
La mayoría de personas de nuestra sociedad actual invierten la mayor parte de su tiempo su energía haciendo cosas.
‘Hacer’ es vital para nuestra supervivencia. Pero, ¿lo que realmente nos define como personas es lo que hacemos?
¿o lo que somos?
Llevo unos años preguntándome cuál es la diferencia entre estar PARADO, estar INACTIVO y estar en ESPERA.
Viendo el panorama actual en nuestro entorno, la palabra PARADO recibe una connotación negativa cuando se interpreta bajo la perspectiva de HACER. Pero si miramos en el diccionario de la RAE, encontramos las siguientes definiciones:
.- Desocupado, o sin ejercicio o empleo, Acción de parar o detenerse, Fin o término del movimiento de algo, especialmente de la carrera, Especialmente en la música, suspensión o pausa.
Si tomamos la otra opción, desde la perspectiva de SER, uno puede estar PARADO debido a una circunstancia de la vida bien sea voluntaria o forzada, se encuentre en una pausa, o en el final de un periodo.
Se nos presenta entonces una duda sobre la diferencia entre estar PARADO e INACTIVO. ¿Ante una circunstancia adversa de la vida, un cambio, una pausa… estamos INACTIVOS O PARADOS?
La diferencia principal que personalmente interpreto entre PARADO e INACTIVO sería relativa a un estado de acción o movimiento.
Según la RAE, la definición de INACTIVO es que carece de acción y movimiento. Por tanto, estar inactivo es realmente estar sin hacer nada, sin tomar partido, sin tomar acción.
Alguien puede estar PARADO en un semáforo, esperando la luz verde, o INACTIVO con el coche apagado y sin intención de seguir cuando las circunstancias lo permitan.
El estar PARADO puede ser muy beneficioso cuando uno es consciente de que se encuentra un estadio temporal incluido en un ciclo que tiene su propio movimiento. Por ejemplo: Nos encontramos en una situación laboral en el que nuestro periodo de actividad ha finalizado.
Si tomamos esta etapa como un periodo de aprendizaje podríamos emplear este paro como una oportunidad de preguntarse a uno mismo: ¿Me gustaba lo que hacía? ¿Me hacía feliz estar ocupado tanto tiempo?¿Estaba dentro de mi propósito de vida hacer lo que hacía?
Si tomamos como referencia algunos Arquetipos universales que definan este estado, podríamos relacionar el estar PARADO con El Ermitaño, Arcano Mayor del Tarot.

El Ermitaño se ‘encierra en sí mismo’ para descubrir qué hay en su interior, y aunque parezca que no haga nada, que esté recluido en su soledad, en su cueva, realmente está avanzando aunque solo interiormente. El Ermitaño nos muestra un camino a seguir de reflexión, humildad y paciencia, alcanzando así la luz por medio de un guía espiritual -uno mismo en este caso- y el conocimiento de las cosas importantes en la vida.
La INACTIVIDAD nos dejaría quietos, sin reflexión, sin tomar partido en nuestra situación, sin ser parte consciente, activa y responsable de este paro.
Su Arquetipo correspondería a El Colgado, otro Arcano Mayor.

El Colgado está invertido con la cabeza hacia abajo. Su realidad es particular e individual, al igual que El Ermitaño, con la diferencia que no toma acción. Está estancado, inmovilizado y cautivo. Ha perdido su equilibrio y solo cuando le damos la vuelta y vemos la sonrisa de su cara entendemos que ha conseguido la libertad y la estabilidad.
La oportunidad de estar PARADO (dentro de un ciclo con movimiento) nos permite tomarnos el tiempo necesario para iniciar la siguiente acción o paso, tomando posteriormente una orientación determinada para iniciar un nuevo proyecto u otro movimiento.
El tiempo que empleamos en estar PARADOS dependerá de cuán bien nos conozcamos y sepamos lo que queremos. Si no es el caso, es totalmente aconsejable explorar técnicas de auto-conocimiento para llegar a saber el propósito de uno.
Muchas veces el estar Parado forma parte de un proceso, del que puedes ser o no consciente, y que puede variar en su duración en función de dicho proceso y sus características.Todas estas sensaciones te ayudan a conocerte un poco más, pero eso no significa que te definan como persona.
Gracias a mi experiencia personal puedo decir que los momentos de paro son muy aconsejables y necesarios. Eso no quiere decir que sean periodos fáciles. En ellos puedes sentir desorientación, desespero, impaciencia, auto-exigencia, baja auto-estima, culpabilidad, ansiedad, etc…
Dentro de este estado tú sigues siendo tú. No por el hecho de que no seas productivo dejas de ser tu, con tu lado luz y tu lado sombra.
Aquí entonces entra en juego el último estado de los tres: la ESPERA, que en el diccionario define como – calma, paciencia, facultad de saberse contener y de no proceder sin reflexión.
Dentro del proceso personal de cada uno hay que entender que todo lo que nos sucede no depende simplemente de uno mismo.
En el libro de Sallie Nichols sobre JUNG y el TAROT, en el análisis del Arcano de la Templanza, relacionado con la espera consciente, describe:
‘Paciencia-Fe. Hay potencias que trabajan en el universo y en ti mismo, y que se encuentran más allá de la experiencia cotidiana. Cree en esas corrientes profundas de la vida y déjate arrastrar con ellas.’

La ESPERA puede ser más o menos larga, pero dentro de este periodo y sabiendo conscientemente que es ahí dónde nos encontramos, lo mejor es disfrutar de cada momento y de las pequeñas cosas. Para ello la práctica del Arte de Estar Presente es más que recomendable.
Eduard Yu, en su libro «THE ART OF SLOWING DOWN», escribe:
«Si doy un paso hacia atrás y me pregunto no sólo qué estoy haciendo, sino cómo lo estoy haciendo y qué, entonces empiezo a descubrir quién soy cuando estoy haciendo lo que estoy haciendo. Y quién soy, al final determina el resultado de lo que estoy haciendo. Esto se debe a que Ser es la clave tanto para estar presente como para ser yo mismo.»
Preocúpate de ser un SER, suficiente trabajo es.
HACER siempre es posible cuando uno sabe quién es.
Carles & Paula – www.beingtheone.jimdo.com
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