
Nos han engañado en lo que respecta al sueño infantil. Durante años, los profesionales y la sociedad nos recomendaban dejar llorar a nuestros bebés y niños pequeños en nombre de la ciencia, de la salud, de que «no se acostumbren», de que «te está manipulando» y bla, bla, bla…
Y ha tenido que ser una científica y madre de 3 hijos, María Berrozpe, quien tras años de investigación en la literatura científica y divulgativa sobre el sueño infantil, exonere a la ciencia de los cargos de llenar las noches de llanto y dolor.
En el libro «¡Dulces sueños! Cómo lograr que tus hijos duerman tranquilos», esta bióloga nos explica cómo es verdaderamente el sueño de los bebés mamíferos, cómo evoluciona, el conflicto entre sus necesidades y nuestra cultura, lo que dice y no dice la ciencia y, sobre todo, el abanico de soluciones respetuosas para que todos duerman felices.
Este libro y sus pruebas ponen fin a una época oscura en la crianza nocturna e inauguran el nuevo paradigma del sueño infantil.
Y en esta entrevista María Berrozpe nos lo explica:
1. ¿Qué hace una científica escribiendo sobre el sueño infantil?
Sueño y lactancia fueron los dos grandes temas de mi crianza donde encontré las primeras y mayores dificultades. Uno de los factores que más contribuyeron a estas dificultades fue el mensaje que me llegaba desde la profesión médica y desde la sociedad en general.
Como bióloga que soy necesité comprobar con mis propios ojos cual era el estado real de la ciencia en ambos aspectos, y mi sorpresa fue inmensa cuando vi que desde la teoría hasta la práctica no es que hubiera un buen trecho: es que había un abismo insalvable.
Afortunadamente mis problemas con la lactancia materna se resolvieron gracias a la ayuda de la Liga de La Leche. Pero con el sueño el asunto no era tan fácil: si bien había una corriente cada vez más fuerte de profesionales y padres que abogaban por respetar los reclamos de nuestros hijos en cuanto a cómo querían dormir, pediatras muy mediáticos hacían todo lo posible por desautorizar estas voces argumentando que ellos eran la única autoridad capaz de dar soluciones a esta problemática. Esta actitud me enfadó sobre manera y este enfado se convirtió en el disparador que me impulsó a comenzar una revisión bibliográfica profunda y multidisciplinar en este campo.
2. Popularmente se cree que los bebés duermen como «marmotas» (16 horas seguidas) ¿es eso cierto? ¿cómo es el sueño en los primeros meses de vida?
El sueño evoluciona mucho en los primeros meses de vida. Y si bien es verdad que los bebés duermen muchas más horas que los adultos. También tienen un sueño más caótico que todavía no sigue el ciclo circadiano, por lo que se reparte durante las 24 horas.
Poco a poco las horas que duerme durante el día se irán reduciendo. Y aumentando las que duerme durante la noche. Pero esto es un proceso progresivo y cada niño tendrá su ritmo. Un ritmo parcialmente adaptable a las exigencias ambientales. Pero que también depende de su naturaleza intrínseca.
3. ¿Existe el insomnio infantil?
Por supuesto. Del 30% que se calcula de niños que sufren insomnio, un 5% es un insomnio real, asociado a una patología, que requerirá tratamiento médico. El otro 25% corresponde al llamado “insomnio infantil por hábitos incorrectos” que según mi criterio y el de muchos profesionales del sueño infantil, no es ninguna patología, sino un conflicto entre biología y cultura: entre lo que el niño necesita y reclama por su naturaleza y lo que los padres estamos dispuestos a darles determinados por nuestra cultura.
4. Y ¿qué pueden hacer las familias cuando sus bebés «duermen mal» o «no duermen» según sus expectativas?
En primer lugar, es muy importante que los padres ajusten sus expectativas a las necesidades reales del niño. Esto no se consigue leyendo números publicados en la prensa divulgativ. O en tablas de la consulta del pediatra que, en teoría, son aplicables a todos. Si algo demuestran las investigaciones sobre el sueño infantil es la enorme variabilidad que existe entre niños. En cuanto a las necesidades del sueño, por lo que hoy en día muchos profesionales abogan por estudiar muy bien las necesidades de cada niño. Y ajustar las expectativas de los padres a estas necesidades. Más que el número de horas que duerme un niño lo que nos dirá si está durmiendo bien es su estado general durante la vigilia. ¿Está contento, despierto, no le cuesta levantarse por la mañana? Entonces está durmiendo lo que necesita.
Si el ritmo de sueño del niño es incompatible con el descanso de los adultos, porque hay muchos despertares nocturnos a pesar de haber ajustado la hora de acostarse y levantarse a sus necesidades personales, hay que analizar que le impide consolidar el sueño ¿Necesita todavía la cercanía de sus padres mientras estos pretenden que duerma en otra habitación? ¿Realmente es imposible dársela y así poder dormir todos mejor?
