que no saben los pasos que deben seguir, ni las opciones que tienen. De paso les cambiaría el nombre de matronas por el de comadronas ya que esta segunda palabra revela una igualdad entra la profesional y la madre (comadrona significa «con la madre»). No como matrona, que es una figura de autoridad sobre la persona a la que acompaña. Crearía un colegio de profesionales propio y único de comadronas, donde sería mucho más fácil luchar por los intereses del gremio.
Crearía casa de partos regentadas por comadronas anexas a los hospitales. Donde acudirían las mujeres de bajo riesgo que así lo requiriesen. En estos lugares no habría médicos, solo comadronas. Pero estarían lo suficientemente cercanas a las unidades de obstetricia por si hubiese algún cambio en ese proceso que requiriese de intervención médica.
Las comadronas desarrollarían sus competencias en todos los ámbitos. Paritorio, casa de partos, atención primaria, puerperio, planta de maternidad, menopausia, neonatología, pérdidas gestacionales…
Les devolvería la opción de decidir a las mujeres embarazadas: Con su embarazo recibirían un cheque de maternidad para pagar a la profesional de su elección. Así mejoraría mucho la atención durante el parto ya que, como no somos tontas. Elegiríamos los más respetuosos con nuestros cuerpos y decisiones. Aquellos que no lo son tanto, tendrían que cambiar sus prácticas rápidamente si quisiesen seguir teniendo esos ingresos provenientes de los partos (es la causa mayor de hospitalización en España).
Por supuesto, la opción de dónde y con quién parir sería tomada siempre por la embarazada. Las comadronas estarían asociadas a determinados hospitales y casas de parto. Y sería la mujer quién decidiría dónde parir acompañada de esa comadrona que ella ha contratado. Aquellas mujeres de bajo riesgo podrían elegir entre parto en su casa. En casa de parto o en hospital y cuando, por ejemplo, quien haya decidido que quiere parir fuera del hospital. Y esa opción deja de ser posible (se desarrolla una enfermedad durante el embarazo, hay una amenaza de parto prematuro, etc. O el parto no progresa adecuadamente), la mujer sería acompañada por la profesional de su elección pero en el hospital.
Si alguna ministra de Sanidad toma estas medidas antes que yo, ¡se las regalo encantada! No hace falta que me miente pero si quiere ayuda, que se ponga en contacto conmigo sin dudarlo.
6. ¿Qué consejos ofrecerías a las mujeres embarazadas y sus parejas?
Que se informen y mucho, que lean, que pregunten, que se enteren de las tasas de cesáreas, de episiotomías, de partos tumbadas patas arriba en el hospital que les corresponde y en los demás; que no todos los sitios son iguales, que si un profesional (el tocólogo o la comadrona que les toca), no les ofrece confianza, no se sienten bien tratadas, si sienten que sus dudas no son resueltas o son infantilizadas por ellos, que busquen alternativas, que los hay maravillosos, cada vez más y mejores; y que pongan una queja respecto a ese profesional que no les trató bien. Igualmente, si están contentas con el trato recibido, reconocerlo por escrito es una muy buena práctica. Solo así conseguiremos avanzar más deprisa hacia una atención respetuosa a la mujer y su maternidad.
También les diría que disfruten de su embarazo. Y que si hay algo que no les guste, o que les supone un malestar, dejen de hacerlo. Si hay un momento de la vida en el que disfrutar debería ser obligatorio, ese es el embarazo.
7.¿Cómo esperas y deseas que sean los nacimientos en 10 años?
Los cambios que yo deseo no van a ser tan rápidos. Pero creo que hay algo por lo que debemos luchar todos desde ya y es que el centro único e indiscutible de ese momento es la mujer que pare y el bebé que nace. Y todo lo que se hace debería girar en torno a sus necesidades. Se debería intervenir solo si es necesario y no por si acaso. Y cualquier cosa que se realice a una mujer embarazada, de parto o puérpera debería ser siempre con su consentimiento. Si no consiente, no se hace. Eso es algo que a muchos profesionales les cuesta entender.
Hace poco han salido a la luz dos denuncias con sentencias favorables a las denunciantes Una porque le realizaron una episiotomía tras pedir que no se la hicieran y otra por pedir el cuerpo de su bebé nacido y fallecido tras pocas semanas de gestación. Y que el hospital negaba ese derecho a esa familia. ¿De verdad estamos llegando a negar a las mujeres el cuerpo de sus hijos muertos? ¿o la capacidad de decisión de lo que se hace en sus propios cuerpos?
Si como profesionales, nos creemos con derecho a hacer, no solo sin permiso, sino con la oposición, de quien va a recibir la consecuencia de nuestro acto. Hay mucho que reflexionar por parte de quienes secundan este tipo de prácticas. La época en que las mujeres acataban y callaban porque es lo que se espera de ellas ya ha pasado a la historia.
8. ¿Cuáles son tus planes para los próximos años?
Te advierto de que cambiamos de planes cada poco rato, así que cuando publiques la entrevista ¡quizás ya tengamos otros! Pero así, sin plazos ni lugares, te puedo contar los más fijos ya que no importa la ubicación de nuestra familia para llevarlos a cabo. Mi marido (naturópata y acupuntor) y yo estamos creando una escuela de maternidad online y presencial (www.tucomadreescuela.com). Preparando cursos para futuros padres y profesionales de la maternidad.
Debido a la gran acogida en español, La sociedad que vaciaba úteros está siendo traducido al inglés. Y estoy ayudando a la traductora. Al escribirlo adquirí un compromiso con mis lector@s que quieren saber qué sucede tras esas cuarenta semanas. Así que un libro que trate sobre el puerperio, el gran olvidado por los servicios de maternidad, me va a mantener ocupada un tiempo.
Puedes seguir a Irene Garzón en www.facebook.com/tucomadrecomadrona, adquirir su libro en www.lasociedadquevaciabauteros.com y seguirlo en la página de facebook del mismo nombre.
7 marzo 2016 10:34
Interesante artículo.
9 abril 2016 09:22
Hola a todos, he visto el escrito y me llamo mucho la atención sobre todo por que a me hicieron cesarea pero en diagonal, (/) me gustaría saber su opinión sobre este procedimiento y si piensan que fue correcto ys que yo pienso que no debían cortarme en esa dirección ya que el lado derecho del abdomen me quedo mas abultado, y una hernia umbilical muy dolorosa que no se si es resultado de la forma en que me cortaron los músculos o del propio embarazo, ojala y me puedan orientar para saber como debo cuidar mu cuerpo pues los médicos no le dan importancia a mis secuelas. Gracias!