José Antonio Labordeta: genio y figura (1/2)

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“Soy más poeta que escritor… Es un oficio raro, se empieza de chiquillo y, pedantemente, quieres mostrar al mundo como sientes el amor, la vida. Pero también es duro. Hay que escribir todos los días y cuando dejas de escribir, dejas de ser poeta”

«Iniciamos el rodaje de «Un país en la mochila» en el 90 y se emitió cuatro años después, es cuando mucha gente se inicia en el senderismo en este país. Hay gente que se ha cogido el libro y se han ido a las Encartaciones, al Delta del Ebro. Me han parado por la calle y me han dicho «este verano nos hemos ido la mujer y los chicos a tal sitio»… Estoy contento con esta serie PORQUE DEJO ALGO EN LA VIDA, ADEMÁS ES BONITO»

«Sobre la guerra de Irak, dijo la Ministra de Asuntos Exteriores: “El petróleo sube”, y yo le pregunté: “¿A cuánto va a costar la sangre?”
José Antonio Labordeta

(Artículo de Juanjo, colaborador habitual del blog, en la sección El Lector Alternativo Homenajea)

El pasado mes de septiembre se fue José Antonio Labordeta, una de las personas más queridas y admiradas de España, que dedicó su vida a escribir y cantar versos de libertad, lanzando aldabonazos de dignidad y conciencia social.

Fue profesor, cantautor, escritor, político, aunque uno de los trabajos por el que más se le recuerda es por ser guionista y presentador de la serie documental Un país en la mochila.

Labordeta mostró España a través del programa ’Un país en la mochila’

Como escritor publicó 25 libros entre poesía y narrativa. Él mismo contaba como anécdota, que ya en su etapa escolar hizo un poema para el periódico del colegio, y se lo censuraron: “en el lugar donde iba mi poesía había un hueco en blanco”.

Curiosamente también la censura le retiró el primero de los 24 discos entre EP, LP y CDs que gravó. Fue uno de los mayores exponentes de la canción de autor, siendo sus temas más conocidos “Canto a la libertad”, “Somos” y “Banderas rotas”, entre otros.

El arte de la escritura le viene de familia, pues su hermano es Miguel Labordeta, uno de los principales poetas de la generación de la posguerra. Además, Miguel le ayudó mucho en su formación del pensamiento crítico, pues compartió con él su biblioteca, que contenía infinidad de libros de autores por aquel momento prohibidos, como Gorki, César Vallejo o Neruda.

“Yo era un ciudadano que cuando llegó la libertad lo había leído casi todo y eso se lo debo a mi hermano”

También fue profesor de Geografía, Historia y Arte en Teruel y Zaragoza, teniendo como alumnos, entre otros, a Federico Trillo, Jiménez Losantos o Manuel Pizarro, posteriormente antagonistas a su ideología política.

Y como político fue uno de los más queridos y valorados por la ciudadanía española, porque como no le ataba ningún compromiso de los que tienen los grandes partidos políticos, podía decir en el Congreso lo que realmente creía, veía y pensaba, llamando a las cosas por su verdadero nombre.

En 2003 le concedieron la máxima distinción nicaragüense, la Orden Saurí, en 2009 recibió del Congreso español La medalla de Oro al mérito en el Trabajo y en 2010 fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Zaragoza.

Ejemplo de lo querido que era son las casi 35.000 personas que pasaron por su capilla ardiente, aunque como dijo Serrat a la salida del velatorio: “Creo que si José Antonio nos viera por un agujero, nos preguntaría que qué hacemos aquí, que le dejáramos tranquilo porque no era un hombre de tantos fastos».

Así que para conocer un poco más cómo era este genio, nada mejor que leer este extracto de una entrevista publicada en el periódico La República el 11 de julio de 2006.

¿Cómo llegó a ser cantautor?
Por casualidad. Estuve de profesor en Francia en los años más álgidos de la guerra de Argelia. Vivía en un pueblo cerca de Marsella donde actuaban los mayores cantautores del momento Brassens, Brel, etc., y eso me fascinó. Recuerdo que la primera canción que escribí era la de un muchacho iba por el metro, porque lo que a mí se me daba bien era cantar rancheras, Cucurrucucú Paloma y todo eso.

