
La práctica de usar probióticos por sus efectos en la salud humana se originó a principios de la década de los 90. En aquella época, el investigador Elie Mechnikoff teorizó que las bacterias en el yogur podrían modificar el microbioma intestinal, retrasando la senilidad en el envejecimiento y mejorando la salud. Desde entonces, los estudios han examinado la compleja relación entre los probióticos, el microbioma humano y los resultados de salud.
¿Qué son los probióticos?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) definen los probióticos como “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped”. Los probióticos, que se encuentran en alimentos fermentados y suplementos específicos, incluyen ciertas bifidobacterias, bacterias del ácido láctico, bacterias formadoras de esporas y levaduras. Estos microbios se clasifican y nombran por su género (Lactobacillus), especie (acidophilus) y cepa individual (LA-5Ⓡ).
Los probióticos están estrechamente relacionados con el microbioma humano, la comunidad de microorganismos que residen en el cuerpo humano. Estos microorganismos se encuentran principalmente en el tracto intestinal, donde se les conoce como microbiota intestinal, y en otras partes del cuerpo, como en las vías respiratorias, el tracto urinario y en la piel, la boca y la vagina. Muchos factores pueden afectar a la composición de la microbiota de un individuo, como la edad, el sexo, la genética y su dieta habitual.
Cabe destacar que la alteración de la microbiota intestinal, conocida como disbiosis, está asociada con un mayor riesgo de varias enfermedades. Los probióticos se utilizan comúnmente para mejorar el equilibrio microbiano entre patógenos y otras especies microbianas, así como para sus efectos biológicos en el huésped.
¿Qué hacen los probióticos?
Se ha descubierto que los probióticos alteran la composición del microbioma durante el tránsito por el tracto gastrointestinal. La cantidad de un probiótico que permanecerá y colonizará los intestinos varía según la especie de probiótico. En el intestino, la microbiota fermenta los carbohidratos no digeribles de fuentes dietéticas como frutas, verduras y granos. Conocidos como prebióticos, este grupo de carbohidratos aporta energía a los microbios e incluye inulina, galactosa, fructooligosacárido, oligofructosa y oligosacáridos que contienen xilosa.
Los estudios genéticos y moleculares indican que 4 mecanismos generales contribuyen a los efectos beneficiosos de los probióticos:
- Competir contra los patógenos por los nutrientes y la adhesión al epitelio.
- Modular la función inmunológica del huésped.
- Producir sustancias antimicrobianas (acidofilina, bacitracina, lactacina).
- Reducir la producción de toxinas bacterianas.
Por otra parte, los probióticos producen una serie de compuestos, como las vitaminas B, algunas enzimas, ácidos grasos de cadena corta, y antioxidantes como el glutatión. En el tracto intestinal, se ha encontrado que los probióticos aumentan la absorción de vitaminas y minerales, así como también regulan varias funciones: el metabolismo, la digestión, la inmunidad innata y adaptativa y la comunicación entre el intestino y el cerebro.
Además, los metabolitos producidos por los probióticos han demostrado propiedades antibióticas, anticancerígenas, antidiabéticas, antiinflamatorias e inmunosupresoras.
Beneficios de los probióticos
Se han estudiado ampliamente por su potencial para prevenir o tratar enfermedades en humanos. Cabe señalar que la actividad biológica de los probióticos es específica de la cepa individual, lo que significa que los efectos sobre la salud observados en una cepa no se pueden generalizar a otras cepas.
- Salud cardio metabólica
La investigación en personas con sobrepeso ha encontrado una disminución de las bacterias beneficiosas, un aumento de las especies patógenas y una reducción de la diversidad de las especies microbianas en comparación con los controles. De manera similar, un estudio que examinó la diversidad del microbioma intestinal en individuos obesos y no obesos encontró que la baja diversidad bacteriana se asoció con una mayor obesidad general, dislipidemia, resistencia a la insulina y perfil inflamatorio.
Por lo tanto, la suplementación con probióticos en personas con sobrepeso puede ayudar a perder peso y mejorar la inflamación crónica. Asimismo, puede ser útil a la hora de aportar equilibrio metabólico, diversidad microbiana y reducir el riesgo de enfermedad cardiometabólica.
- Salud digestiva
Varios estudios han encontrado que los probióticos son efectivos contra una serie de afecciones digestivas. Las más destacadas con diarrea, estreñimiento, síndrome del intestino irritable, enterocolitis necrotizante y colitis ulcerosa. Los probióticos también se utilizan para restaurar el equilibrio microbiano después del tratamiento con antibióticos y para ayudar a prevenir los síntomas gastrointestinales asociados con los antibióticos.
