
El precio de la luz sigue ocupando titulares cada día. Y no es para menos, pues se han alcanzado máximos históricos nunca vistos en los últimos meses. De ahí que cada vez más clientes se planteen cambiarse de compañía, incluso apostar por una cooperativa de energía. Porque sí, también hay cooperativas en el sector energético.
A día de hoy, hay varias cooperativas energéticas en nuestro país. Y buena parte de ellas operan en el sector de las energías renovables. De hecho, en 2016 se creó Unión Renovables Coop., formada actualmente por un total de 21 cooperativas. De ellas, casi la mitad están ubicadas en la Comunidad Valenciana entre las que destacan Cooperativa Eléctrica de Castellar, COOPELEC y Suministros Especiales Aginetenses -con más de 2.000, 3.000 y 5.000 socios respectivamente-.
La cooperativa catalana SOM Energía es una de las más conocidas en el panorama nacional. Y uno de los datos que lo demuestra es su número de socios, que alcanza actualmente los 81.000, convirtiéndose en la cooperativa más grande a este nivel. Le sigue -aunque muy de lejos- la vasca Goiener con más de 14.000 socios y la castellano-leonesa Energética Cooperativa -de reciente constitución (2015)- con casi 2.000. El resto ya por debajo de los 1.000 socios, como es el caso de la gallega Nosa Energía y la cooperativa madrileña La Corriente.
Este conjunto de cooperativas fomentan el uso de energías limpias, ya que la energía que crean, venden y distribuyen procede al 100% de fuentes renovables. Algo que motiva a buena parte de las personas a plantearse el cambio hacia una entidad de este tipo. A ello se suman también otros valores por los que se caracterizan como la cohesión social, la transparencia y la participación democrática de todos sus socios en la toma de decisiones como, por ejemplo, a la hora de estipular el precio al que vende la energía. Y, al igual que en cualquier compañía eléctrica, hay tarifas tanto para hogares como para empresas, como las que puedes ver aquí.
Constituidas como sociedades sin ánimo de lucro, el funcionamiento de estas cooperativas está basado en la inscripción y pago de una cuota anual de aproximadamente 100 euros por cada socio que quiera pertenecer a una de ellas. Cuantía que pasa a formar parte del capital social de la misma. Este dinero se podrá recuperar siempre que el cliente quiera cambiarse, ya que no hay contrato de permanencia y, por tanto, tampoco penalización por marcharse de la cooperativa.