Existen diversos factores que van a marcar el desarrollo social y emocional de cada una de las etapas de un niño hasta su adolescencia, factores biológicos, ambientales, culturales y socioeconómicos. Vamos a analizar la influencia de la familia y de la sociedad sobre la salud general de los niños, que es básicamente de lo que se encarga la pediatría social.
La influencia de la familia
El ambiente familiar es determinante para la formación de la personalidad de un niño. Las relaciones que se establecen entre los miembros de una familia tienen funciones educativas y afectivas esenciales, pues los comportamientos se copian y se aprenden dentro del seno familiar.
Cada familia se interrelaciona de una forma diferente, de ahí que los niños que se crían en un entorno familiar negativo en el que no se cuidan las relaciones y el afecto entre sus miembros, suelen sufrir carencias afectivas importantes, que les marcará su personalidad de por vida.
Un ambiente familiar positivo debe cuidar los siguientes elementos:
Amor. Partiendo de la base de que todos los padres quieren a sus hijos, no todos saben demostrar y transmitir ese amor. Lo más importante es que el niño se sienta querido y sienta apoyo e interés por parte de sus familiares.
Autoridad. Se trata de la forma de ejercer esa autoridad. Para que tenga una función educativa adecuada, la autoridad tiene que ser participativa. Es decir, que los niños no tienen que irse a la cama temprano porque el padre así lo quiere sin más, sino porque necesitan descansar para poder levantarse temprano al día siguiente e ir al colegio. Una autoridad justificada, que tenga en cuenta las circunstancias y el punto de vista de los hijos también.
Intención de servicio. El papel de los padres es el de ayudar a los hijos para que sean felices. La autoridad de la que hemos hablado en el punto anterior jamás debe utilizarse como privilegio o ventaja sobre ellos.
Trato agradable y constructivo. Para que el tiempo que se pasa con la familia sea de calidad, hay que cuidar lo que se dice. Generalmente, las personas solemos exteriorizar con mucha más frecuencia los aspectos negativos y las críticas que las cosas buenas, y debería de ocurrir todo lo contrario.
Tiempo. Nada de lo que hemos comentado hasta ahora tiene sentido si no se consigue tiempo para la convivencia familiar. Esto implica dedicación para que este tiempo sea de calidad, no estar con ellos mientras se prepara la cena o se ve la televisión.
La influencia de la sociedad
El desarrollo de la inteligencia, la afectividad, el comportamiento, y en definitiva, la formación de la personalidad general de una persona, se ve afectada inevitablemente por la sociedad en la que ha vivido.
Los dos elementos principales son el material, que son las personas que componen todo el entorno, y el moral, constituido por las normas que rigen el comportamiento entre unos y otros, pero también cabe destacar la formación académica, el ambiente político y la ubicación geográfica, entre muchos otros.