- Salud inmunológica
Es un ingrediente natural que puede servir para modular el sistema inmunológico del huésped. Además, aumenta las funciones de barrera intestinal, regula las reacciones inmunes a los patógenos virales y bacterianos, inhibe las respuestas alérgicas y autoinmunes y mantiene la tolerancia a los antígenos (sustancias inhaladas o consumidas que causan una respuesta inmunitaria).
Los efectos inmunomoduladores de los probióticos se pueden observar en varias condiciones inmunológicas. Por ejemplo, una revisión sistemática que investiga sus efectos en las infecciones del tracto respiratorio superior (ITRS) encontró que los probióticos eran más efectivos que un placebo para reducir la duración y el riesgo de episodios de ITRS, uso de antibióticos y ausentismo escolar debido a resfriados.
Por otro lado, la suplementación con probióticos durante el embarazo puede estar asociada con resultados inmunológicos en los niños. Un metaanálisis de ensayos en humanos sugiere que la ingesta de suplementos probióticos orales durante la última etapa del embarazo y la lactancia puede reducir el riesgo de eccema del bebé, una afección cutánea inmunomediada.
- Salud mental
La microbiota intestinal se comunica bidireccionalmente con el sistema nervioso a través del eje intestino-cerebro (EIC). La comunicación se produce a través de la inmunomodulación, los neurotransmisores y el sistema nervioso entérico. Se trata de una división del sistema autónomo que se encuentra en el intestino y que a veces se denomina «segundo cerebro».
La disbiosis intestinal y la desregulación de EIC se han asociado con afecciones neurológicas y psicológicas. Entre otras, se incluyen el trastorno depresivo mayor (TDM), la enfermedad de Alzheimer (EA), la enfermedad de Parkinson (EP), el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y el trastorno del espectro autista (TEA).2
Ciertas cepas de probióticos pueden afectar la actividad de EIC y, a su vez, la actividad del sistema nervioso central. Estos son denominados psicobióticos. Pueden ejercer efectos antidepresivos y ansiolíticos, ya que regulan ciertos neurotransmisores y proteínas implicados en la función cognitiva, el estado de ánimo, el aprendizaje y la memoria.
- La salud de la mujer
Una revisión sistemática examinó el uso de intervenciones probióticas para prevenir o tratar las infecciones urogenitales. Los hallazgos sugieren que los probióticos para mujeres se asociaron con la prevención de la recurrencia de la candidiasis y las infecciones del tracto urinario (ITU), la disminución de las lesiones del virus del papiloma humano (VPH) y la prevención y el tratamiento de la vaginosis bacteriana (VB).
Fuentes probióticas
Los probióticos se encuentran en varios alimentos fermentados y como suplementos dietéticos. Para mantener un microbioma saludable es importante consumir una variedad de fibra prebiótica, la que los probióticos consumen para obtener energía.
- Alimentos probióticos
Los alimentos fermentados contienen probióticos que aparecen de manera natural o que se han añadido para iniciar la fermentación. Durante esta fase, los probióticos metabolizan los azúcares y liberan ácido láctico, un proceso que conserva los alimentos protegiéndolos de los microorganismos que los estropean.
Ciertas cepas de Lactobacillus y Saccharomyces se usan comúnmente para producir alimentos fermentados como los siguientes:
- Queso
- Kéfir
- Kombucha
- Pepinillos
- Yogur probiótico
- Chucrut
- Vino
- Suplementos probióticos
En este caso, pueden estar compuestos por cepas individuales o por una combinación de cepas de múltiples especies o géneros. El efecto biológico de un producto dependerá de las cepas incluidas y la dosis en la que se use cada una de ellas. Es aconsejable acudir a un profesional de la salud para que te asesore acerca de la suplementación. Las cepas de Lactobacilos y Bifidobacterias se utilizan comúnmente en diferentes productos, con mayor tolerancia a las secreciones digestivas, como el ácido del estómago y la bilis.
Conclusión
El microbioma es integral para la salud humana y los probióticos, que se pueden consumir a través de la dieta o mediante la suplementación. Se trata de una forma natural de mejorar el microbioma. Los beneficios de los probióticos incluyen reforzar la salud cardiometabólica, digestiva, inmunológica, mental y el bienestar de la mujer.