Tras las Navidades, la ilusión de los más pequeños se centra en la llegada del Carnaval y la elección de su disfraz para esos días. Sus dibujos favoritos, su héroe o heroína favoritos, su animal preferido… Existe una inmensa variedad de posibilidades. Sin embargo, elegir los disfraces de Carnaval de nuestros hijos no es tarea fácil e implica tener en cuenta varios factores. En este artículo os dejamos algunas claves para que esta elección sea lo más educativa y sencilla posible.
¿Qué quieren ellos?
Esta pregunta es la primera que debemos hacernos, sobre todo si queremos que se sientan escuchados y se motiven. Sin embargo, debemos tener claro que escucharlos no significa hacer “lo que nuestros hijos quieren”. Sino que esta pregunta implica negociación y diálogo. Nuestros hijos pueden hacer propuestas de disfraces que les gustaría llevar. Nosotros podemos hacer lo mismo y, a continuación, podemos pasar a analizar conjuntamente cada una de las opciones. Lo ideal será lograr finalmente una decisión consensuada.
Los tejidos del disfraz
Cuando se trata de comprar el disfraz de nuestros hijos, es aconsejable fijarnos en detalles. Como los materiales de los que está hecho. Esto es especialmente importante, ya que puede afectar de manera importante a su comodidad. Un tejido demasiado áspero o ciertos tejidos rugosos pueden producirle rozaduras o irritaciones.
¿Qué tallas elegir?
A la hora de escoger las tallas es aconsejable tener en cuenta si nuestro hijo va a llevar más prendas por debajo o no. No hay que olvidarse de que el carnaval cae siempre en una época en la que es frecuente el frío y la lluvia. Por lo tanto, lo más recomendable es comprar una o dos tallas mayores a las que acostumbra, permitiéndole así llevar por debajo ropa de abrigo como jerséis, polares, camisetas térmicas, etc.
Las cremalleras y cierres
Cuando hablamos de prendas de vestir y de niños, es muy importante tener en cuenta su confort. Si tenemos pensado asistir a cabalgatas y desfiles, es probable que pasemos bastantes horas en la calle. Y que, en algún momento, nuestro hijo necesite ir al baño. Para que esta situación se solucione de la manera más rápida posible, el uso de velcros, de cremalleras y de cierres se vuelve un elemento indispensable.
Las máscaras, ¿una buena idea?
Cuando pensamos en disfrazarnos es común que incluyamos nuestro rostro en el diseño del disfraz. Una de las opciones favoritas es el uso de caretas. Sin embargo, si nuestro hijo va a llevar una máscara es necesario asegurarnos de que no se reduzca su visibilidad, que no entorpezca su respiración, etc. De lo contrario, es muy posible que termine por quitársela para estar más cómodo. Si, en cambio, nos decantamos por usar maquillaje en lugar de máscaras, las precauciones vendrán de la mano de buenas pinturas y de una base protectora. La piel de los niños acostumbra ser sensible y debemos evitar dañarla.
Los bebés y los disfraces
Con ellos el cuidado a la hora de elegir el disfraz debe ser máximo sobre todo en cuanto al uso de maquillajes.