
Hay días en los que desearía tener un botón de stop en la cabeza. Un botón para dejar de darle vueltas al mismo asunto, dejar de preocuparme por el futuro u obsesionarme con el pasado. Supongo te habrá pasado a ti también.
Los chamanes, maestros de la sabiduría ancestral con quienes estudié, nos dirían que hemos vuelto a perder nuestro camino de corazón y necesitamos parar el dialogo interior. De eso ya nos habíamos enterado solitos ¿Verdad?
Lo que sí nos sorprendería es su consejo: para empezar a parar el dialogo interno no te creas a ti mismo, ni tampoco le creas a nadie. Lejos de ser un consejo pesimista y desconfiado, los naguales o chamanes, nos están ayudando a recordar el poder del auto reflexión.
Cada persona es un mundo con su propia visión de la realidad, según sus creencias, experiencia y conocimiento. Lo que llamamos realidad en nuestra cabeza, es muy poco real, es un punto de vista sobre la realidad, una descripción del mundo. Incluso nuestra supuesta claridad, puede ser un espejo humeante, un espejismo y una ilusión creada por nuestra mente o el reflejo de el espejo distorsionado de otros.
La claridad no es un estado sino la revelación que se da en el momento presente, en el ahora. Lo que damos por sentado, porque lo sabemos, puede ser cierto o puede ser un conocimiento erróneo de la realidad o de una situación. Cuando continuamos repitiendo palabras en nuestra mente, es como si quisiéramos fijar o consolidar una determinada realidad ( deseada o temida) ¿Por qué? Porqué no es real.
Por esto «no te creas, ni creas a nadie», significa no darle peso a la cháchara interna, porqué es probable que si la repites, no sea la verdad. En cambio deja la puerta abierta a una mirada fresca sobre las cosas, como un científico de la vida, o mejor un explorador que se asombra mirando como la realidad cambiante se dibuja, cada día. El sol sale todos los días, pero eso no hace que todos los días sean iguales. Este consejo de los chamanes invita a no dar por sentado nada, ni tomarse personalmente el intercambio de información que recibimos de quienes nos rodean.
Para funcionar nuestra conciencia tiene que descontar mucho material de la información que percibimos, entonces creamos una descripción aproximada de la realidad, filtrándolas a través del sistema de creencias. Y ya sabes ¡Cada uno es un mundo!
La tarea de un hombre o una mujer en el camino del guerrero espiritual, es decir de la propia paz interior, es cultivar la presencia y la escucha en el ahora.
El dialogo interno es pura escisión del momento presente.
La información importante que intercambiamos va más allá de las palabras, de las historias que nos contamos. De hecho las palabras son símbolos que nos ayudan en la comunicación, pero sólo el 5% de la comunicación llega con la palabra. ¡Imagina, solo el 5%! El resto es no verbal y para escucharlo necesitamos aprender a sentir porqué lo no verbal lo percibimos en el momento, allí está el mensaje, detrás de las palabras, de la narrativa que fabricamos para describir y compartir.
No creerse significa desapegarse del dialogo interior y acostumbrarse a sentir. Si sientes, sabes y no necesitas repetir en la cabeza con palabras la descripción de cómo te sientes, porqué al describirlo puede que empieces a montar una historia y las palabras crean magia, tanto de la buena como de la que nos confunde (o no nos deja dormir). Cuando sentimos significa que estamos presentes y de vuelta al camino de corazón.
Aquí unas técnicas de Coaching Chamánico para acallar la mente:
- Date cuenta que estas en modalidad «disco rayado» y declararlo en voz alta.
- Toma unas respiraciones regulares y profundas, contando los segundos de la inspiración e intentando doblar el ratio en exhalación.
- Usa la técnica del «¿Para qué?». Cuestiona cada frase que te venga al pensamiento con esta pregunta o con la exclamación «¿¡Ah, si?!»
- Camina en el sitio y deletrea lo que estas pensando al ritmo de tu marcha.
- Si no puedes dormir porque la cabeza no para, levantarte y escribe lo que te preocupa. Luego léelo cantando, como si fuera la letra de una canción. O léelo cantando, pero del revés.
El cerebro creativo es nuestro chamán interior, siempre que empecemos a utilizar soluciones creativas, estaremos poniéndole freno al dialogo interno al pasar del área del cerebro sede del miedo a la del arte y la innovación. Esto también lo saben los chamanes, por ello suelen tener en el humor su mejor aliado contra la tiranía del dialogo repetitivo y negativo.
Silvia Anaska Fischer
Autora y divulgadora de antropología chamánica
http:anaskafischer.com
