Tiempos de crisis, tiempos de esperanza.
Y para muestra, dos lectoras nos han enviado a El Lector Alternativo Opina sus reflexiones al respeto.
Ylenia nos habla sobre el peso de la esperanza en nuestra vida y su significado y Lady Pink nos recomienda una bella canción de Diego Torres: Color esperanza.
¿Por qué tender la esperanza en el balcón?
Hoy saqué a tender la esperanza a mi balcón. Puse una lavadora de fe, de ilusión y de confianza. Centrifugué en dos ocasiones y el programa de lavado fue el más largo.
Necesitaba liberarme de tanta esperanza puesta en una vida que te reserva, de entre todas las vías, el atajo de la espera. Tenía que desprendere de ella, al menos por unas horas. Era desmesurado el peso de mi esperanza sobre mi.
Podía sentir como me ahogaba su egoísmo, el mismo que me convencía de que ella maniobraría, al final del cuento, la última pieza de la historia : ya no podía más. Era abusivo para mi cuerpo (de complexión delgada y de poca estatura) seguir arrastrando en vida a una esperanza presumida, con manchas de vanidad.
Me sentía forzada a desvestirme de tanta esperanza mal llevada, quizás no era mi talla, quizás no era yo su cuerpo perfecto. Tenía que desplumarme de todas y cada una de las capas de fe y de ilusión mal aprovechadas.
Tomé la decisión cuando desperté esta mañana. Mientras tomaba el té pensé que un día sin esperanza, sin fe, no me iría mal, y menos aún, si ese día lo dedicaba a poner una colada de ella; una colada de esperanza. Toda mi esperanza en la lavadora para que se tiñera de nuevos perfumes, para que se puliera de imperfecciones y se enjabonasen las manchas de tantos días sobre mí…
«…Y mientras tiendo mi esperanza en el balcón, se me ocurre pensar que no debí quedarme fuera de la colada y que alguien debería estar tendiéndome a mí también. ¿Quizás ella? Se me ocurre como sería mi vida si no quisiera volver a saber de mi, si le da por no regresar a mi cuerpo, si después de limpia decide no quererme más… Sin esperanza dejaré de creer en los cambios para bien, no confiaré en un mundo mejor, diferente, sostenible, ni siquiera en otro. Perderé la fe en las personas, no me las creeré, hasta pueda que la mia. ¿Y si dejo de creerme?… »
Esperanza se secó. Le pedí disculpas por mis repentinas disertaciones durante el desayuno y por mi acelerada decisión de ponerle en la colada. Esperanza volvió, quiso estar conmigo.
…Tan real como si fuera imaginario, tan de mentira como si fuera verdad…
Foto: San José Fotografía
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