Me gustaría escribir
sabiendo lo que de mis manos va a salir.
Me gustaría escribir
controlando lo que mi alma va a descubrir.
Me gustaría escribir
obviando lo que mi miedo me hace sentir.
Me gustaría escribir
volando sobre lo que otros podrían llegar a decir.
Pero si lo pienso no lo escribo
si no lo siento no lo dedico
si lo limito no lo veo
y si no despego no lo sueño
Sólo escribo
cuando cierro los ojos
y me separo del mundo que no es
Sólo escribo
cuando me tapo los oídos
y oigo la voz que me habla de lo que sí es
Sólo escribo
cuando me ato las manos
y hago realidad lo que sí quiero que es
Sólo escribo
cuando me lanzo al vacío
y uso la pluma del alma para lo que sí es
Itziar Azkona
Llevamos tanto tiempo de racionalismo, de mecanicismo, de estudio científico que me he perdido en la razón, en el control, en el pensamiento bucle, en la medición, en la desesperación de tener, de hacer y de lograr y conseguir. Tan fuerte es mi hábito que ahora que me estoy soltando y liberando tengo el frío y el miedo metido en los huesos, hasta el tuétano.
Hasta cuando siento la necesidad irremediablemente imperiosa de escribir me reprimo, me castigo, me enjuicio y me limito. Quiero saber de qué voy a escribir, quiero saber cómo quedará lo que voy a decir, quiero controlar cómo sonará lo que voy a contar. Hasta tal punto llega mi ansiedad que no escribo. Si sí, ya sé, diréis que no entendéis nada porque si me leéis es porque escribo. No resulta fácil pero veréis…
Hablo de lo que lucho hasta que escribo. Mi arquetipo dolido de lo que es «crear» se bloquea tan a menudo que podría, seguro, haber llegado, ya, a premio nobel. Es esta historia de siempre, este juego de la mente, este entretenimiento absurdo. Si supiera lo que voy a escribir, escribiría. Si supiera lo que voy a hacer, lo haría. Si supiera todo, lo podría.
Hasta que me rindo a la evidencia. Ese momento de agotamiento vital en el que nada hago, nada creo y nada siento y entonces la necesidad asfixiada se rebela y dice: eh!!! oye tu… ¿es que no te enteras? Hasta que no te pongas a hacer sin saber que haces, sin saber lo que lograrás, sin saber cómo lo conseguirás… NO HARÁS!!!!
Y zas!! Entonces es cuando todo sale, cuando todo se manifiesta, cuando todo surge, de aquella manera, de la que tenía que ser, de la que yo no podía saber porque no las ideas no tienen forma predeterminada, no se concretan hasta que no se manifiestan, hasta que no fluyen.
Así es la vida desde mi perspectiva. Un camino de continuo, en el que a menos que avancemos no sabemos lo que nos espera. El otro día se me ocurría que jamás me bajaría de un coche en plena curva simplemente porque no sé qué me espera al otro lado y sin embargo lo hago y lo repito numerosas veces en mi vida. Si conduciendo un coche no paramos en seco y avanzamos incluso cuando no conocemos el recorrido, ¿por qué si lo hacemos a diario a la mínima que tenemos miedo? Ni idea. Creo que con empezar a ser consciente de que lo hago ya me vale, de momento.
Escribir, amar, dar, sentir, reír, compartir, empujar, confiar, sin controlar, sin querer saber, sin pensar, sin estrujar, sin bloquear, sin limitar… es la meta del ser y para eso nada mejor que no dejar de hacer para experimentar lo que es el resultado de ser y poder avanzar con certeza hacia lo que seguro podemos llegar a ser.
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AUTORA: Itziar Azkona
Terapeuta y Coach de PNL y New Code por John Grinder
También soy maestra de mi pasado, artesana de mi presente y aprendiz de mi futuro, algo Mago Merlín, Maestra de Reiki y Educadora para la Felicidad…
Web: http://www.coachingemodus.com/
26 abril 2013 10:00
Nunca sabemos lo que nos va a surgir en un futuro por lo que no tenemos que pararnos a pensar en lo que nos pasa en el presente
13 octubre 2017 13:26
Cada vez es más difícil encontrar las pautas para acceder al modo de expresión del lenguaje poético. Sólo hace falta mirar cuán cargado de literalismo y realidad plana está el mundo para comprender esa dificultad en la escritura…