Ya en Teruel de profesor llegó también por allí José Sánchez Sinesterra, el autor de Ay Carmela y me trajo unos discos de Raimon, de Paco Ibáñez. Empecé a cantar canciones rudimentarias, con solamente dos acordes, sobre lo que yo veía por aquella tierra, las arcillas, los leñeros, la gente que se marchaba. Intenté hacer una canción muy brasseniana como es Réquiem por un pequeño burgués, tenía 33 años. Un día vi un anuncio en Cuadernos para el Diálogo, de EDUMSA, en el que pedían maquetas para grabar un disco y entonces mandé una. Les gustó y vine a Madrid en octubre del 68 a grabar un disco con cuatro canciones, y en enero del 69 lo retiró la censura. Yo pensaba que ahí se acaba mi carrera musical pero de pronto descubrí que podía seguir haciendo canciones. Un día mandé a una editorial catalana una casete con 20 canciones, entonces cantaba en directo, y grabé el disco.

Muchas de esas canciones se han convertido en un hito.
Cuando las escribes no piensas que se van a convertir en un hito. Lo haces porque te apetece, porque sentimentalmente quieres contar eso. No sé el Canto a La Libertad, La Albada, el Somos, son canciones que la gente las canta, están muy unidas a lo rural. Hay una etapa muy rural, es cuando viví en Teruel, paso muchas temporadas en Belchite. Canto al problema de la emigración, la gente se va. La historia cambia. Ahora he hecho una canción hablando de la nueva emigración, vivo en un barrio donde llegan los autobuses que traen a los emigrantes, y en empiezo cantando una vieja canción: “Si en algún camino encuentras gentes con la casa acuestas no les hables de su tierra que te miraran con rabia”, y a continuación empiezo con la nueva letra que habla de la muchacha rumana, la madre nigeriana.

¿Banderas Rotas es un canto a la desilusión?
Sí. Son dos cosas, Banderas Rotas es una llamada de atención a una situación que se estaba empezando a dar en esos momentos. Además, me acuerdo que la canté a finales del 2000, delante de Imanol, que me pidió esa canción para cantarla él. Es una llamada de atención hacia lo que pasaba, un periodo de banderas rotas.

De sus actuaciones en directo en tiempos de la transición, ¿hay algún recuerdo que se le haya quedado especialmente grabado?
Hay una anécdota que me emocionó mucho. Recuerdo en un concierto homenaje a Dolores Ibárruri en Palacio de Deporte de Madrid. Aquel día fue tremendo, en un momento del concierto me di cuenta que Dolores Ibárruri también tarareaba las letras junto al canto del público. Se me quedó la garganta seca.

Otra anécdota que recuerdo fue el concierto de los Pueblos Ibéricos en la de Universidad Autónoma de Madrid, se hizo en momentos duros de la historia de este país. Y otros en Aragón, por ejemplo, me han enviado un cartel de las fiestas de un pueblecito perdido de la sierra de Teruel del año 75.

¿Ha viajado mucho con el país en la mochila?
Me he recorrido todo el país, he estado en Canarias dos veces, Baleares, Galicia, en toda la geografía española. Es una experiencia estupenda pero durísima porque tenías que convencer a una persona para que hablase ante la cámara sin que tuviese en cuenta al señor de atrás, al otro iluminando, en fin…Pero, no sé por qué conseguía que hablasen conmigo solo, y eso es lo que da sensación de naturalidad en la grabación, una conversación del paisano y yo solos.

Mucha gente se inició en el senderismo con esta serie de TVE.
Sí. Iniciamos el rodaje en el 90 y se emitió cuatro años después, es cuando mucha gente se inicia en el senderismo en este país. Hay gente que se ha cogido el libro y se han ido a las Encartaciones, al Delta del Ebro. Me han parado por la calle y me han dicho «este verano nos hemos ido la mujer y los chicos a tal sitio»…

Estoy contento con esta serie porque dejo algo en la vida, además es bonito. Con la música pasa algo parecido. El otro día fui a un programa de radio, y uno de los contertulios me dijo: “¿no vendrás a cantar?, le dije que no, iba a hablar, y me respondió: “es que mi padre sólo tenía una casete, era tuya, y nos llevaba y nos traía de Benidorm todos los veranos con la misma cinta, o sea, que te odiamos toda la familia”.

Cuenta con una veintena de libros publicados. ¿Es más poeta que escritor?
Como soy vago, soy más poeta que escritor. No es tan fácil ponerse ante un folio en blanco y llenarlo. Me da pavor, aunque es más difícil escribir poemas que literatura. Es un oficio raro, se empieza de chiquillo y, pedantemente, quieres mostrar al mundo como sientes el amor, la vida. Pero también es duro. Hay que escribir todos los días y cuando dejas de escribir dejas de ser poeta.

