Yo hice un gran descubrimiento cuando entendí el verdadero potencial de tomar una decisión de forma consciente y coherente con mis valores más profundos.
Cambiaron muchas cosas en mi vida, a nivel personal, familiar y profesional. Hasta tal punto que decidí dedicarme a acompañar a otros en sus decisiones a través de mi web.
Había acumulado conocimientos de desarrollo personal a lo largo de los años para hacer una colección.
Y, sin embargo, existían un gran vacío entre eso que entendía teóricamente y lo que ocurría a diario en mi vida.
Me costaba lo indecible «bajar a tierra» esas enseñanzas que tanto me reconfortaban cuando estaba a solas leyendo el libro de turno. Y esto no hacía sino empeorar las cosas, porque me sentía incoherente, un fraude.
Me decepcionaba a lo grande a mí misma cuando me daba cuenta que «defendía» unas ideas y llevaba a la práctica otras muy distintas.
¿Te suena esto familiar?
La frase típica que explica esto y que oigo a menudo es: «La teoría me la sé, peroooo…».
Y es que nuestras inercias y automatismos nos pueden jugar una mala pasada a la hora de decidir nuestra vida. Tomamos muchas (muchísimas) decisiones de forma inconsciente. Al menos, en gran medida.
Me consta, pues, que a menudo tomamos decisiones así:
- Sin saber que las estamos tomando
- A falta de ser conscientes de las creencias asumidas y «verdades» heredadas de otros que intervienen en el proceso
- Carente de ver todas las posibilidades que realmente tenemos, porque nuestra percepción está sesgada por nuestros límites
- Basándonos en nuestro conocimiento y experiencias anteriores (así, difícilmente crearemos resultados nuevos y diferentes).
- Etc.
Y las decisiones que tomas son importantes. Son cada uno de los pasos que tomas en el camino de tu vida. Y, si quieres construir un camino con sentido, te toca hacerte consciente de cada uno de esos pasos, darle la importancia que tiene, y elegir bien la dirección.
Es por esto que hoy te presento un pequeño manual básico de tres sencillos pasos para que lo memorices y lo tengas en cuenta en tu próxima decisión más o menos importante.
¿La intención? Que decidas más despierto.
Vamos a ello.
Paso 1: ¡Mírate el ombligo!
No en el sentido egoico, en este caso.
En realidad, me estoy refiriendo a que dejes de quedarte hipnotizado contemplando lo que ocurre a tu alrededor y empieces a centrarte en ti.
O dicho de otro modo, deja de poner el foco en lo que hacen los demás, o en cómo se dan las circunstancias, y empieza a fijarte más en lo que tú puedes hacer. En aquello que sí está en tu mano y puedes hacer al respecto de lo que te ocurre.
Con lo externo, normalmente, no podemos hacer gran cosa. O no de manera directa e inmediata, en todo caso.
Sin embargo, sí tienes una gran incidencia en aspectos que dependen directamente de ti, como:
- Tu modo de ver las cosas
- Tu actitud
- Tus actos
Así es que, en este sentido, te animo a llevar a cabo algo que dice cierto versículo de la Biblia:
Entra en tu interior y cierra la puerta
Mateo, 6.6
A modo de resumen, y para empezar a hacerlo desde ya, te sugiero esto:
Paso 1.1: Suelta lo externo
Cuando contemples una situación que estás viviendo y te sorprendas fijándote en las cosas externas a ti que, a tu entender, están mal… Sencillamente déjalas ir. Cuando pienses cosas como «si esto fuera así o asá…», «si Fulanito se comportara de tal forma»… Obsérvalo y, suéltalo.
Date cuenta que ahí no se encuentra tu radio de actuación, tu zona de poder.
Paso 1.2: Busca soluciones en ti
Una vez retires tu atención de todo lo externo a ti, pregúntate que puedes hacer tú. Céntrate en qué pequeñas acciones puedas hacer de forma inmediata y ponte en marcha cuánto antes. Aunque «sólo» se trate de un cambio de percepción.
Para esto te ayudará el formularte preguntas como: «¿Qué aprendo yo de esto y qué puedo hacer al respecto?; o: «¿Quién quiero ser yo en relación a esto?»
Paso 1.3: Comprométete
Una vez comprendas lo que sí está en tu mano para mejorar la situación, ponte a ello cuánto antes o comprométete a hacerlo. Toma una decisión de dentro hacia fuera.
Paso 2: «Desdibújate»
¿Qué quiero decir con esto? Pues, básicamente, que para crear resultados nuevos, debes ser alguien nuevo. Debes de soltar, en cierta manera, una parte de ti. Dejar de identificarte con la vieja imagen que tienes de ti mismo.
