Toda pócima mágica tuvo siempre un conjuro hecho de palabras. El «abracadabra» de la magia no es casualidad. Es el paso siguiente al pensamiento y a la intención, es uno más de los elementos que concretan y materializan la posibilidad de lo que deseamos alcanzar. Las palabras forman parte indisoluble de la magia. Pero no cualquier palabra sino las palabras de amor.
