«Sólo trataba de tenerlos a todos entretenidos»
Sheri Schmelzer
madre y creadora de Jibbitz
Me encanta esta historia y no porque la familia sonriente de la foto se haya hecho millonaria, de hecho, igualmente lo publicaría aunque el éxito económico hubiese sido modesto, sino por cómo, dónde y sobre todo con quién han montado ese negocio de pins para zapatos infantiles.
Ni en una multinacional, ni con la ayuda de los mejores asesores, ni tras un prestigioso MBA: dentro del HOGAR y junto a sus hijos.
Se llama Sheri Schmelzer, vive en Colorado (EEUU), tiene 44 años y 3 hijos, y una lluviosa tarde de 2005 cuando los niños estaban aburridos…
…la madre encontró figuritas y flores en su kit de costura y entre todos jugaron a insertarlas en los agujeros de las sandalias Crocs, un tipo de calzado infantil que triunfaba en todo el mundo.
Y ese fue el principio de un negocio envidiado. El padre patentó los pines y creó la empresa familiar: Jibbitz.
El sótano de la casa se convirtió en una fábrica durante meses en los que recibían 200 pedidos día. Luego externalizaron la producción.
En el 2006 vendieron la empresa al fabricante de las sandalias por 20 millones de dólares.
Sheri comenta en alguna de las numerosas entrevistas concedidas que nunca llegó a pensar que una idea tan simple le cambiaría la vida porque ella sólo quería entretener a sus hijos.
Y de esta historia no quiero quedarme con el mensaje de que aparte de criar a los hijos hay que montar una empresa, eso se lo dejamos a emprendedoras como las mamis de TeoyLeo o Rockillos, sino que la sociedad debe reconocer que no perdemos talento ni cerebro quienes optamos voluntariamente por la familia (unos años o siempre), y que la crianza de los bebés y niños es una tarea de gran trascendencia que se debería apoyar política y económicamente y no desprestigiar.
La revolución de las madres es un hecho, con negocios o sin ellos.
Vía: Revista impresa Mujer de Hoy
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