Para ello, puedes seguir estos pasos:
Paso 2.1: Observarte muy de cerca
Cuando estés a punto de tomar una decisión, «rastrea» tus pensamientos y emociones en relación a la decisión por tomar. Fíjate en tu discurso interno, aquel que nace en ti de manera automática. Especialmente, observa aquellas ideas que son repetitivas y te suenan familiares.
Paso 2.2: Cuestiona tus creencias y asunciones
Cuando hayas detectado tus pensamientos recurrentes al respecto de tu decisión, identifica la creencia o creencias que subyacen. Obsérvalas, míralas de frente y atrévete a cuestionarlas. «¿Es esta creencia realmente cierta?»
Paso 2.3: Crea nuevos paradigmas para ti
Si das con alguna creencia que tenía mucha fuerza en ti y ya sientes que no es válida, sustitúyela mentalmente por otra. Te recomiendo que no intentes cambiarla por una creencia directamente opuesta, sino una que redirija suavemente la anterior hacia una perspectiva más constructiva
También puedes escribirla y repetirla varias veces a modo de afirmación.
Paso 3: Desapégate del resultado
Puede sonarte contradictorio, pero fíjate bien.
Lógicamente, quieres aprender a tomar decisiones mejores para obtener mejores resultados y sentirte más en paz, más realizado. Sin embargo, te animo a que dejes de dar por sentado que te sentirás necesariamente mejor en función directa a que obtengas un resultado u otro.
Es el camino, y no la meta, lo más importante. Aquel en el que te conviertes, mientras andas tu trayecto, lo que marcará la diferencia.
La relación contigo mismo (que se sana en este proceso) la que te proveerá de una satisfacción sólida y duradera.
Mil veces has pensado que tu felicidad se encontraba detrás de obtener un objetivo y otro, y después ha resultado no ser así. ¿No es cierto?
Y es que las respuestas (las que de verdad necesitas) no están fuera de ti.
Si de verdad te ocupas de hacer todo lo que está en tu mano, la satisfacción será tal, que no necesitarás el «premio» final de que las cosas salgan como tú esperas. Ya obtendrás el «premio» en el «durante».
Y, además, paradójicamente, cuando sueltas el resultado, las cosas fluyen mejor y es más posible que todo te salga bien. Justo cuando ya no lo necesitas. Eso no te impide, no obstante, disfrutarlo. Sólo que lo haces más libremente.
Espero que se haya entendido el enfoque. Bien, para dirigirte a ello, te propongo esto:
Paso 3.1: Asume tu ignorancia
Date cuenta de que no sabes exactamente cuál es el mejor resultado para ti. Más que nada, porque seguramente hay un montón de posibilidades que ahora ni siquiera contemplas y pueden ser mejores que las que ahora valoras.
Permítete tener preferencias, pero no te aferres. ¡Deja que la vida te sorprenda!
Paso 3.2: Ocúpate de la siembra
Como ya he dicho antes, ocúpate de las semillas que siembras y no tanto de la cosecha. Si siembras una planta y desde el primer día te obsesionas con ver si crece o no, te frustrarás y no servirá para nada. Puede que incluso abandones el trabajo, por pura desmotivación.
Es indudable que si haces una buena siembras, los frutos llegarán. Es ley de vida, relájate.
Paso 3.3: Ábrete y confía
Confía en ti y en la vida. Aunque parezca que aún las cosas no se resuelven, sigue confiando. Céntrate en hacer todo lo que puedas y en elevar al máximo tu vibración mientras lo haces.
Puedes, como acto simbólico, abrir los brazos de par en par mientras le dices en silencio a la vida que estás dispuesto a recibir todo lo bueno que tiene por ofrecerte.
Ten en cuenta, que si algo no sale del todo bien, desde esta perspectiva que hoy te ofrezco, encontrarás el modo de convertir la dificultad en una oportunidad.
Así que no tengas miedo :).
Me despido… de momento
Y hasta aquí este pequeño manual para aprender a tomar decisiones más conscientes y más coherentes contigo mismo. Si quieres saber más sobre esto, te invito a leer este artículo de mi blog, y/o a suscribirte a mi página. Obtendrás material gratuito para aprender a decidir más libre.
Te deseo las mejores de las decisiones y un camino de vida con sentido.
Sobre Cristina Hortal
Soy experta en Autoconocimiento y Conciencia.
Acompaño a personas en la toma de decisiones conscientes y valientes para que puedan guiar su vida hacia una coherencia mayor.
Autora de este blog y de tres libros de temática afín.