Antes escribía un poema diario, y al final del año tenía poemas suficientes para publicar un libro. Ahora, con la política no escribo poemas, el Congreso no inspira. Publiqué el año pasado Cuentos de San Cayetano, que va por la tercera edición. Y ahora estoy escribiendo un libro que se desarrolla en Belchite. Tiene que ver con mi padre que era cura, se salió dos meses antes para casarse. Pero como soy muy vago tardará en publicarse unos ocho o diez años y no creo que viva para verlo.

Acaba de salir un libro de su hermano Miguel Labordeta, ¿cómo influyó Miguel en usted?
Miguel es un poeta redondo, crea un mundo, es lo que hacen los grandes poetas, su mundo. Yo soy solamente un versificador. Hay una influencia muy fuerte de Miguel porque él tenía una biblioteca importante en casa, me prestaba libros y, aunque nunca señalaba los poemas, te indicaba por dónde debías ir. Nunca me corrigió un poema pero tenía la habilidad de marcarme. Entre su poesía y la mía hay mucha diferencia, la misma que entre un buen y un mal poeta.

Durante la guerra contra Iraq, leyó un poema de su hermano en el Congreso y se lo dedicó a Aznar ¿cómo fue la situación?
Aznar no es tonto, entiende las cosas. Fue un momento duro cuando le dije: “como sé que a usted le gusta la poesía le voy a leer un poema de una gran poeta español”. “Dejad tranquilo a ese niño que duerme en su cuna….” Se creó una gran tensión.

Sacar las tropas de Iraq fue un paso atrás…
Creo que España se dignificó, nos dignificó a todos.

La guerra de Irak continua, ¿cómo ve el futuro de la ocupación?
Zapatero dijo una cosa importante: “Blair y Bush han pedido perdón por la equivocación”. Aquí el señor Aznar no ha pedido perdón, algunos diputados que nos juraron y perjuraron que había armas de destrucción masiva, son ahora portavoces de exterior del PP, y tan poco han pedido perdón. Deberían hacerlo. Irak es un desastre. Toda la mierda que había la han resurgido. Va a acabar en una guerra civil entre chiítas y sunitas. Eso es destrozar un país. Tenían una dictadura pero por lo menos había una organización. Nadie estamos de acuerdo con las dictaduras, y la prueba es que hemos luchado muchos años contra la de Franco. Ahora parece que se trata de hacer el fantasma: “Hemos derrocado al dictador para dar libertad a un pueblo”. Y estamos viendo que es un desastre. Estados Unidos se ha metido en un enjambre y no sabe cómo salir. “El petróleo sube”, dijo la Ministra de Asuntos Exteriores, y yo le pregunté: ¿A cuánto va a costar la sangre? Esa misma pregunta se puede seguir planteando.

¿Teruel ya existe?
No existe todavía. Teruel tiene un problema muy complicado. Por un lado, se encuentra lo que llaman el bajo Aragón que es la zona de Alcañiz, Calaceite, la salida natural del valle del Ebro por la parte de Tarragona, con una agricultura rica. Después la zona de Escatrón, una zona paralela al Ebro por el sur, y después, el interior de Teruel, lo que llaman la Sierra, la Sierra de Albarracín, del Maestrazgo. Es complicado.

¿Y cuál es la solución? Yo digo, en broma y los turolenses se enfadan mucho, que la solución es el turismo valenciano. No hay otra salida. Industrializar, llevar agricultura a zonas tan duras es casi imposible. Allí se ha sobrevivido al hambre. Eran sitios muy duros, con un clima duro y la gente vivía porque las necesidades eran muy pequeñas pero cuando han empezado a tener otras necesidades se han tenido que marchar, como pasa en la España interior, y habría que buscar una salida. Teruel sigue sin existir.

¿Usted es republicano o monárquico?
Republicano. Soy hijo de un republicano azañesco, de los que pensaban que la cultura iba a cambiar el país. Y se encontró con el disgusto de la Guerra Civil, fueron los que más sufrieron, porque socialistas y comunistas tenían una mirada revolucionaria o la CNT que pensaban que estaba haciendo la revolución del 36. Soy partidario de la República porque aunque te puede tocar un Aznar de presidente, también te puede tocar un Zapatero. Ahora mismo hemos tenido la relativa suerte de tener un personaje como Juan Carlos, que no se ha metido en política, él sabe que no puede tocar mucho los cojones a los españoles. Pero ahora viene el Felipe, y no sabemos cómo va a ser, o la Leticia y la Leonor. Todos los países europeos a los que se mira son tradicionalmente republicanos como Francia o Italia.

