La cosmética casera siempre ha estado en las rutinas de belleza de muchas personas, sin embargo, el conocimiento de los ingredientes potencialmente tóxicos ha hecho que la cosmética natural gane un mayor protagonismo. Si bien la cosmética casera puede ser más económica, sencilla de elaborar y eficaz hay que tener en cuenta que en ocasiones un mal uso de ella puede tener un coste alto para la salud.
Este puede ser el caso de los protectores solares caseros. Aplicar un producto inadecuado no solo puede ser perjudicial para el aspecto de la piel formando manchas o arrugas más marcadas, también puede dejar la piel sin protección y favorecer la formación de melanomas.
¿Qué clase de protector solar debería utilizar?
Los protectores solares son productos con una formulación específicamente diseñada para proteger la piel de los rayos ultravioletas (UVA y UVB) las principales causantes de melanomas y otros cánceres de piel.
Los rayos UVA y UVB son rayos invisibles que penetran en la piel y dañan las células tanto de forma visible como de forma invisible. Este daño se puede apreciar por el aumento de lunares, pecas, arrugas, quemaduras y la alteración de la estructura celular. Las cremas solares tienen una formulación compleja para proporcionar protección a la piel ante este tipo de daños. Por ello, aunque ciertos aceites vegetales ofrezcan una leve protección solar, es importante seleccionar productos que han sido específicamente diseñados para cuidar la piel.
Pero no todas las cremas solares ofrecen la misma protección. Entre ellas podemos distinguir los protectores que están elaborados con filtros químicos y los que contienen filtros minerales o físicos.
- Filtros químicos: están compuestos por sustancias sintéticas que penetran en la piel y actúan desde el interior absorbiendo los rayos UV. Generalmente cuentan con una combinación de filtros como oxibenzona, octocrileno, avobenzona, homosalato, octisalato y octinoxato. Muchas de estas sustancias son derivadas del petróleo y, al penetrar en el organismo, son conocidas por ser disruptores endocrinos, estimular el envejecimiento prematuro de la piel o por ser altamente irritantes y alergénicos.
- Filtros físicos o minerales: habitualmente emplean dióxido de titanio u óxido de zinc para proteger la piel. Este tipo de filtros, a diferencia de los químicos, protegen la piel desde el exterior creando una capa protectora sobre ella y sin que penetren ni alteren el organismo. Tienen una alta tolerancia y estabilidad a la luz solar además de ofrecer un espectro mayor por lo que son inocuos y seguros para la salud. Al emplear sustancias naturales no resultan irritantes ni generan alergias.
A la hora de seleccionar un protector solar natural de filtro mineral es importante seleccionar productos que no contengan nanopartículas. Las nanoparticulas se utilizan para evitar una densa textura en la crema y eludir la fina capa blanca visible sobre la piel. Su inconveniente es que el tamaño de las partículas es tan pequeña que pueden penetrar en el organismo. Estos ingredientes de tamaño molecular tan pequeños se pueden identificar fácilmente en el etiquetado acompañados del prefijo “nano”.
Sin embargo, se pueden elaborar cosméticos que benefician la salud de la piel sin que suponga ningún riesgo como es el caso de las cremas para después de la exposición solar. Las conocidas cremas “aftersun” del mercado son productos que contienen ingredientes para rehidratar, calmar y refrescar la piel. La mayoría de los productos “aftersun” convencionales poseen sustancias sintéticas y tóxicas como las siliconas que generan una capa impermeable sobre la piel obstruyendo los poros y evitando que la piel respire. Por ello, elaborar una crema o bálsamo casero para aplicar después de la exposición solar no solo es seguro para la salud, también ayuda a evitar el uso de sustancias tóxicas.
Cómo hidratar la piel después de exponerse al sol, receta de bálsamo casero
Después de la exposición solar la piel se encuentra deshidratada, resentida y dañada por lo que es necesario incorporar agentes hidratantes como la Manteca de Karité o el Aceite de Coco; agentes regenerantes como el Aloe Vera, Geranio, Rosa Mosqueta o Lavanda y agentes calmantes como la Caléndula o Hamamelis. Para realizar un bálsamo casero son necesarios estos ingredientes:
- 3 cucharadas de gel de Aloe Vera
- 3 cucharadas de Aceite de Coco
- 2 cucharadas de Aceite de Caléndula
- 2 cucharadas de Manteca de Karité (opcional le dará una textura más consistente)
- 1 cucharada de aceite de Rosa Mosqueta
- 3 gotas de Aceite Esencial de Lavanda BIO
Para elaborar el ungüento, también se pueden utilizar hojas de la planta del Aloe Vera (Sábila). Para ello, seleccionar las hojas más bajas y grandes ya que son las más maduras y jugosas. Dependiendo del tamaño de la planta con 1-2 hojas será necesario. Cortar las hojas lo más cerca posible del tallo y dejarlas reposar durante 10 minutos en vertical. De está forma, se extrae toda la resina de la planta. Después, pelar la planta (incluso la zona blanca) y extraer el gel del Aloe Vera.
Comenzar el bálsamo mezclando el gel de Aloe Vera, Aceite de Coco y la Manteca de Karité. El Aceite de Coco es un producto que se encuentra sólido en temperaturas inferiores a 25ºC por lo que se puede calentar, junto con la Manteca de Karité, al baño maría para facilitar la mezcla. Es imprescindible no calentar mucho para evitar que el coco se oxide y pierda sus propiedades.
Una vez tengamos la base preparada incorporar el aceite de Caléndula, Rosa Mosqueta y la Lavanda hasta conseguir una mezcla homogénea y conservar el ungüento en un envase de cristal.
La piel es uno de los órganos más extensos del organismo y es necesario protegerlo para garantizar su bienestar. Además, un cuidado inapropiado de la piel no solo daña su aspecto, también puede ser perjudicial para la salud general del organismo. Por ello, es imprescindible elegir los productos adecuados para aportarle a la piel todos los cuidados y nutrientes necesarios.
Autoras: N. Marcos y A. Anabitarte expertas en cosmética natural online Misohi Cosmética
S. T. Butt y T. Christensen. Toxicity and phototoxicity of chemical sun filters. Radiation Protection Dosimetry Vol. 91, Nos 1-3, pp. 283-286 (2000)
8 octubre 2018 16:09
Muy buen post, sumamente útil y necesario
saludos
Nicolás