«El negocio es insolvente, y lo ha sido durante años.»
Bernard Madoff, estafador.
Ya tenemos una primera sentencia para el caso Madoff. Para quién no esté familiarizado con el tema, Bernard Madoff estafó a miles de personas principalmente de las capas más altas de la sociedad atraídas por las altas rentabilidades que ofrecía de manera sostenida, es decir, en los buenos y en los malos tiempos.
El sistema que utilizaba era uno de los más sencillos que se conocen: simplemente, pagaba los beneficios de los socios más antiguos con las aportaciones de los nuevos. Un sistema piramidal que sólo podía ir bien mientras las aportaciones de capital «fresco» fueran constantes…
Pero llegó la crisis. Y las nuevas aportaciones pararon. Y finalmente Madoff se dio cuenta de que el engaño no podía sostenerse por más tiempo, así que arrepentido de toda una vida de usura y lujo decidió confesar todos sus delitos, primero a su familia, que codirigía con él todas sus empresas, y luego a la Hacienda norteamericana.
Obviamente, su familia quedó absolutamente consternada por la confesión de Madoff, puesto que no tenían ni idea de que las empresas que ellos codirigían se dedicaban a estafar. Y los mecanismos de control financiero de Wall Street y del gobierno estadounidense agradecieron sobremanera que Madoff confesara un delito económico de tal envergadura y sostenido durante lustros delante de sus encorbatados trajes.
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Surrealista, ¿verdad?.
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Ruth Madoff rompió su silencio mostrándose «traicionada y confundida» por la confesión de su esposo y afirmando que la vida que habían compartido durante 50 años «había terminado».
La mujer que durante todo el tiempo que convivió con Madoff tuvo una vida de lujo y dispendio acabó renegando de su marido y evitando toda responsabilidad. Eso sí, diás antes de la detención de su cónyuge retiró de una de las cuentas 15 millones de dólares: no se puede negar que era previsora…
La comisión que se encarga de vigilar y supervisar en EEUU los movimientos financieros a este nivel, la SEC, no realizó ni una inspección rutinaria a la empresa de Madoff hasta enero del 2006.
Pero había alertas que hablaban de posibles irregularidades desde 1999. Es obvio que los mecanismos de control estatales «fallaron»… ¿Fallaron?
¿Qué justificación hay para que una firma que movía miles de millones de dólares no estuviera ni siquiera controlada?
¿Quién puede creerse que ésto se deba a un «descuido»?
Obviamente, el estado no auditó la fortuna de Madoff por motivos mucho más oscuros: sólo en el año 2000 donó 100000 dólares al Comité de Campaña de Senadores Demócratas y se gastó al menos 23000 dólares en fiestas de senadores de Nueva York.
Ya hay voces que nos dicen que lo que está mal no es el sistema en sí sino los medios que lo controlan. No se dan cuenta de que el mismo sistema es el que está mal, consiguiendo que el planeta se consuma por la sobreexplotación de los recursos debida a la avaricia y sobretodo, a la falta de solidaridad a todos los niveles: no solamente entre nuestro «paraíso» del primer mundo y el resto del planeta que no tiene la misma suerte, sino también dentro de nuestra propia sociedad.
Los ejemplos los vemos todos los días si nos molestamos en observar la pobreza que hay no muy lejos de nuestra confortable vida.
¿Es ético un sistema donde hay gente que gana miles de millones de euros al año mientras hay niños que se mueren de hambre?
No nos engañemos, amig@s. El problema no es que el Estado que miró hacia otro lado, (que lo hizo), ni de la avaricia sin fin de los que buscaron las altísimas rentabilidades que ofrecía Madoff sin casi esfuerzo, (que también), … el problema es de paradigma, de sistema.
Y hasta que la sociedad no sea consciente de ello, otros tiburones se alzarán para sustituir a Madoff y seguir alimentando al monstruo.
Otro mundo es posible, pero los que se benefician de la injusticia que sufrimos ahora no quieren dar su brazo a torcer fácilmente. Cuantos más seamos los convencidos de que nuestra realidad puede y debe ser mejor, más argumentos tendremos para lograr que la armonía, la paz y la solidaridad gobiernen nuestras vidas a nivel planetario.
Ah, por cierto: le han caído 150 años de cárcel. Un castigo ejemplar que debe servir para remover conciencias y no caer en la complacencia: ERRADICAR EL SÍNTOMA NO CURA LA ENFERMEDAD.
Vía: Wikipedia
Más información: El País
En El Blog Alternativo: MBA éticos gracias a la crisis
2 julio 2009 17:52
Le han condenado por estafar a «gente importante».
Si sólo hubiera estafado a currantes, le habrían caído 6 meses de cárcel y 2 años de condicional.
¿Cuántos años le han caído a los directivos de AIG que contribuyeron a desestabilizar la economía mundial?
Ahivá! Les han condenado a recibir 150 millones de dólares de dividendos.
2 julio 2009 17:55
Lo grave a mi modo de ver es que encima nos quieren hacer creer que nadie sabia nada. Ni su mujer, vamos…
Gracias por el comentario, juanjo.
3 julio 2009 11:53
totalmente de acuerdo. los grandes analistas (y no los de pacotilla) dicen q esta es una crisis del sistema y no solo financiera. ya empiezan a decir las autoridades que salimos de la crisis sin que a mi modo de ver nada haya cambiado. me da que no hemos aprendido la leccion y como bien dices no hemos curado la enfermedad (cosa dificil, pues siguen mandando los mismos que la han creado)
3 julio 2009 12:55
No tienen ninguna voluntad de curarse, rafa: sólamente de que los síntomas remitan. Después, la enfermedad seguirá, pero a ellos les ha ido bien con ella.
Debemos lograr cada uno desde nuestra circunstancia que no sea así. Un abrazo, rafa.
24 enero 2012 11:27
artículo:
El peso de un apellido: Los Madoff
Hace tres años salía a la luz la mayor estafa financiera de la historia. El escándalo Madoff arruinó a miles de personas… y a su propia familia que ahora, tras el suicidio de uno de los hijos, ha comenzado a hablar
http://www.hoymujer.com/Psico-Sexo/sentimientos/peso-apellido-Madoff-660119122011.html