¿La Constitución española se ha quedado obsoleta?
Sí. Hay que pensar cuándo se hace la Constitución. En el año 78 acabamos de salir del franquismo, el Ejército está intentando dar golpes de estado, la ultraderecha está saltando por todos los sitios. En esa situación los constituyentes están atacados por lo que hay que hacer ahora es cambiar la Constitución en los términos que se ha aceptado ahora. No sólo los matrimonios gays, se han aceptado muchas cosas con las que en esos años habríamos tenido tiros. Hay que cambiar la Constitución porque salió constreñida, es necesario darle vida. Esta España no tiene nada que ver con la España del 78, no olvidemos que las mayores represalias se hicieron en los años 76, 77 y hubo mucha violencia fascista.

Tras estas dos legislaturas como diputado de la CHA, ¿piensa repetir cargo?
No. Estoy muy cansado y hay mañanas que me cuesta levantarme para venir al Congreso. Seguiré en política porque si eres ciudadano hay que seguir en política, bien de una manera, bien de otra, lo que no puedes es decir me voy a ir a una isla desierta. Estaré en Zaragoza y seguiré estando en estas cuestiones pero sin estar en el lío.

¿Es más fácil ser profesor que político?
Ser político, porque aquí es más fácil que alguien aprenda algo. En las clases estás a cuerpo limpio, tienes que convencer a los chavales de que el despotismo ilustrado era muy importante y a ellos les importa un huevo.

¿Es posible hacer algo fuera de los grandes sellos comerciales?
Hay que hacer algo fuera de los grandes sellos. Se puede estar y se están inventando caminos paralelos a las grandes discográficas.

¿Quiénes fueron sus mejores compañeros de viaje?
Mis compañeros de bachillerato, y por supuesto, mi mujer que ha soportado mis ausencias de una manera encomiable. Gracias a que ella tenía su oficio, si no me hubiera asesinado porque he estado muchos días fuera de casa.

¿Ha conseguido una familia comprometida o son circunstancias de la vida?
He intentado que fuera una familia normal, no dogmatizada. He tratado que sea una familia de izquierdas, con todo lo positivo que tiene ser de izquierdas, no he dogmatizado ni en pintura, ni en poesía, en nada. Al final, resulta que por no dogmatizar han cogido caminos que me gustan. Si eres dogmático, a un militante del PCE le sale un hijo del OPUS, y a uno del OPUS, uno del PCE. Me ha salido gente racional y razonable.

Este es un reportaje de TVE 1 España, en Informe Semanal, emitido 20 meses antes de fallecer.

Y este el homenaje póstumo emitido por La TVE 2 España.

Y para acabar, nada mejor que el poema de su hermano Miguel Labordeta, que leyó en el Pleno del Congreso de los Diputados español el 05/02/03 con motivo de la comparecencia de Aznar sobre la posición del Gobierno ante el inminente ataque a Irak:

Mataos,
Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna.
Invadid con vuestro traqueteo los talleres, los navíos, las universidades,
las oficinas espectrales donde tanta gente languidece.
Triturad toda rosa, hollad al noble pensativo.
Preparad las bombas de fósforo y las nupcias del agua con la muerte…
Inundad los periódicos, las radios, los cines, las tribunas,
pero dejad tranquilo al obrero que fumando un pitillo
ríe con los amigos en aquel bar de la esquina.
Asesinaos si así lo deseáis,
Exterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercas
Que jamás asiréis un fusil de bravura.
Asesinaos pero vosotros los inquisitoriales azuzadores de la matanza…

Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna,
Al campesino que nos suda la harina y el aceite,
Al joven estudiante con su llave de oro,
Al obrero en su ocio ganado fumándose un pitillo
Y al hombre gris que coge los tranvías
Con su gabán roído a las seis de la tarde.
Esperan otra cosa.
Los parieron sus madres para vivir con todos
Y entre todos aspiran a vivir / tan solo esto.
Y de ellos ha de crecer
Si surge una raza de hombres y mujeres con puñales de amor inverosímil hacia
otras aventuras más hermosas.

Más información: Wikipedia, La República, Público, El País

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En El Blog Alternativo: Labordeta: hasta siempre cantautor (2/2)

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