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Nácar es una novela distinta, trepidante y mística.
Muestra un momento crucial en la historia humana el nacimiento del antropocentrismo.
El hombre que encuentra su poder.
Un nuevo comienzo a una nueva era.
El antropocentrismo surge a principios del siglo XVI, se considera la alternativa al teocentrismo. Durante la Edad Media Dios es el centro de todo, es patrón y medida, causa y origen. La vida más allá de la existencia terrena es más importante que la vivencia física. La divinidad explica y confiere autoridad.
El final de la Edad Media coincide con un renacer del poder humano. Surge una nueva doctrina que sitúa al ser humano como medida de todas las cosas. Defiende que los intereses de las personas son aquello que debe recibir atención moral por encima de cualquier otro hecho. La naturaleza humana, su condición y bienestar serían los únicos principios de juicio. Según los que realmente deberían evaluarse los demás seres y en general la organización del mundo en su conjunto.
Dios deja de dirigir nuestros destinos cuando surge un hombre que se cree capaz de elegir su propio camino. De no ser un súbdito de una divinidad sino un creador de su propia realidad. Es su oportunidad de evolucionar, como al joven que se da cuenta de lo que desea hacer con su vida y pretende llevarlo a cabo.
En contraposición también se cree modelador del mundo a su antojo, y superior al resto de las especies y seres que pueblan su planeta. Y por encima de una naturaleza que deja de respetar.
Desarrolla su ego en gran medida porque ya no hay alguien que le dirige sino que él mismo tiene el poder. Comete graves errores. Se separa de su mundo natural, con el paso de los años crea maquinaria, y se desarrolla una revolución industrial que le hace pensar que puede arrasar, contaminar y destruir sin ningún perjuicio para su entorno natural.
Es entonces cuando la madre Tierra ruge y él agacha la cabeza, se da cuenta del daño que le ha hecho, pero para ello transcurrirán muchos, demasiados años.
En ese instante en el que el ser humano se cree superior al resto de los seres se crea una brecha que hay que cerrar en su espacio, la separación. Poder elegir su destino y su realidad, dándose cuenta de una divinidad creadora interna sí es su camino, pero no inconscientemente llevar a cabo su capacidad destructora como parte de él.
La energía neutra se define cuando se involucra, ahí surge la protagonista de Nácar, Dea, esta se define como una sustancia que segregan los moluscos para cubrir objetos extraños que se introducen dentro de ellos, convirtiéndolos en no dañinas partes de sí mismos. Una sustancia extraña se introduce en su mundo, y se forma algo precioso para integrarla en él. Una energía encarnada que tiene el poder de mostrarle al mundo la maravillosa energía sutil.
Es una novela…
Es una novela de aventuras, trepidante y fantasiosa, que muestra una gran verdad, la separación natural del hombre que se produjo en esta época, y las grandes interrogantes que presenta. Narra el viaje de un mago, una bruja, un monje y un ladrón en un mundo sin límites lleno de ocultismos, misticismos y magia. En el que el hombre considera que diseccionando al fin hallará la esencia divina escondida en algún rincón. La división como medio para hallar el sentido. Sin embargo todavía con reminiscencias de la época previa en la que se escuchaba a la Tierra para encontrar sus vías energéticas a la hora de construir las catedrales, una veneración a la geometría sagrada. Una confrontación que pondrá en lucha lo viejo contra lo nuevo a la hora de consolidad un equilibrio.
Algún día seremos libres y volaremos con alas de Nácar.
Ana Sabater es madre y escritora. Ha trabajado en distintos medios de comunicación y ha publicado CINCO NOVELAS. Ada, Averno, Kronos, Nácar y Vórtice.
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