La asistencia al ginecólogo por parte de cualquier mujer cuando sufre algún tipo de trastorno en su aparato genital es una cuestión básica para evitar graves y peligrosas complicaciones de salud. Sin embargo, en muchas ocasiones se producen alteraciones que no muestran unos síntomas claros y concretos o, cuando lo hacen, dan muestran de una enfermedad en un estado muy avanzado, dificultando mucho un tratamiento efectivo. Por eso, resulta muy conveniente realizar revisiones periódicas y rutinarias de carácter ginecológico.
Estas revisiones ginecológicas preventivas resultan recomendables cuando la mujer ha alcanzado una edad cercana a los 25 años. En cualquier caso, sea cual sea la edad, serán muy convenientes desde el momento mismo en que comience su periodo de vida sexual activa. Ya que se producen una serie de riesgos de salud inherentes a esas relaciones. En principio y si no existe ningún síntoma adicional o molestia que recomienda otro tipo de periodicidad. Bastará con realizar una de estas revisiones cada año.
Lógicamente, al tratarse de un tema muy delicado para la mujer. Es importante que se elija un médico con el que se considere que se puede hablar con confianza de estos temas y transmita seguridad. Porque, estas revisiones no resultan dolorosas, pero sí que pueden acompañarse de algún tipo de molestia. Y naturalmente, inciden de forma directa en la intimidad de la propia mujer. Afortunadamente, existen múltiples recursos y profesionales experimentados. Ante los que cualquier mujer puede estar segura de que encuentra los mejores ginecólogos de Barcelona o cualquier otra ciudad.
La principal ventaja de estas revisiones ginecológicas estriba en su capacidad para detectar y anticipar enfermedades del aparato productivo. Especialmente algunos tipos de cánceres. La detección de los mismos en una fase inicial temprana resulta vital para combatir con mayores probabilidades de curación la enfermedad. Baste decir que está en juego la propia supervivencia del paciente para entender la trascendencia que esto tiene. También resulta efectivo para detectar dolencias quizás menos graves, pero también muy molestas, como el prolapso (descenso de la posición de los órganos genitales), la presencia de algún tipo de miomas, nódulos o una endometriosis.
La revisión ginecológica consta, fundamentalmente, de dos tipos de procedimiento. En uno de ellos, la base del reconocimiento es una inspección visual que el ginecólogo lleva a cabo sobre órganos como la vagina, la vulva y el cuello del útero. Para ello, se vale de un instrumento denominado espéculo, que facilita la inspección de forma indolora. Posteriormente, el médico tomará muestras celulares del cérvix, pertenecientes tanto al exterior como al interior del cuello del útero. Un estudio de anatomía patológica determinará la posible existencia de células malignas.
Ecografía
Un segundo procedimiento de reconocimiento ginecológico se llevará a cabo mediante la realización de una ecografía. Mediante el uso de una sonda y un avanzado sistema de ultrasonidos. El aparato crea una imagen de los órganos internos reflejado en la pantalla. De tal forma que el especialista es capaz de detectar algún tipo de alteración significativa en el útero o en los ovarios. Resulta una técnica muy efectiva para distinguir la presencia de miomas, quistes, pólipos o posibles tumores.
Estas revisiones se completan mediante reconocimientos manuales por parte del ginecólogo. Y una exploración mamaria enfocada a la localización de posibles bultos o nódulos. Técnicas cada día más avanzadas y efectivas que velan por la salud de la mujer. Y su calidad de vida. Se aconsejan la realización de esas revisiones de carácter ginecológico, para una vida más completa y feliz.