Despierta tu poeta interior: mis lágrimas mi lenguaje del alma

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lagrimaojo - Despierta tu poeta interior: mis lágrimas mi lenguaje del alma

Me dijeron que no erais buenas,
que llorar era de niñas ñoñas,

Me contaron que no erais valientes,
que llorar era de cobardes.

Me mostraron que erais angustia,
que si lloraba el desconsuelo me perdería.

Pero… ¿ y si los que me educaban
no sabían qué hacer con lo que mostrabais?

Yo, erre que erre, ansié conoceros,
saber de vuestros anhelos.

Ahora, vosotras, mis lágrimas,
sois mis compañeras.

Ahora, vosotras, mis lágrimas
me bañáis de mensajes de tierras sinceras.

Cuando lloro
me liberáis de lo que niego.

Cuando lloro
me guiáis por lo que más profundo siento.

Cuando lloro
me reconciliáis con lo que pierdo. 

Cuando lloro
me acercáis a lo que realmente deseo e ignoro.

Cuando lloro
me abrazáis y sois lo que más quiero.

Itziar Azkona

 

Urawayra había aprendido a no llorar. Ella había visto como a otros niños les reñían cuando lloraban, para que tuvieran un motivo para hacerlo. Incluso veía como a algunos les ridiculizaban cuando mostraban sus sentimientos. Ella era, además, la nieta de Gran Chamán y eso suponía una responsabilidad y una imagen que mostrar.

Lo que ocurría es que a base de reprimir y de reprimir tanto sentimiento, de alguna manera, siempre llegaba el día en que poniéndose a llorar no podía parar y lo hacía por mucho más de lo que en ese momento empezaba a sentir. Y donde al principio había una enorme sequía, había ahora una incontrolable inundación.

Urawayra se estaba convirtiendo en un ser tan duro de mollera que cuando su mente descansaba para reposar en el corazón, empezaba a sentir, ¡y del susto, salía corriendo hacia el fin del mundo!. Pertenecía ya al grupo de seres que crecía con miedo a conectar con la emoción, siendo ésta su cualidad oculta bajo el mar y las rocas de coral.

Pero, poco a poco, en esas conversaciones misteriosas que mantenía con el abuelo, empezó a entender que la tristeza formaba parte de la vida, que era incluso fuente de inspiración y fuerza creativa. «Cuando estés triste, siéntelo, observa tu tristeza, averigua de donde viene y suelta, navega hacia donde ella te quiera llevar», le decía.

Urawayra no sabía que siglos más tarde Rose-Lynn Fisher estudiaría 100 tipos distintos de lágrimas y que se descubriría que las lagrimas del dolor liberaban una sustancia curativa, un analgésico natural que se libera con el estrés. Sin embargo, desde el momento que empezó a probar a llorar, y lloraba, algo dentro de ella sanaba. A partir de ese momento creció llorando, no a todas horas, no sin saber porqué, pero sí consciente de que había acontecimientos en su vida que merecían la pena ser llorados.

Ahora era ese llanto pequeño, sincero y conectado el que le traía mensajes de lo más profundo, sonidos de otros lugares de su ser, abriendo compuertas, liberando el alma. Ya no había sequía ni tampoco inundación. Ahora todo recibía el agua en medida, una fuerte lluvia a veces o un pequeño rocío de la mañana otras.

Al principio, cuando empezó, había tantas cosas no lloradas que pensó que hacerlo tan a menudo no podía ser bueno pero aún así iba, cada día, a su bosque, a solas y en silencio a completar el ritual. Y fue allí, donde su árbol y los elementales le contaron que ellos la consolarían hasta que el nivel de las aguas descendiera y todo volviera al cauce natural.

¡¡Urawayra nunca antes creyó que después de tanto llorar empezaría a reír mucho más!! Urawayra nunca antes creyó que viviría la tristeza con alegría, Urawayra nunca antes pensó que incluso, a veces, disfrutaría de llorar, por cosas felices, o al dar las gracias. Urawayra nunca antes creyó que tras llorar, algún día llegaría a sentirse tan en paz que pareciera que se hubiera fundido en la eternidad.

Urawayra cambió y empezó a querer crecer con la emoción, sin huir, sin echar a correr. Hoy sabe que llorar es de valientes como valiente es reconocer que «no siempre todo estuvo como ella esperaba y deseaba que estuviera».

 

¡Escribe un poema cada día… y tu vida se hará poesía!

 

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AUTORA: Itziar Azkona
Terapeuta, Coach y Emprendedora.
También soy maestra de mi pasado, artesana de mi presente y aprendiz de mi futuro, algo mago merlín, maestra de Reiki, escritora y  educadora para la Felicidad…
Web: http://www.coachingemodus.com/

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