Dado que hoy en día el colecho ha demostrado ser beneficioso tanto para el niño como para sus padres, sin haberse podido confirmar todos esos efectos nocivos con los que la pediatría del sueño nos amenazaba, no hay ninguna razón más allá de las preferencias personales de cada familia para no colechar con los hijos, especialmente cuando esto facilita el sueño nocturno de todos.
Si, a pesar del colecho y de unas expectativas realistas, el niño sigue sin dormir bien. Entonces hay que consultar a un profesional para descartar que estemos en uno de estos 5% que realmente tiene una causa fisiológica de insomnio. Una vez descartado, un profesional respetuoso analizará con cuidado toda la dinámica familiar. Verá dónde está la causa original del problema, para así solventarla.
En ningún caso debería aplicar un método conductista que obligue al niño a aprender a no reclamar a sus padres, sin tan siquiera saber cuál es la causa de esta reclamación.
5. ¿Es eficaz el famoso método Estivill de dejar llorar a los niños? ¿Cómo funciona? ¿Puede tener consecuencias?
El método Estivill obliga a un niño a autoconsolarse y dormirse solo. El niño aprende que pase lo que pase reclamar a sus padres es inútil. Las consecuencias dependerán de la edad y las circunstancias.
Yo creo que en los bebés son desastrosas porque se ha demostrado que el estrés sufrido por ellos sin la regulación de un adulto puede llegar a producir una respuesta tóxica que tendrá consecuencias en su salud presente y futura.
En niños más mayorcitos no creo que aporte nada positivo tampoco, aunque estos posiblemente tengan ya más herramientas para manejar el estrés. Pero precisamente por su edad debería ser posible manejar este problema desde una aproximación mucho más respetuosa y humana. Con niños con los que ya se puede hablar y razonar no entiendo la necesidad de aplicar un método estandarizado y absolutamente irrespetuoso con la dignidad del niño.
6. ¿Qué tiene la ciencia que decir sobre el sueño infantil?
Que el sueño es un proceso evolutivo y que las características del sueño a cada edad tienen su porqué. Y deberíamos respetarlas sin forzar su desarrollo hacia el sueño adulto. Que cada niño es cada niño y que las normas y métodos del tipo “one fits all” son inconvenientes y hasta peligrosas.
7. ¿Cómo han dormido los 3 hijos de María Berrozpe?
Con los dos primeros tratamos que durmieran en su cama y en su habitación. Pero al final decidimos que era un esfuerzo innecesario. Acabamos montando una enorme cama familiar para todos y desde entonces han dormido como lirones. Ahora ya están en su propia habitación y siguen durmiendo igual de bien. Son capaces de dormir solos, acompañados, en su casa o en casa de un familiar o amigo. No tienen el mínimo problema.
8. ¿Por qué has escrito este libro y a quién se dirige?
Tras cuatro años trabajando en el proyecto “El debate científico sobre la realidad del sueño infantil” me di cuenta de que empezaba a complicarse demasiado a base de tantas actualizaciones. Requería ya un repaso y una profunda reorganización. Como el objetivo inicial de mi proyecto siempre fueron las familias, decidí escribir una versión divulgativa, más amena y fácil de leer, que se ha convertido en el libro, ya que este es el mejor vehículo para llegar a toda la sociedad.
El proyecto íntegro, siempre actualizado, será impartido en un curso on line, y estará especialmente dirigido a los profesionales que quieran actualizar y refrescar sus conocimientos sobre el sueño. Y a todos los padres que les apetezcan profundizar e ir más allá del material divulgativo.
9. Hace 11 años, cuando nació mi hijo, en las librerías solo existía el Método Estivill. Hoy existen más alternativas de crianza respetuosa y ahora tu libro. ¿Cómo crees que se tratará el sueño infantil en otros 10 años?
Espero que dentro de 10 años no quede ni un ejemplar del método Estivill, ni semejantes, en las librerías. Espero que lo vean tan aberrante como los consejos de Watson del siglo pasado. Esos que decían que a los niños ni los beses ni los abraces y como mucho les des un palmadita en la cabeza.
10. ¿Qué consejos darías a padres/madres recientes o futuros sobre este tema?
Que no silencien la llamada de su hijo ni permitan que nadie, desde ningún pedestal y mucho menos desde el de la ciencia, les obligue a desconectarse de él. En esta sincronizacion natural entre la madre (y padre) y su hijo está la mejor garantía de realizar una crianza saludable.
19 enero 2017 13:52
Hola, no se si este blog es propiamente de Rosa Jove, necesito contactarla como de lugar…he leido sus libros pero nunca pense me tocaria a mi con mi segunda hija que tiene un año y 3 meses cumplidos casi que tiene un trastorno de sueño muy importante, yo no puedo mas, no soy mas persona,estoy desesperada y ella me da no se que verla como sufre en las noches queriendose dormir y no pudiendo.
Por favor..alguien que me ayude